¿Cómo debemos protegernos de las personas controladoras?
Primero debemos darnos cuenta de que eso está sucediendo, porque puede estar dándose de manera insidiosa o indirecta, maquillada. Muchas pautas de control excesivo están escondidas tras un supuesto deseo de protección, o un interés presuntamente genuino en la vida de la persona. Ese deseo de proteger o ese interés en el otro pueden existir, pero pueden ir acompañados de una pauta asfixiante o entrometida que incomode al otro y que no le haga sentir protegido, ni conectado afectivamente de manera positiva, sino, simplemente, controlado.
Luego ya hay que tirar de asertividad, poner límites al impulso del otro de entrometerse en nuestra vida o teledirigir nuestros pasos o pretender que nos ajustemos a todo lo que él/ella considera que nos conviene más. Dependiendo de la manera en la que percibamos que está intentando controlarnos el límite tendrá que ser del tipo “no informar”, negarnos a dar un dato, informarle de que nuestra manera nos convence más, etc.
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