Hay buenas razones para incluir las verduras deshidratadas en tus platos

Es importante incluir las verduras en nuestra alimentación diaria, y tomarlas deshidratadas es una forma de facilitar su consumo.

Por Cristina Soria

El consumo diario de verduras es uno de los pilares fundamentales de una dieta equilibrada y de un estilo de vida saludable. Las verduras, al igual que las frutas, son una fuente natural de nutrientes, de vitaminas y antioxidantes, imprescindibles para nuestra salud. Son uno de los principales alimentos de la dieta mediterránea, que nos ayudan a prevenir enfermedades, a mantener un peso saludable, a eliminar toxinas, y a regular el tránsito intestinal gracias a su aporte de fibra.

Pero en ocasiones no resulta fácil incluirlas en la alimentación diaria, porque conseguir verduras frescas requiere hacer la compra de manera casi diaria y los ritmos de vida actual generalmente no lo permiten. Otra muy buena opción son las verduras congeladas, ya que se almacenan con facilidad y conservan intactos sus nutrientes. Y existe otra posibilidad, las verduras deshidratadas, que conviene tener en cuenta a la hora de elaborar nuestros menús.

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Qué son las verduras deshidratadas

El proceso de deshidratación de las verduras (que también se aplica a las frutas, pescado, carnes…) consiste en la extracción del agua que contienen para facilitar su conservación. Antiguamente se hacía dejando los alimentos al sol, pero esta opción se considera peligrosa, porque hay variaciones de temperatura que pueden ser perjudiciales, y el ambiente puede causar contaminaciones a la comida. Aún así, era una forma de conservación muy utilizada, porque al eliminar el agua de los alimentos, se retrasaba el crecimiento de mohos y bacterias.

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A día de hoy las opciones más seguras son comprar las verduras ya deshidratadas, o extraerles el agua directamente en casa con un aparato deshidratador o, aún metiéndolas en el horno (es un procedimiento sencillo pero requiere de varias horas de calor).

Aunque hasta hace poco esta técnica estaba un poco olvidada, lo cierto es que está volviendo con fuerza por todas las ventajas que ofrece. Es cierto que no estamos hablando del mismo sabor y textura que nos ofrecen los vegetales frescos. Pero, por otro lado, seguimos teniendo a nuestro alcance una forma de disfrutar de la mayoría de los beneficios de las verduras gracias a la deshidratación.

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Beneficios de las verduras deshidratadas

El aspecto más práctico es la conservación y almacenaje, llegando a aguantar hasta un par de años en tu despensa. Tener a siempre a mano una buena combinación de verduras deshidratadas no te supondrá un gran gasto, ya que tienen un precio muy económico, no ocupará mucho espacio en tu despensa y podrás encontrarles distintas utilidades.

Las verduras deshidratadas son ideales para hacer sopas (la juliana es un “must”), para introducir en los platos de pasta, o para preparar deliciosos y saludables snacks. Estos últimos suponen, además, la mejor alternativa a las bolsa de aperitivos ultraprocesados, como algunos tipos de patatas fritas.

Hay que admitir que las verduras pierden parte de sus propiedades en el proceso de deshidratación, pero también se pierden nutrientes cuando, por ejemplo, las cocemos. En cualquier caso la pérdida no es significativa, y son más los beneficios que podemos obtener de ellas. De hecho, un informe del Instituto Americano para la investigación del Cáncer reconoce que apenas hay diferencia en los niveles de fitoquímicos antioxidantes en las verduras frescas y en las deshidratadas.

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