¿Por qué hay personas a las que les cuesta más hacer amigos?

Hacer amigos requiere de múltiples capacidades que en muchas ocasiones están bloqueadas, llegando incluso a entrar en cuadros de lo que llamamos fobia social

Por Pilar Hernán

‘Quien tiene un amigo tiene un tesoro’, afirma un conocido dicho. Los amigos son, no hay duda, medicina. Hay personas que tienen muchos amigos, muy variados, de distintos grupos. Pero no podemos perder de vista, además, que la amistad hay que trabajarla y cuidarla. Además, hay que tener en cuenta que no para todo el mundo es sencillo hacer amigos. “La capacidad de hacer amigos no es algo innato ni fácil. Estamos en un mundo en que estar socializados pareciera como si fuese lo normal, pero no es así. Hacer amigos requiere de múltiples capacidades que en muchas ocasiones están bloqueadas, llegando incluso a entrar en cuadros de lo que llamamos fobia social”, nos cuenta la psicóloga clínica y coach ejecutivo Pilar Guerra Escudero.

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Falta de habilidades sociales

La experta apunta que hemos de distinguir entre los distintos tipos de intensidad, frecuencia y duración de esta dificultad. “Darnos cuenta de que nos cuesta hacer amigos es identificar que lo que realmente nos está costando es saber relacionarnos. Esto tiene que ver con el mundo de las habilidades sociales: aquel conjunto de herramientas que desconocemos y que tan solo con identificarlas podríamos ponerlas en práctica”, nos cuenta.

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La importancia de la asertividad

Guerra detalla que la primera habilidad social es la asertividad: decir o hacer lo que quiero decir o hacer en cada momento. “El miedo a ser rechazado es un terror que a veces tenemos, por lo que evitamos contradecir a los demás, ya que pensamos que esto puede tener consecuencias negativas, como por ejemplo que la persona a la que expresamos una opinión diferente se puede llegar a enfadar y, por ello, dejar de querernos”, afirma.

Y matiza que decir no suele hacernos sentirnos culpables también por esta misma razón. “Muchas personas ante la necesidad de agradar hacen una ‘almagemelización’ de su personalidad, es decir, se mimetizan con las opiniones de los otros hasta tal extremo de pensar y decir lo que piensa y dice el otro, para con ello ser aceptados”, nos cuenta. Y añade que, en su opinión, la dificultad en relacionarse tiene que ver, por lo tanto, con estar inmerso en un mundo de ansiedad que nos obliga a tener múltiples personalidades dependiendo de con quién estemos. “Esto genera un coste altísimo, por lo que en ocasiones preferimos evitar las situaciones sociales antes de exponernos a la dificultad que nos supone relacionarnos de esta manera tan ansiosa”, nos dice.

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El perfeccionismo

La psicóloga también apunta otro dato interesante: las personas perfeccionistas suelen ser más solitarias, quieren mostrar una imagen sin sombras, una identidad pública relacionada con que todo en sus vidas está bien. “La dificultad, por tanto, de expresar las verdaderas emociones viene dada porque consideran que con ello se muestran más vulnerables y que pueden llegar a ser vulnerados por los demás. Por ello, evitan ese malestar aislándose de manera tan extrema”, comenta.

Necesidad de tener amigos

Todos queremos tener amigos, tener personas que nos conozcan, que nos entiendan, que nos cuiden, que nos hagan reír, que nos escuchen cuando estamos mal… Pero la necesidad extrema de tener amigos puede en muchas ocasiones llevarnos a no tenerlos. “Si alguien necesita de manera imperiosa estar rodeado de personas porque por ello se considera más valioso, va a vincularse de manera ansiosa. Si cambiamos la palabra ‘necesidad’ de tener amigos por ‘deseabilidad’ de tenerlos, la presión disminuye”, comenta. Y añade que tener amigos es deseable, por tanto, ya que el ser humano es un ser social, pero no es una necesidad vital. “Por ello, las personas con esta dificultad social generalmente no saben estar solos. Para poder hacer amigos de manera natural antes hemos de desarrollar nuestra parte más individual”, cuenta.

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No aceptar las críticas

La experta también hace alusión a la dificultad en aceptar las críticas negativas es otra de las razones del coste alto en la aptitud de hacer amigos. “Estas personas tienen reparo en mantener conversaciones adultas para recibir opiniones sobre sus áreas de mejora. De igual manera tienen miedo a expresar al otro las suyas. Esto genera situaciones de indefensión y, por lo tanto, de bloqueo social”, nos cuenta.

Y concluye hablando de un aspecto también muy importante: la autoestima, es decir la puntuación del 0 al 10 que nos ponemos a nosotros mismos. “Va a depender del cómo nos sintamos cuando estamos en sociedad. Una persona que se valora, que se gusta, que sabe que sabe, y que sabe que puede, también se cree capaz de tener la fluidez necesaria como para saber que se merece estar rodeado de personas con las que poder mantener una relación de amistad, con todas las consecuencias positivas que esto conlleva”, concluye.