La mayoría de nosotras hemos sufrido y padeceremos contracturas. El sedentarismo, los malos hábitos posturales hacen que se formen nudos que, en muchas ocasiones, son muy dolorosos. ¿Qué debemos hacer para aliviar rápido una contractura? José Javier López, fisioterapeuta de bluaU de Sanitas nos da los consejos necesarios para que no nos amarguen el día. 

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¿Por qué se producen las contracturas? 

Las contracturas se podrían definir como contracciones mantenidas en el tiempo de las fibras musculares (más específicamente de una parte del músculo llamada sarcómero y pueden ser origen de una lesión o consecuencia de una lesión. Normalmente, las contracturas que llamamos primarias son las que son el origen de la lesión y son dolorosas, pero en otras ocasiones se producen para compensar otras lesiones y su tratamiento es temporal y vuelven a aparecer porque el origen o causa de la misma sigue "activo".

En otras ocasiones pueden llegar a producirse y "apreciarse" al tacto, pero no llegar a ser aún dolorosas y eso estará relacionado con el umbral del dolor de cada persona (esta es la razón de que en ocasiones cuando acudimos al fisioterapeuta solamos decir que nos ha "sacado" contracturas que ni sabíamos que teníamos.

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¿Hay factores que nos predisponen a sufrirlas? 

Posiciones mantenidas, malos gestos en el puesto de trabajo o en una actividad deportiva, un mal cuidado en la recuperación muscular tras el ejercicio. calzado inadecuado o incluso nuevo usado sin progresión que modifica la pisada y por tanto la posición del resto del cuerpo que se organiza en base al apoyo, por no hablar de otro tipo de lesiones estructurales como hernias o protrusiones donde una inestabilidad de la columna puede llevar a un aumento de tensión incontrolado para fijar de forma involuntaria el cuerpo esa zona corporal y evitar la aparición de dolor.

¿Dónde se forman más nudos con más frecuencia?

No existe una zona común, ya que viene determinado por la actividad laboral y el estilo de vida de cada persona, aunque por norma general la mayor parte se produce en la espalda debido a la bipedestación, no debemos olvidar que nuestro diseño anatómico está hecho para caminar a 4 patas y la musculatura aún no está diseñada al 100 % para la bipedestación (es un peaje que debemos pagar por ese cambio de posición). Las actividades laborales cada vez más sedentarias suelen llevar a una incidencia mayor en la zona de trapecio (cuello) por compensación de la zona cervical de cansancio de la vista (típica rectificación cervical ocasionada por muchas horas de trabajo delante de una pantalla), zona comprendida entre las dos escápulas (por la necesidad de mantener muy estable el hombro para teclear o usar el ratón) y zona lumbar/glútea (por la tendencia a que se acorte esa musculatura por muchas horas sentados).

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¿Cuándo hay que aplicar frío?

El uso del frío está más indicado para lesiones articulares que para lesión musculares, es más, en muchas ocasiones relacionamos la aparición de contracturas con la proyección de aire frío de los aires acondicionados en la espalda, porque el músculo ante la sensación de descenso de temperatura tiende a contraerse, pero si lo que existe es una patología articular o incluso una tendinitis (inflamación de un tendón) sí que estaría indicada su aplicación. En esta situación en ocasiones se da una aplicación incorrecta de calor que inicialmente produce una sensación placentera con un "rebote" del dolor posterior, la razón es que el calor es analgésico y si tenemos una inflamación al aplicar calor se quita el dolor, pero se potencia la inflamación, y al cesar el efecto analgésico del mismo la inflamación puede incluso ser mayor, por eso hay que saber bien la patología que se tiene para no potenciarla con efectos indeseados.

¿Cuándo hay que aplicar calor y cómo actúa?

El calor como hemos dicho antes es analgésico y también ayuda a relajar la musculatura, la aplicación por tanto cuando hay una contractura está indicada pero no durante periodos largos de tiempo. Una aplicación muy prolongada de calor (más de 15-20 minutos puede hacer que cada vez el efecto conseguido sea menor y llegue a dejar de ser efectivo y además puede incluso a producir algún efecto no deseado y nocivo como quemadura por un tiempo de exposición a una alta temperatura demasiado prolongado.

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¿Nos ayuda el automasaje? 

Es una técnica que puede ser útil, pero sabiendo como hemos dicho antes que hay contracturas que son el origen del dolor y otras que son la consecuencia, y en estas últimas el efecto o la eficacia no será la buscada y deseada. El realizar automasaje puede ayudar, pero no por ello hay que dejar de lado o abandonar la realización de estiramientos que también son fundamentales para la salud del músculo. Además, en la actualidad existen en el mercado muchas opciones para poder realizar el automasaje en el propio domicilio como puede ser los cada vez más populares foam rollers pero siempre que se usen con unas indicaciones dadas por un profesional y sabiendo que parte del efecto será por automasaje y parte por estiramiento del tejido muscular y fascial.

¿Cómo debe hacerse para no hacernos daño? 

El viejo consejo de "No pain no gain" en el caso del automasaje hay que olvidarlo, ya que el músculo ante un estímulo doloroso tiende a aumentar su tensión como un mecanismo de defensa y eso iría en contra de la recuperación. En muchas ocasiones podemos pensar que al realizar alguna técnica manual en la consulta de fisioterapia puede aparecer dolor y eso nos lleva a reproducirlo en el domicilio con el automasaje, pero no todas las técnicas implican dolor, no todas las técnicas son para la misma estructura o tejido corporal y por eso en un automasaje domiciliario hay que evitar que duela porque puede ser más contraproducente que beneficioso.

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¿Debemos tomar algo para el dolor?

Nunca hay que automedicarse si no es por prescripción de un facultativo médico, en esta pregunta no hay excepción ni peros que valgan. La automedicación se puede convertir en una "patología" en sí misma, muchos pacientes tienen tan asumido el hábito de la automedicación que el cuerpo en ocasiones cuando va a tomar ese medicamento ya no es receptivo al mismo o a la dosis habitual y obliga a prescribir dosis mucho más elevadas de lo deseable.

Siempre en movimiento 

Por último, para prevenir las contracturas y aliviar el dolor si se producen, es importante que nos mantengamos siempre en movimiento, que hagamos ejercicio, que evitemos el sedentarismo. Todo ello, sumado a unos buenos hábitos posturales, ayudarán e evitar que se produzcan estos nudos en nuestro cuerpo. 

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