El brócoli, también llamado brécol, se está convirtiendo en una de las verduras más habituales en la cesta de la compra en España. Ahora mismo es en un ingrediente imprescindible en nuestra dieta: saludable, vistoso e ideal para fotografiar y subir a las redes y, además, muy versátil en la cocina.
Crudo, cocido, asado, braseado, salteado, gratinado, rebozado y frito... ¡Son tantísimas las posibilidades culinarias que nos ofrece esta crucífera! Y se ha erigido desde hace unos años como uno de los estandartes de la comida saludable sin ninguna duda por su riqueza en fibra, vitaminas y minerales -rico en vitaminas C y A y ácido fólico-, por no tener apenas grasas ni calorías. Es ahora, en las estaciones de frío, cuando está en su mejor momento.
Origen del brócoli
El brócoli es originario del Mediterráneo y fueron los italianos lo que lo introdujeron en Europa y posteriormente en los Estados Unidos, aunque no se popularizó hasta los años veinte. Su consumo en España ha pasado de los 200 gramos por persona y año a los 2 kilogramos per cápita, en sus versiones fresca, congelada o en conserva.
Formas de consumir brócoli
Como más se consume el brócoli es cocido. Ten la precaución, si lo vas a hacer de este modo, de no darle una cocción excesiva para que no pierda propiedades. Sepáralo en ramitos y con un tiempo de 3 a 5 minutos en agua hirviendo con sal será suficiente. Y todavía aún mejor si después lo introduces en agua con hielo. De esta manera conseguirás una textura al dente, que es como debe consumirse el brócoli, y con un precioso color verde.
Cuando compres brócoli fresco, consérvalo hasta 5 días dentro de la nevera. Y si optas por el congelado, fresco aguanta entre 8 y 12 meses -mejor si lo blanqueas un minuto en agua hirviendo y lo escurres-. Si lo cocinas, de diferentes maneras, en el congelador puede durar unos 2-3 meses.
Brócoli crudo
Tomado crudo puede resultar muy basto en su forma de ramitos, pero hay una alternativa -cada vez más en boga- que es rallarlo -incluido el tallo- y obtener una especie de cuscús -igual que con la colifor-. Así resulta perfecto para tomar en ensaladas, pastas, guarniciones... y, desde luego, es como mejor mantiene todas sus propiedades. Hazte con un buen rallador, ¡y procede!
Brócoli cocido y al vapor
Estas son dos de las técnicas más habituales para cocinar esta verdura y obtener un resultado de lo más sano. En ambos casos, tienes que separar el brócoli en ramitos del mismo tamaño, para que se cuezan de manera uniforme, y lavarlos con agua fría previamente.
Si lo quieres hacer hervido, pon una cazuela al fuego con agua y una cucharadita de sal. Deja que se caliente hasta que hierva, introduce los ramitos y deja cocer unos 5 minutos para que queden al dente. Pero si te gusta con una textura más blanda, espera 2-3 minutos extras. Los puedes poner en un bol con agua y hielo para cortar la cocción y que queden con más color, si los vas a consumir en frío.
Para hacer el brócoli al vapor, pon al fuego una olla con dos o tres dedos de agua, en función de lo profunda que sea, y coloca sobre ella una vaporera o un colador. Cuando el agua empiece a hervir, introduce el brócoli cortado en el colador y tápalo para que se cocine al vapor. Deberás dejarlo durante cinco minutos como máximo.
Una vez que lo tienes cocido, lo puedes convertir en crema, en un gratinado con bechamel y queso rallado o en una ensalada mezclado con diferentes ingredientes.
Brócoli salteado o rehogado
Esta es otra de las formas más habituales para cocinarlo. Salteado o rehogado, queda ideal con ajo, cebolla, jamón y/o beicon. Para ello, echa un poco de aceite en una sartén al fuego y cuando esté caliente, añade ajo o cebolla, por ejemplo, y espera 3-4 minutos para añadir el brócoli en ramitos. Deja que se cocine durante unos 6 minutos y lo tendrás listo. Lo puedes mezclar con pasta, arroz, quinoa... o ponerlo como guarnición de carnes, aves, pescados, etc.
Brócoli al horno y al microondas
Al horno o al microondas son otras de las formas más saludables para cocinar esta hortaliza. En el primer caso, precalienta el horno a 220 °C y coloca el brócoli en una bandeja separado en ramitos. Añade un chorro de aceite de oliva, sal y pimienta y hornea durante unos 15 minutos.
Y en el segundo caso, es tan sencillo como colocar todos los arbolitos de brócoli en un recipiente apto para microondas, esparcir una pizca de sal, un chorrito de aceite y las especias o condimentos que más te gusten, tapar y cocinar unos 4 minutos a máxima potencia.
Brócoli rebozado y frito
Esta es otra técnica fabulosa para cocinar el brócoli. Cuécelo, también separado en ramitos, en agua hirviendo con sal durante 3 minutos. Escurre y pásalo por harina y huevo -también puedes pasarlo después por pan rallado-. Fríe en una sartén puesta al fuego con el aceite caliente. Escurre sobre papel de cocina ¡y listo!
Brócoli a la parrilla
Hay varias maneras de hacer el brócoli a la parrilla, pero te recomendamos que prepares una mezcla con aceite, zumo de limón, un diente de ajo muy picado y sal. Pon el brócoli en la parrilla y ve pintándolo con la mezcla anterior hasta que se dore por todos lados. No lo hagas a fuego directo sino sobre las brasas para que no se queme. No tarda mucho en hacerse, bastará con sacarlo cuando veas que está tostadito por fuera y menos hecho por dentro.
Recetas deliciosas con brócoli
Te traemos 15 elaboraciones de lo más variadas, fáciles y saludables con brócoli, para que le saques el máximo partido de diferentes maneras: sopas, cremas, ensaladas, tortillas, pizzas... ¡Y nos quedamos cortos! Te animamos a que incorpores el brócoli a tu dieta de la forma que más te guste, ¡y hay mil más!






















