Sigue estos consejos para mejorar tu salud articular y muscular

La postura, la dieta el ejercicio... tienes que tener muchos factores en cuenta para tratar de fortalecer tus articulaciones y evitar el dolor

Por hola.com

¿Sabías que más del 20% de las consultas farmacéuticas se vinculan con algún tipo de dolor? Sin duda, es una experiencia sensitiva y emocional muy desagradable, que limita la habilidad y la capacidad de las personas para realizar las actividades del día a día. El hecho de sentir dolor está controlado por el sistema nervioso y es un proceso complejo. Se produce cuando un estímulo externo activa las células nerviosas receptoras del dolor y éstas lo transmiten al sistema nervioso. Y, claro está, en un primer momento, el tratamiento actual del dolor pasa por el uso de analgésicos de acción rápida, es decir, tratamiento sintomático, pero la solución ideal es eliminar las causas que lo producen.

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La importancia de la prevención

“Los tratamientos más comunes para el día a día del paciente con desgaste articular se centran en minimizar el dolor trabajando principalmente la inflamación local. Son soluciones a corto plazo que, si bien son efectivas, no trabajan la prevención ni frenan la evolución de la patología en global. Es importante entonces trabajar de manera conjunta sobre toda la estructura, mejorando la inflamación de la cápsula articular, permitiendo la movilidad de la misma, y frenando el desgaste que, en origen es la causa principal del daño articular”, señala Luisa Varela, farmacéutica y Directora Técnica de I+D+I de VITAE. Precisamente los expertos nos resumen los consejos más útiles para tener un buena salud muscular y articular.

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Tips para una buena salud articular y muscular

1. Mantener el peso bajo control. Hay que tener muy en cuenta que el sobrepeso y, por supuesto, la obesidad afectan directamente a las articulaciones sinoviales, las responsables de los movimientos que nos permiten agacharnos, sentarnos o ponernos de pie. Y es que el cartílago articular es un tejido flexible y fuerte, que está preparado para soportar cargas pesadas, pero no para hacerlo de forma permanente, como ocurre cuando una persona tiene un peso excesivo.

2. Una buena hidratación. El agua tiene un doble efecto, por una parte, conserva los tejidos y las articulaciones bien lubricadas, y por otra, ayuda a mantenerse en un peso adecuado.

3. Mantener una buena higiene postural. Pasamos muchas horas (quizá demasiadas) sentados. Y no sólo eso, levantar una caja o lavar los platos son actividades que si no realizamos en una postura correcta puede desencadenar dolor a medio o largo plazo, generando contracturas e inflamación que irán a más cuanto más repetitiva sea la postura inadecuada. Hay que tener en cuenta que la lesión por esfuerzo repetitivo (LER) aparece en el cuello, los hombros o las muñecas por la reiteración de un movimiento y la sobrecarga articular y muscular que produce. Por este motivo, para evitar su aparición es clave adquirir hábitos posturales correctos tanto en el trabajo como en el resto de actividades.

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4. Ojo con la alimentación. Una dieta saludable y equilibrada también es importante para mantener una buena salud articular y muscular. Lo ideal es establecer un plan personalizado, en función de las necesidades y gustos de cada persona, pero como norma general hay que evitar la ingesta de azúcares industriales y reducir los alimentos ricos en purinas porque generan ácido úrico, cuyo exceso genera gota e incide en otras patologías del aparato locomotor. Y ten presente que nuestra musculatura necesita dosis diarias de cuidados y nutrientes. El día a día nos enfrenta a un desgaste de ciertos minerales como magnesio, fósforo, calcio, etc. Cada uno con su función específica dentro del movimiento. Es importante tener una dieta rica y equilibrada en todos estos componentes.

5. ¡En marcha! Es fundamental mantenerse activo. “Para movernos necesitamos que la orden la dé el cerebro y que se involucren nervios, huesos, músculos y articulaciones, con sus ligamentos y tendones asociados. Un factor fundamental para que ese engranaje, del que forman parte 206 huesos y más de 300 articulaciones, funcione al cien por cien es practicar una actividad física moderada al menos dos horas y media por semana, repartidas en tres o cuatro sesiones. De esta manera se contrarresta el deterioro musculoesquelético asociado al envejecimiento”, cuentan. Si no estás acostumbrado a hacer deporte, empezar un deporte de forma suave o caminar 30 min diarios ayudarán a que nuestro cuerpo se fortalezca de manera muscular y articular. No olvides que unos músculos entrenados disminuyen el riesgo de lesión muscular.

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6. No olvides estirar. Eso sí, ten en cuenta que lógicamente no debemos sobrecargar los músculos con ese ejercicio, por lo tanto es importantísimo cuidarlos antes, durante y después del ejercicio para conseguir unos músculos sanos durante mucho más tiempo. Pequeños ciclos de estiramiento muscular por zonas (piernas, brazos, torso, cuello), son ideales para no sufrir sobrecargas.

7. ¿Son útiles los complementos alimenticios? “Los productos diseñados específicamente para las articulaciones pueden suponer también una importante ayuda para conservarlas en un estado óptimo. No solo es importante trabajar puntualmente el dolor, sino aportar nutrientes que protejan del desgaste, frenando la evolución y mejorando la calidad de vida a largo plazo”, añaden. A veces la dieta, por muy cuidada que sea no es suficiente para cubrir las necesidades de tus músculos. El magnesio es un mineral necesario en más de 300 reacciones metabólicas de tu cuerpo. Entre ellas, juega un papel importante en la relajación y mantenimiento de la energía muscular. La fatiga, el estrés o el cansancio son situaciones de mayor consumo de este mineral y, por tanto, pueden alertarnos de unos niveles bajos de magnesio que necesitaremos complementar.