¿Cómo podemos tratarla?
Y la pregunta del millón es, no hay duda, si tiene solución. Una vez que se diagnostica, ¿cuáles son los pasos a seguir? "Al ser una enfermedad crónica, no se puede curar, pero se pueden minimizar los síntomas que aparecen durante los brotes y conseguir que éstos se vean más espaciados en el tiempo. Si la sintomatología es leve se pueden emplear cremas para la rosácea con fármacos que disminuyen inflamación, vasodilatación y que tengan una acción bactericida y acaricida, además de antibióticos tópicos y emolientes, que mejoran la tirantez y deshidratación de las zonas afectadas. Cuando los síntomas son más graves, está indicado el uso de antibióticos y retinoides orales", nos cuenta el doctor, que añade que también existe la posibilidad de recurrir a láseres médicos.
"Los actuales consiguen controlar, detener la evolución de la rosácea en casos leves y conseguir una acción preventiva. Es el caso del láser colorante pulsado, KTP, Nd:Yag y la luz pulsada intensa. Si se tiene rosácea fimatosa con agrandamiento de la nariz o deformidades, son mejores los láseres de CO2 y Erbium:YAG fraccionados o convencionales, al conseguir mejorías estéticas considerables", nos explica.
"La terapia por fluorescencia es el tratamiento más novedoso para la rosácea. Se basa en la fluorescencia que emite un gel transmisor, que no es absorbido por la piel, que al ser expuesto a una fuente de luz azul emite un complejo espectro de longitudes de onda con efecto antiinflamatorio, vascularizante y de renovación celular. El resultado es una disminución del eritema, arañas vasculares y pápulas y pústulas y una mejora en la calidad de la piel, que presenta menos tirantez y ardor", nos dice.
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