¿Cuáles son los efectos del frío en nuestra piel?

Cuando hacemos deporte en invierno, la piel se expone al frío y los cambios bruscos de temperatura. ¿Consecuencia? Una piel deshidratada, ajada y con un exceso de radicales libres. Estos son algunos consejos para evitarlo.

Por hola.com

La bajada de temperaturas no es precisamente la mejor aliada de nuestra piel, pues se convierte en el caldo de cultivo perfecto para que se pongan de manifiesto problemas cutáneos como las rojeces, que suelen padecer las personas de piel sensible y atópica. También si practicamos deportes al aire libre, como el running, estaremos más expuestos a las inclemencias meteorológicas que afectan a nuestra piel. Por tanto, deberemos poner especial cuidado en seguir algunas recomendaciones para evitar la deshidratación y los radicales libres, principales problemas a los que se somete la piel cuando hacemos ejercicio.

“El invierno suele hacer estragos en la piel y más si la exponemos a cambios bruscos de temperatura. La gente que hace deporte está doblemente expuesta: el sudor, la humedad, los cambios de temperatura dentro y fuera del gimnasio... El sudor, por ejemplo, es uno de los principales factores de riesgo, ya que una sudoración excesiva daña y deshidrata la piel –favoreciendo la aparición de granos y espinillas, por ejemplo-. Pero también nos expone a enfermedades por estos cambios de temperatura, como un buen catarro. Por ello, cuando terminamos de hacer deporte es importante secarnos, lavarnos la cara y eliminar con agua y jabón esas impurezas que se quedan en nuestros poros. Los contrastes de agua fría y caliente ayudan mucho; ya que la caliente abre los poros facilitando la limpieza, y el agua fría los cierra y tersa la piel. En caso de que tengamos la camiseta mojada, no debemos olvidar cambiarla por una seca. Además de catarros, una camiseta mojada puede ocasionarnos dolor en las lumbares, descomposición de estómago e incluso dolores de cabeza”, explican los entrenadores de Infinit Fitness.

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Una buena hidratación, clave

Tanto si entrenamos en el gimnasio como si practicamos deportes al aire libre como el running –en este caso con más inri-, debemos extremar la hidratación para evitar la oxidación de la piel que se da al producirse un alto consumo de oxígeno activo (estos sucede sobre todo en deportes aeróbicos). Por ello, se dice que el running es el deporte que más envejece, además de este motivo, por la acción de la radiación UV en nuestra piel. Así, a una buena hidratación tras el ejercicio, también debemos sumar un fotoprotector cuando vayamos a salir a correr.

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“Si nos duchamos en el gimnasio, es mejor asegurarnos de ir bien equipados: un jabón adecuado, cremas hidratantes, ropa de cambio y una toalla específica de rostro que sea más suave y no erosione la piel. Sería muy recomendable jugar con los contrastes de temperatura de la ducha. Además de facilitar la limpieza, es una excelente manera de relajar músculos”.

Pero, hay muchos otros factores que juegan un papel importante a la hora de cuidar la piel y no vienen en un frasco de crema. El aporte de agua durante el ejercicio es clave. En cualquier actividad física, el déficit hídrico (deshidratación) no sólo afecta a la piel, sino que puede disminuir el rendimiento y suponer un problema de salud si perdemos más cantidad de agua de la que debemos y no la reponemos.

“La hidratación es fundamental, una piel que no esté debidamente hidratada está predestinada a arrugarse y a perder firmeza. Hay que hidratarse bien antes, durante y después del ejercicio. Y si hacemos una actividad deportiva intensa y cuya actividad supere los 40 minutos deberemos incluir también alguna bebida isotónica”, añaden.

La humedad y frío son también grandes enemigos. “Por ello, ahora que empieza el frío de verdad es conveniente ir provistos de alguna braga para cuello y algún gorro para taparnos la cabeza y no dejar que el frío lo tenga tan fácil. Lo mismo cuando vamos a entrenar en malla cortas; nuestras piernas están descubiertas de rodilla para abajo y desprotegidas”.

“La ropa es importante, tiene que ser material deportivo que transpire y se seque con relativa facilidad. La ropa de abrigo también debe ser transpirable; ya que en nuestro interior estamos creando un clima de humedad donde el vapor del sudor se concentra y como no puede salir al exterior nos empapa. Con estas pautas y llevando una alimentación equilibrada pasaremos el invierno con una piel en plena forma”.

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