Postura de la paloma
Es la más popular, según el estudio, en Canadá y Singapur, si nos atenemos a las búsquedas de sus habitantes. Llamada kapotasana en sánscrito, requiere de práctica para hacerla de forma correcta, pues implica tener cierta flexibilidad y técnica para sacarle todo el partido y aprovechar, de esta forma, sus múltiples beneficios. Se trata de un estiramiento estático, que requiere mantener una posición concreta unos segundos, buscando la mayor amplitud posible.
Entre sus beneficios, destacamos que nos ayuda a abrir el pecho, a mejorar nuestra corrección postural, a estirar los músculos del glúteo y psoas, a ganar flexibilidad y a activar y estirar los músculos de la espalda. También mejoramos la oxigenación de nuestro cuerpo y la capacidad respiratoria.
“Es una postura que facilita la apertura de caderas, y flexibiliza tanto la ingle como la zona lumbar, aportando salud y balance a nuestras caderas, ayudando así a mantener la movilidad y contrarrestando los signos del envejecimiento. La compresión de la ingle es el motivo principal, junto con el de la gravedad, de que la gente de edad avanzada se incline hacia delante y tenga dificultades para caminar”, nos detalla Jordi Canela, cofundador de los centros YogaOne y fundador del Global Yoga Congress Barcelona. “Todas las posturas tienen beneficios físicos, emocionales, energéticos, mentales y espirituales. Esta postura, al abrir las caderas, es liberadora de emociones, al ser una flexión hacia delante es introspectiva y relajante, calma la mente y nos ayuda a reconectar con nuestro ser”, añade.
- Flexiona una pierna y colócala delante del cuerpo, estirando la otra hacia atrás, de forma que el empeine quede apoyado sobre la colchoneta.
-Coloca las manos a ambos costados del cuerpo con la palma de las manos firmemente apoyadas en el suelo.
- Poco a poco, ve estirando los brazos y abriendo el pecho.
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