¿Sufres bloqueo emocional?
Mientras, este tipo de bloqueo se caracteriza por ser un estado de shock que nos protege de nuestra de nuestras emociones. “Hay situaciones en nuestra vida que son provocadoras de muchísimo dolor y, en ocasiones, deriva de un sufrimiento extremo. Ante esto, nuestro sistema emocional se pone en modo alerta, bloqueando cualquier sentimiento, invalidándonos hasta el extremo de no poder o saber explicar por qué nos sentimos así, ya que ni siquiera sabemos lo que nos está pasando”, cuenta la experta. En otras ocasiones, viene de la mano de un hermetismo emocional porque nos negamos a querer sentir esa emoción porque la reconocemos como invasiva. Esta incapacidad en el plano emocional se ve acrecentada cuando tenemos poco o nulo desarrollo personal, ya que no sabemos identificar las emociones al no reconocerlas. Hay personas que no pueden considerar la tristeza porque ni siquiera saben distinguirla. En último extremo, hay incluso personas que ni tan siquiera saben que la tristeza existe.
El peligro de ocultar nuestras emociones
“Puede ocurrir también que el bloqueo emocional venga por una negación de los sentimientos. La persona sabe que tiene esa emoción, la reconoce pero tiende a ocultarla. Puede con esto disimularla hacia los demás, pero el verdadero problema de este tipo de negación no es que la oculte a los demás, sino que se mienta a sí mismo”, nos dice. Lo que parece evidente es que los bloqueos emocionales vienen como consecuencia de situaciones muy estresantes: una muerte cercana, una enfermedad grave, una catástrofe natural… “Generan situaciones de impacto en las que la primera reacción es el shock emocional que actúa como de escudo protector, mientras vamos asimilando y adaptándonos a lo que ha ocurrido. Tener esta sensación de parálisis emocional, nos da una tregua para ir ordenando nuestras emociones e impedir que en algún momento nos lleguemos a desestructurar”, añade Pilar Guerra.
Y, claro está, también puede haber bloqueos emocionales de menor intensidad, que son los que se producen en situaciones de la vida diaria: el estrés del día a día, la ansiedad que genera el perfeccionismo, de querer llegar a todo, la pretensión de mantener un ritmo frenético en nuestras vidas, puede tener consecuencias negativas en nuestras emociones. “Utilicemos este malestar como un indicio o herramienta para ser conscientes de que hemos de modificar urgentemente algo para evitar tener que enfermar”, nos recomienda.
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