¿Estas estresada o estás sufriendo ansiedad? Te ayudamos a averiguarlo

El estrés, mantenido en el tiempo, puede acabar en ansiedad, un problema que afecta a tu salud mental

Por Nuria Safont

Estrés y ansiedad pueden parecer lo mismo, pero en realidad son problemas diferentes que debemos tratar de diferenciar para abordarlos de manera adecuada. Y es que el estrés puede ser positivo, pero la ansiedad conviene que se trate. Sobre todo, si hemos desarrollado un trastorno de ansiedad generalizada, sobre todo, si ya se acompaña de obsesiones y perjudica seriamente nuestra vida. Pese a que un test no puede usarse como herramienta de diagnóstico, sí puede ayudarte a reflexionar sobre tus síntomas y decidir pedir ayuda médica o psicológica si te sientes ya desbordada por tu estado. 

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Test para averiguar si tienes estrés o ansiedad 

 
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¿Cómo diferenciar el estrés de la ansiedad? 

"El estrés es la respuesta fisiológica de hiperactivación del organismo que se produce ante una amenaza, y generalmente es una experiencia a corto plazo. Mientras que la ansiedad también es una respuesta de hiperactivación del organismo, pero se mantiene más a largo plazo, incluso cuando ya ha desaparecido la amenaza, y puede ser desencadenada por el estrés. Además, la ansiedad puede aparecer sin una amenaza real, sino por preocupaciones o pensamientos negativos de la persona", nos explica la psicóloga Mariló Pérez, de GrupoLaberinto. 

La experta continúa aclarando que el estrés puede ser positivo o negativo. "El estrés "positivo" o eustrés se produce cuando la respuesta de hiperactivación aumenta hasta tal punto en que nos ayuda a conseguir nuestros objetivos, y puede ayudar a mejorar nuestro rendimiento académico o laboral".

Por ejemplo, si tengo que entregar un proyecto para esta misma tarde, necesito cierto nivel de activación para ponerme en marcha y que mis recursos atencionales se dirijan a terminarlo lo antes posible. Por otro lado, el estrés "malo" o distrés, se produce cuando percibimos que esa amenaza supera los recursos que tenemos, sentimos que nos desborda, de forma que el nivel de activación del cuerpo aumenta de tal manera que no mejora el rendimiento, sino que lo empeora, incluso llegando a bloquearnos. 

"En el caso de la ansiedad siempre va a tener consecuencias negativas para la persona, y puede ocasionar un deterioro significativo a nivel laboral, social o familiar", alerta la experta en psicología.

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¿Por qué causan insomnio, irritabilidad, cambios de humor?

Cuando estamos estresados, sobre todo, si padecemos el estrés que llamamos 'malo', experimentamos una serie de síntomas que pueden ir desde un ligero malestar hasta alteraciones en el aparato digestivo. Pero también afecta a nuestra psique, pudiendo hacernos sentir más tristes o más enfadados, incluso ocasionar problemas para dormir "Esto ocurre, como nos indica la psicóloga, porque "la respuesta de activación y alerta que desencadenan el estrés y la ansiedad va dirigida a movilizar todos los recursos del organismo para facilitar la supervivencia, lo que es incompatible con el sueño". 

Respecto a los cambios de humor, se debe al estado nervioso que, a largo plazo, acaba provocando irritabilidad.

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¿Cómo afectan a la memoria el estrés y la ansiedad?

Ambos afectan, afirma Mariló Pérez. Por ejemplo, el estrés, especialmente el distrés, puede provocar pequeños despistes, ya que un nivel de activación demasiado elevado puede alterar los procesos atencionales. 

Por su parte, la ansiedad también afecta a la memoria, "porque la hiperactivación del organismo mantenida en el tiempo acaba alterando la capacidad de atención. Es decir, si estoy tan nerviosa que no puedo prestar atención a lo que ocurre alrededor, difícilmente voy a poder recordarlo. Además, como ya hemos dicho, la ansiedad genera insomnio, y no tener un sueño profundo y reparador puede afectar también a la consolidación de los recuerdos en la memoria", señala Pérez. 

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¿Qué podemos hacer para aliviar ese estrés o manejar la ansiedad?

Un paso importante es saber manejar nuestras emociones. La coach Ixi Ávila nos da algunas pautas: 

  • Aprender a identificarlas y entender por qué cada emoción aparece. El miedo aparece cuando percibimos una amenaza, el enfado o la rabia cuando se traspasan nuestros límites entre otras razones, la tristeza ante la pérdida percibida, etc.
  • Crear un espacio seguro en el que poder permitirnos sentir cualquier emoción y desahogarnos. Es importante poder sentir todas las emociones, sacarlas fuera en un espacio de desahogo libre de juicios.
  • Aprender a responder en vez de reprimir o reaccionar. Esto requiere de entrenamiento emocional y a menudo de ayuda profesional. Hay muchos patrones emocionales que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida y no se transforman de la noche a la mañana. Crear nuevos hábitos emocionales requiere de práctica, paciencia y persistencia y para eso es necesario tener el apoyo adecuado.

Otros consejos para gestionar el estrés y la ansiedad es hacer ejercicio físico, realizar actividades que nos aporten bienestar, practicar métodos de relajación, por supuesto, comer bien y sano, dormir, beber la suficiente cantidad de agua y mantener buenas relaciones sociales. "Si vemos que el estrés nos supera o sospechamos que sufrimos ansiedad, es recomendable consultar con el médico o con un experto en salud mental", concluye Mariló Pérez. 

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