¿Has perdido el recuerdo de los acontecimientos recientes? Puedes padecer amnesia global transitoria

Este problema aparece de manera súbita, no tiene relación con los trastornos neurológicos más habituales, y suele durar varias horas hasta su recuperación

Por Pilar Hernán

Cuando pierdes la memoria de manera repentina, sin duda, surge un motivo de preocupación importante. Esto sucede, por ejemplo, en la denominada amnesia global transitoria, un episodio que no tiene relación con los trastornos neurológicos más habituales, en el que el paciente pierde el recuerdo de los acontecimientos más recientes. Sobre este cuatro médico sobre el que hemos hablado con el doctor Javier Camiña, Neurólogo, Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN). 

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¿Qué es lo que se conoce en neurología como amnesia global transitoria?

Se trata de un síndrome clínico que consiste fundamentalmente en la imposibilidad para formar nuevos recuerdos, sin otros síntomas neurológicos acompañantes, que aparece de manera súbita y que suele durar varias horas hasta su recuperación.

De repente, notas que no recuerdas determinadas cosas, un problema que, sin duda, asusta a quien lo padece, ¿no es así?

Habitualmente el contenido que no se recuerda afecta especialmente a la información nueva desde el debut (amnesia anterógrada), pero también suele afectar de manera variable pero habitualmente más leve a lo ocurrido en las horas previas (amnesia retrógrada). Durante ese tiempo el/la paciente mantiene el nivel de conciencia, conserva su identidad y la mayoría de funciones cerebrales (habla, percepción del entorno, movimiento), pero son incapaces de recordar la nueva información que reciben, suele mostrar un discurso repetitivo especialmente centrado en sus circunstancias inmediatas (preguntan acerca de dónde se encuentran, o qué está ocurriendo) y pueden sentirse confusos o contrariados.

En efecto, suele asustar a quien lo presenta, pero también a las personas cercanas, que son quienes suelen alarmarse y trasladar a los pacientes a Urgencias.

¿Su aparición suele ser repentina?

Sí, la instauración suele ser brusca, en ocasiones de manera inmediatamente posterior a circunstancias como situaciones emocionales o estresantes destacadas, actividad física o sexual intensa, contacto con agua fría o caliente.

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¿Cuánto tiempo suelen durar estos episodios?

Habitualmente varias horas, en torno a 6 desde que se inicia hasta que se resuelven, aunque pueden ser más breves (pocas horas) y prolongarse hasta 24. No obstante, la mayoría de pacientes se han recuperado por completo en las primeras 12 horas.

¿Cuáles son las señales que nos indican que podemos padecer este problema de salud?

Debemos tener presente este diagnóstico cuando una persona presenta como síntoma más destacado una afectación muy evidente de la memoria, especialmente de inicio brusco y sin otros síntomas neurológicos asociados, conservando el resto de funciones cerebrales. Debe entenderse como una incapacidad exclusiva para “grabar información nueva”, conservando las otras funciones cerebrales. Puede compararse a un ordenador en el cual “el programa que corresponde a la memoria” no responde durante un tiempo, pero los otros programas continúan en paralelo funcionando de manera adecuada.

Es especialmente relevante descartar la presencia de traumatismos craneales previos, ingesta reciente de fármacos, alcohol o drogas o de signos que sugieran actividad epiléptica. Debemos tener presente que, habitualmente, se presenta en personas sin otros problemas relevantes de salud.

Y si la persona presenta una enfermedad neurodegenerativa (como una demencia) o una enfermedad psiquiátrica (como un trastorno de ansiedad grave o una depresión mayor), deben considerarse también otros diagnósticos alternativos.

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¿Puede confundirse, por sus síntomas, con otras patologías?

Efectivamente, ya que varias enfermedades neurológicas frecuentes también suelen presentarse de manera repentina, como crisis epilépticas focales, migrañas con aura o ataques isquémicos transitorios.

Asimismo, deben evaluarse también otras enfermedades que destacan por manifestarse con confusión o desorientación, como conmoción tras un traumatismo craneoencefálico, síndromes confusionales agudos en relación con intoxicaciones o abstinencias farmacológicas o por drogas, infecciones que afectan al cerebro (encefalitis o meningitis) o cuadros disociativos, postraumáticos o conversivos, que suelen presentarse en pacientes afectados de algunas enfermedades psiquiátricas.

¿Cuáles son las causas que pueden provocar la aparición de este episodio?

A las personas con sospecha de esta enfermedad debemos interrogarle acerca de posibles situaciones precipitantes, como eventos estresantes o emociones intensas, inmersión en agua fría o caliente, experiencias dolorosas, esfuerzo físico o actividad sexual.

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¿Hay personas con más riesgo de padecer este problema?

Conocemos una serie de rasgos o condiciones más asociadas a esta enfermedad. El perfil de pacientes más habitual es de personas a partir de los 50 años, sobre todo en torno a los 60 años, y con predominancia de mujeres. Suelen tener antecedentes de factores de riesgo vascular (especialmente hipertensión arterial, pero también diabetes o hipercolesterolemia), de migraña o trastornos de ansiedad o depresión.

Una vez que se ha padecido, ¿puede volver a repetirse?

Aproximadamente en un 10% de pacientes puede volver a repetirse en el futuro, en general repitiendo el mismo factor desencadenante que en la primera ocasión. En cualquier caso, ni la presentación única ni repetida de este cuadro parece estar relacionado con un aumento de riesgo de futuro de enfermedades neurológicas como demencia, ictus o epilepsia.

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Cuando se confirma el diagnóstico, ¿cuál es el protocolo que se debe seguir? ¿Hay un tratamiento que pueda ser eficaz?

La persona afectada debe permanecer en observación durante toda la duración del episodio, y debe ser evaluada de manera urgente para confirmar el diagnóstico, ya que algunas de las entidades que forman parte de su diagnóstico diferencial pueden ser potencialmente graves o deben recibir atención urgente. No presenta ningún tratamiento específico. No conocemos con completa precisión los mecanismos por los que se desarrolla y, por tanto, no nos resulta posible actuar con tratamientos en dicho proceso. En cualquier caso, el pronóstico es benigno, ya que, por definición, es una entidad transitoria, con recuperación posterior completa.