Todo lo que tienes que saber para introducir las verduras congeladas en tu dieta

Saludables y deliciosas, mantienen las mismas (o mejores) propiedades nutricionales que los vegetales frescos

Por hola.com

Llevar un estilo de vida saludable pasa por una alimentación equilibrada en la que los vegetales cobren un protagonismo esencial. No obstante, cuidarse tiene un 'peaje' y es que para que nuestra dieta funcione hay que asumir cierto esfuerzo y responsabilidad, por ejemplo, a la hora de planificar y elaborar nuestros menús o hacer la compra. Unas tareas cotidianas que debido al estrés y a las prisas del día a día no resulta fácil de llevar a cabo, pero que podemos solventar si organizamos bien nuestra despensa. Algo que pasa por hacer un buen aprovisionamiento de, además de conservas de calidad, verduras y hortalizas congeladas, un perfecto comodín, sano y nutritivo, que encontraremos disponible en cualquier momento que lo necesitemos.

En contra de lo que se puede pensar, estos alimentos son tan saludables como los frescos y no entrañan ningún tipo de riesgo para la salud, dado que los vegetales que, tal y como asegura la dietista nutricionista Ana Amengual, se cultivan para ser ultracongelados se recolectan en su mejor momento para que al congelarse no pierdan ninguna de sus propiedades físicas y nutricionales. Es decir, se recogen cuando todavía están 'verdes' para que vayan madurando a lo largo de todo su proceso (transporte, estancia en cámaras…) y llegue en el punto de maduración a la tienda, por lo que pueden ser igual o incluso más nutritivos que los frescos.

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Propiedades nutricionales intactas

La fibra y la mayor parte de los minerales no se ven afectados por el proceso de congelación, incluso, en muchas ocasiones hay una mayor concentración de algunas vitaminas, como el caso de la C, puesto que al transcurrir un mayor periodo de tiempo hasta el consumo se puede haber perdido por la oxidación.

Cómo es el proceso de ultracongelación

Además de la calidad y el punto de maduración previa de cada vegetal hay otros aspectos del proceso que influyen para que lo que nos llevemos a casa sea un producto en las mejores condiciones. En la mayoría de los casos se realiza un procedimiento de ultracongelación a temperaturas entre 40 y 50 grados bajo cero que permite congelar los vegetales casi de forma inmediata sin alterar su estructura celular y propiedades. Sin embargo, esto solo sucede en cámaras industriales; si intentas hacerlo en un congelador casero obtendrás un producto de peor calidad, ya que este tipo de electrodomésticos solo suele alcanzar los 20 grados bajo cero y el proceso es mucho más lento, lo que conlleva un mayor deterioro.

¿Qué verduras son más sanas para congelar?

Debido a sus características particulares, no todas las verduras soportan igual los procesos de congelación. De este modo, las de hoja verde (como espinacas, acelgas o lechuga), muy ricas en agua, perderían su estructura y tendrían un aspecto muy desagradable. Tampoco es recomendable hacerlo con el tomate, el pepino o la cebolla. En el caso de estos vegetales, lo mejor es congelarlos una vez cocinados, ya que de esa forma su calidad no cambia al haber sido procesados previamente. Por su parte, aquellas con más consistencia y menor contenido en líquido como la coliflor, brócoli, zanahoria o guisantes son los más apropiados para congelarlos sin que pierdan ninguna de sus propiedades.

Congelados sí, procesados no

No obstante, es importante aprender a diferenciar la verdura cruda, que simplemente ha sido congelada y envasada de los preparados a base de vegetales congelados. En este caso, estamos hablando de ultraprocesados a los que se han añadido grasas, azúcares y otros aditivos industriales dañinos para la salud, como platos de pasta y otras preparaciones altamente calóricas. Para evitarlos, lo más recomendable es echar un vistazo a las etiquetas y leer atentamente la información nutricional.