No renuncies a comer bien los días de trabajo. Puedes seguir una dieta rica y equilibrada planificando con antelación tus platos. Cocina durante el fin de semana, congela incluso, y luego ve sacando tus recetas para meterlas en tápers y llevarlas a la oficina o a tu puesto de trabajo.
Además de comer a tu gusto, te ahorrarás una cantidad considerable de dinero. Y puedes sacar a relucir toda tu creatividad ingeniando las comidas más variadas: ensaladas, pastas, legumbres, carnes, pescados... Sí te recomendamos que no optes por meter en la tarteras cosas como sopas, cremas o salsas demasiado líquidas, para evitar inoportunas manchas desde tu casa, de camino a la oficina.
Albóndigas de cordero con zanahoria y cuscús
Ensalada de pollo, calabaza y brócoli con queso azul
Escalopes de pollo con ensalada de tomate a la menta
Arroz chino fácil con pollo y guisantes
Plumas con salmón y espinacas con salsa de queso
Ensalada de lentejas con calabacín, rúcula y 'crême fraîche"
Delicias de atún con eneldo
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