Estas son las cualidades de un buen entrenador personal

Además te contamos las ventajas de contar con este profesional si quieres empezar a hacer ejercicio

Por Nuria Safont

Si uno de los propósitos para la vuelta al cole (o la oficina) es ponerte en forma y que el ejercicio físico se convierta en un hábito que no te cueste cumplir, más que una obligación, puedes plantearte pedir ayuda a un entrenador personal. Como nos explica el personal trainer Tony Linarejos "un buen entrenador personal puede ayudar a crear un programa que se ajuste a los objetivos enseñando la mejor manera de hacer ejercicio". Pero para desempeñar este papel, no vale cualquiera. Es conveniente que cuente con unos rasgos de personalidad para que el cliente se sienta a gusto y no pierda la motivación. 

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¿Cuáles son los rasgos de personalidad de un buen entrenador? 

Además de contar con una certificación expedida por una organización de entrenamiento personal, que tenga experiencia es recomendable que cuente con unas características psicológicas que pueden repercutir en un mejor entrenamiento. Por ejemplo: 

Tiene inteligencia emocional: este profesional va a trabajar con muchas personas y con diferentes rasgos de personalidad. Los habrá muy proactivos y a otros les costará un mundo mantenerse motivados y no abandonar a la primera de cambio. Por ello, es aconsejable que cuente con grandes dosis de inteligencia emocional. Significa tener empatía y mano izquierda para comprender la situación de cada cliente y tratar de sacar el máximo rendimiento. 

Lidera, no engaña: no puede ser un déspota ni demasiado indulgete. Un buen entrenador personal debe encontrar el equilibrio entre la meta que os habéis planteado en común y la situación diaria de cada cliente. Además, debe poner metas asequibles, sin prometer alcanzar objetivos que sean imposibles. 

Sabe escuchar: un cliente tiene vida más allá del entrenamiento y puede estar atravesando momentos difíciles que afectan a su rendimiento en el deporte. Es importante que un entrenador cualificado escuche. Pero su misión es la de entrenar. No es un médico ni un psicólogo.  

Se forma en otros aspectos de la salud: es importante que un buen entrenador personal tenga curiosidad por conocer otras materias de la salud, por ejemplo, la nutrición y la dietética. De esta manera, puede ofrecer un mejor servicio a clientes que puedan sufrir obesidad, diabetes o enfermedades cardiovasculares. No obstante, el trabajo de este profesional no es dar una dieta, pero sí puede aconsejar sobre cómo debe ser una buena alimentación.  

Tiene capacidad de concentración: como continúa Linarejos, un buen entrenador personal tiene que contar con la capacidad de centrarse solo en la persona que está entrenando durante las sesiones. Sin distraerse. 

Es flexible: un buen entrenador evaluará regularmente los progresos y cambiará el plan de entrenamiento si es necesario.

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Signos de alarma 

Tony Linarejos también advierte de que debemos estar atentas a algunas señales que pueden indicar que el profesional no nos conviene. Por ejemplo:

  • Si ignora o desestima las preguntas que realizas
  • Si nos obliga a desempeñar ejercicios de tanta intensidad que sentimos dolor durante días. El dolor es normal, pero demasiado es una señal de alarma del cuerpo
  • Si recomienda un nivel de entrenamiento demasiado difícil
  • Si recomienda suplementos o hierbas. Hay que consultar siempre al médico antes de tomar cualquier cosa
  • Si diagnostica lesiones o enfermedades en lugar de remitir a un médico
  • Si interrumpe la sesión para hablar con amigos o hacer llamadas telefónicas (a menos que sea una emergencia o no pueda evitarse)
  • Si no devuelve las llamadas telefónicas ni los correos electrónicos
  • Si proporciona consejos nutricionales detallados. Si el entrenador es también un nutricionista o dietista registrado, está bien, de lo contrario, no debería dar más que información sobre la dieta pero de una manera muy global 

Ventajas de contar con un entrenador personal 

Si hemos tenido la suerte de encontrar a un buen profesional, con la experiencia y las aptitudes físicas y psicológicas para ayudarnos a incluir el ejercicio físico en nuestros hábitos, las ventajas de contar con él son muchas. Tony Linajeros indica que la principal es la eficacia

"Se ahorra mucho tiempo en ejercicios inefectivos o mal planificados. Cuando se contrata a un profesional, se realiza un examen físico y se obtienen datos para formular un programa de entrenamiento adecuado. También se basa en el tiempo del que se dispone y en los objetivos a alcanzar", comenta. 

Por último, con la ayuda de este profesional podemos lograr los objetivos que podemos marcarnos al empezar este nuevo curso: pérdida de peso, aumento de masa muscular, definición, mantenimiento, mejora del rendimiento, aumento de la fuerza, etc. Un buen entrenador personal tendrá en cuenta "el objetivo de cada persona, el programa de entrenamiento varía y también en función de los progresos", concluye este experto.