¿Hay soluciones?
-Sin duda, en opinión de la psicóloga, la prevención es el mejor tratamiento. La gravedad del trastorno se percibe de manera inmediata. Si la persona que lo padece es consciente de que necesita ayuda, el tratamiento va a ser efectivo. Sin embargo, apunta Guerra Escudero, si esta persona no es consciente, cabría la intervención familiar y, a través de ella, modificar algunas conductas para que de manera indirecta, el paciente pueda mejorar.
-Otra de las opciones que establece la psicóloga es acudir a terapia, especialmente la terapia cognitiva conductual, porque se trabaja de manera estructurada con un número de sesiones determinadas y con unos objetivos a cumplir. La terapia se enfoca a ayudar a modificar los pensamientos que tienen, que tienden a la idea irracional del “deber” de acumulación. Se trabaja con ellos para que la conducta disminuya.
-Otra solución es trabajar y hacer consciente al paciente de las consecuencias sociales o de relación con los demás que está teniendo; los efectos económicos, por el gasto excesivo generado por la compra compulsiva; y las repercusiones de salud que pueda acarrear lo que está haciendo.
-Para Pilar Guerra, es importante que el facultativo trabaje con el paciente y con sus familiares en varios puntos importantes, tales como buscar la causa que le lleva a la acumulación, hacerle consciente a él y su entorno de que la recuperación requiere de un tiempo, aprender a no juzgar, así como establecer expectativas realistas y con metas alcanzables.
-Una vez que el acumulador compulsivo haga un cambio profundo, observable y se reconcilie con las razones que le han llevado a tener este desajuste, las conductas de acumulación compulsiva irán disminuyendo. “El desorden se irá ordenando”, concluye la psicóloga.