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Jara y Lucía Dominguín madre y abuela, nos presentan al pequeño Leonardo, el nuevo miembro de una gran familia de artistas

Posan en la viña familiar de los Tristancho, en Extremadura

Lucía y Jara Dominguin HOLA4117

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En el pequeño pueblo pacense de Torre de Miguel Sesmero se han vivido unos días llenos de alegría y mucho ajetreo. La casa de los Tristancho, testigo de tantas reuniones a lo largo de su historia, está repleta de gente —familiares, amigos y vecinos— que se acerca para conocer al nuevo miembro de la familia. Es casi una tradición. Y el pequeño Leonardo duerme plácidamente mientras pasa de brazo en brazo. El niño, que vino al mundo en el mismo hospital que su madre, la maternidad de Badajoz, el pasado 19 de mayo, es el primer hijo de Jara, de 33 años, la tercera hija de Lucía Dominguín (y la mayor de las dos nacidas de su matrimonio con Carlos Tristancho), que hoy nos presenta emocionada a su nieto, el tercero tras Dora y June Postigo, de 19 y 12 años, las hijas de la recordada Bimba.

Nos reunimos con los recién estrenados papás, Jara y Samuel Inzunza Escobar, cuyo camino se cruzó en México, y la superabuela —a quien todos llaman ‘la mamma’—, dispuesta a darle todos los caprichos. Es en otro de los lugares emblemáticos para este gran clan, la viña del bisabuelo paterno, donde ya un almendro ha comenzado a echar raíces para dar la bienvenida a Leonardo.

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“Es nuestro hijo, claro, pero sentimos que es un poco también de todos. Ha sido un niño recibido con mucho cariño y está todo el mundo muy emocionado”, nos dicen Jara y Samuel, los felices padres, que se conocieron en México
Lucía y Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO
Lucía y Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO
Jara Tristancho nos presenta a su primer hijo, Leonardo, nacido de su unión con Samuel Inzunza, que también posa en la imagen, a quién conoció hace seis años, cuando se marchó a México, aunque fue hace dos cuando se reencontraron. Arriba, la abuela materna, Lucía Domin­guín, encantada con la llegada de su tercer nieto. En la imagen, la familia en la viña de la familia paterna de Jara, en Extremadura, donde ella creció

—Lucía, se te ve encantada con tu nieto, a ver si el babero va ser para ti. 

—(Ríe). Me voy a comprar además uno de esos que están plastificados. Ahora es muy pequeñito todavía y tiene que estar con su madre, así que no lo cojo ni lo achucho demasiado, a ver si lo voy a romper, pero sí que se me cae la baba.

—¿Cómo fue ese momento en que te dicen que ha nacido Leonardo?

—Ya los había llevado de Castellón a Extremadura para que pariera allí, porque está toda la familia de Carlos y son médicos e iba a estar muy protegida. Estábamos en la casa familiar de los Dominguéz Tristancho y nos fuimos a las diez de la mañana al hospital, así que estuve allí. Todo fue muy bien, aunque lo pasó un poco mal porque un parto es un parto.

—¿Lo pasaste mal entonces?

—Lo pasé nerviosa, sí. Pero sabía que Jara es muy fuerte y que todo iba a salir bien y el niño iba a estar perfecto, porque además había tenido un embarazo estupendo. Y, de hecho, nació guapísimo.

“Si le da de comer, que tenga nuestra vena artística; si no, que se dedique a otra cosa, cualquiera menos ser torero, que es arte también, pero torero no”, dice Lucía

—Has tenido oportunidad también de vivir el embarazo con Jara, porque vivís juntas en Castellón. ¿Has estado muy pendiente?

—No, pendiente no, porque tenemos una relación muy de relax. Yo tengo mi vida y ellos tienen la suya, pero estamos todos juntos en dos casitas, dos adosados muy monos al lado del mar, y esto es un lujo.

—¿Y habéis tenido vuestros más o vuestros menos? Habrá algún momento complicado. 

—Qué va, no hay momentos complicados porque, además, mis hijos tienen la suerte de tener unos compañeros maravillosos. Samuel es un hombre que apoya a Jara en todo; Palito tiene a su chico, que es adorable, y Olfo a su chica, que es un amor. Él vive en Alicante, pero estamos en la Comunidad Valenciana, la hemos pillado entera —ríe—.

Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO

—Antes, viviste en Extremadura los años que estuviste casada con Carlos. Sigues teniendo relación. 

—Veintiséis años, sí. Y claro, me llevo bien con todo el mundo. Carlos ya no es mi compañero, pero sigue siendo el padre de mis hijas. Y si has querido a alguien no dejas de hacerlo. Al menos yo no puedo. Se separaron las vidas, pero sigue siendo una persona importante, tiene un corazón enorme y toda su familia igual.

—¿Recuerdas cómo fue el día en que Jara te dijo que iba a ser madre?

—Yo estaba en el programa Pesadilla en el paraíso y soñé que Jara me iba a dar una noticia. Y además es que lo comenté con algún compañero. Después me dieron la sorpresa de que iba a venir alguien de mi familia, y llegó Olfo y me dijo: “No te voy a contar nada más de fuera porque no puedo”, y pensé ‘¡uy!’… Y nada más salir me dijo que estaba embarazada; fue una alegría, pero ya me lo habían mandado por telepatía —ríe—.

—¿Cómo la ves como mamá primeriza en estas primeras semanas?

—Está encantada con su niño, muy feliz. Y la veo muy apañada, ten en cuenta que su padre son diez hermanos, ¿sabes la cantidad de niños que hay en la familia? Tienen niños en brazos desde que son pequeñas, es algo que saben manejar perfectamente.

—Tú fuiste madre muy joven, Lucía. 

—Con 18 años. Bimba nació en el 75, ahora tendría 47 para 48; Olfo tiene 43, Jara 33 y Palito 27. Ya son adultos. Si son felices, todo me parece bien; si hay algo en lo que les pueda ayudar, lo hago, pero nunca me voy a meter en sus decisiones ni en sus vidas.

—A Bimba la tienes siempre en el corazón. 

—Por supuesto, mucho más que antes porque no hay peleas ni distorsiones, ni malos entendidos. Aquí —se señala al corazón— el teléfono es continuo, la red está abierta a conversación 24/7, y con mi padre y mi tata, también, con todos los que se han ido y son queridos. Su energía es mucho más fuerte ahora que antes, porque notas que nos protegen continuamente, es impresionante.

—¿Qué te ha traído tu nieto Leonardo a estas alturas de tu vida?

—Suena un poco cursi, pero mucha unión y felicidad. Siempre ha habi­do felicidad en esta familia, pero es como diferente. Los niños ya no vienen con un pan debajo del brazo, vienen con alegría y perspectiva de futuro más bien. Gracias porque, además, Leonardo me ha enchufado, me ha conectado directamente a la red.

—Te ha puesto las pilas, como quien dice. 

—Sí, claro, tengo una conexión a la red total —ríe— y aparte de no tener filtros es que me divierte muchísimo poder tener ese vínculo con mi nieto ahora, porque los vínculos entre nietos y abuelas son especiales. Nietos, nietas, nietes… Me refiero a todos.

Lucía y Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO
“Leonardo ha nacido en el mismo hospital que yo, en Badajoz. Nos hacía ilusión que fuera en algún sitio de los dos. Y también para estar con mi abuela, que tiene 93 años y le hacía mucha ilusión otro bisnieto”, nos cuenta Jara.

 

—Tus nietas también están mayores. 

—Sí, Dora tiene 19 años, fíjate. Y June acaba de cumplir 12.

—¿Sueles verlas a menudo?

—Menos porque tienen su vida en Madrid y están con mil cosas, y yo estoy por aquí y por allá. Aunque siempre hay una conexión y las he disfrutado mucho cuando eran pequeñitas. A Dora la vi nacer, estaba en el paritorio con Diego y la vi mirar a su padre con dos ojazos, y June nació en casa.

—¿A quién ves parecido a Leo­nardo?

—Se parece muchísimo a su madre, aunque Jara era muy rubia y él, como ha salido morenito de pelo, parece que es como Samuel, pero realmente se parece mucho a Jara, tiene sus ojazos y la boca perfecta y la naricita… Pero tiene tiempo de parecerse a sí mismo, que es lo más importante.

“Voy a mimarlo todo lo que pueda, me lo van a echar en cara, pero me da igual. Y compartiré mis secretos con él cuando empiece a entenderme”, ríe Lucía

—¿Crees que heredará la vena artística de la familia? 

—Pues mira, si le da de comer, que la tenga, y si tiene que ser mecánico, que lo sea, porque todo puede ser arte. Es decir, que si se va a morir de hambre, que sea otra cosa, menos torero, que también es arte, pero no, que no sea torero —ríe—

—Tienes intención de mimar a Leonardo todo lo que puedas. 

—Pues sí, me lo van a echar en cara, pero me da igual. Compartiré mis secretos con él en cuanto empiece a entenderme —ríe—. Nunca le voy a poner en contra de sus padres, pero sí trataré de enseñarle cosas que para mí son vitales, sobre todo, pues eso, a ser un ser humano, que es lo más importante. Yo creo que este niño viene con un corazón enorme.

—En las reuniones familiares, que me imagino divertidas y alegres, ¿quién es el rey o la reina de la fiesta?

—Pues siempre ha sido mi madre, porque además le dábamos un vasito de Prosecco —ríe— y empezaba a contarnos historias, le hacíamos preguntas de todo… y ella se lo pasaba bomba. En esta familia tenemos mucho respeto a alcanzar una cierta edad. Ella disfrutaba de todo y yo también me lo paso bomba.

Lucía y Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO
Jara y Lucía con el pequeño Leonardo, “un santo que se porta fenomenal”, como dice su madre. Pesó al nacer 3,515 kg y midió 53 cm.

 

Habla Jara

—Jara, tu bebé ha nacido en Extre­madura en el mismo hospital que tú. 

—Sí, yo también nací en el materno de Badajoz. Nos hacía ilusión que naciera en algún sitio de los dos. Y ya que en México se nos complicaba, nos fuimos a Extremadura. También para estar esos primeros días con mi abuela, que tiene 93 años, con la que tengo una relación muy cercana y le hacía mucha ilusión otro bisnieto. Hemos estado allí arropaditos por la familia, viviendo como antiguamente, venía a visitarlo la gente del pueblo. Ha sido un niño muy querido en su nacimiento —ríe—.

—Porque tu familia, Jara, es enorme. 

—Sí, literalmente. Mi padre son diez hermanos, somos como 30 primos, Leonardo es el octavo bisnieto y está a punto de nacer el noveno. El espacio entre nacimiento y nacimiento es corto, van uno detrás de otro —ríe—. Samuel también es de una familia grande, son ocho hermanos, y a los dos nos gusta ese sentimiento familiar de unión.

—Has vuelto a tus raíces parar ser mamá. 

—Totalmente. Me hacía especial ilusión eso y estar como arropadita y mimada por la familia, y estar en un entorno tan amable y con tanto cariño pues se agradece mucho.

—¿Cómo fue el momento del nacimiento, Jara?

—Fue un parto natural y me trataron increíble. El equipo fue maravilloso y el matrón, Pablo González, fue excepcional y muy cariñoso. Nos fuimos de ahí con ganas de volver a tomar un café con ellos —ríe—. Y luego, Samuel me estuvo acompañando y apoyándome todo el parto. Fue un proceso largo, de muchas horas, pero es como dicen, al final se te olvida todo.

“Mi madre es “la mamma”, de hecho, hasta mis amigos la llaman así y ha sido mi inspiración para que yo quisiera ser madre”, asegura Jara

—¿Y cuando tu madre coge a su nieto en brazos?

—Me emocioné mucho cuando vi a mi madre y a mi padre. Al principio estás como en shock, lo ves y como que no te lo crees, y cuando salí con el bebé en brazos, que me subían a planta, ahí me emocioné mucho al verles sus caritas. Al verlos a ellos, a mí se me saltaron las lágrimas.

—Para tu padre es el primer nieto. 

—Sí, para él es el primer nieto y está encantado. Se parece a él en todo. Todo es él —ríe—. Se siente muy identificado.

—¿Cómo conociste a Samuel? ¿Cuál es vuestra historia?

—Nos conocimos cuando fui a México, hace seis años, con mi marca de zapatos, y compartimos grupo de amigos. Tuvimos un pequeño tonteo, pero no fue a más, y nos reencontramos hace dos años, nos fuimos a comer, nos pusimos a hablar, se nos hizo de madrugada y ya no nos separamos. Y tenemos un hijo —ríe—.

—¿Pensáis en casaros?

—Sí, en algún momento. Ya lo teníamos pensado de antes, la verdad, pero los acontecimientos han seguido un orden diferente (ríe). Cuando estemos ya más tranquilos y el niño sea un poquito más mayor sí nos gustaría hacer una fiesta de unión.

Jara Dominguin HOLA4117©DARÍO ARANYO/ ARCHIVO ¡HOLA!
Izquierda, con Samuel, el padre del niño. Al lado, tres generaciones de la familia: Lucía Bosé, sus hijas Lucía y Paola y su nieta Jara, que vivió con ella un tiempo: “Fue muy divertido”, asegura.

 

—Porque fiesta de bienvenida al bebé sí habéis hecho. 

—Nos regaló un almendro un amigo y lo plantamos en la viña, porque es un sitio muy especial para nosotros, no solo para mí, también para Samuel. Fue eso, una bienvenida a la casa, a la tierra y a esta familia.

—¿Qué admiras de tu madre, Jara?

—Muchas cosas. Lo primero, a ella como madre. Nadie le puede rebatir o quitar eso en la vida. Es ‘la mamma’, de hecho, hasta mis amigos la llaman ‘mamma’ porque es mamá por naturaleza y ha sido mi inspiración para que yo quisiera ser madre. Y como mujer es una persona que evoluciona, no se estanca, aprende de nosotros y nosotros de ella, y eso me parece muy admirable.

—¿Por qué elegisteis el nombre de Leonardo?

—Por muchas cosas. Nos gustaba León, Leoncito, porque cuando estaba embarazada Samuel lo llamaba así; también Leo y Leonardo, porque pensamos ‘si es notario, puede ser don Leonardo’ —ríe—. Y podría elegir la abreviatura que quiera. Y también tiene el tema de las raíces italianas, que me apetecía, y luego nos gustaban los personajes que compartían ese nombre.

—Eres la gran desconocida de la familia, ¿qué nos cuentas de ti?

—Como te comentaba antes, nací en Extre­madura y viví con mis padres en el campo hasta lo 15 o 16 años, que me fui un año a estudiar a Madrid y estuve viviendo con mi hermana Bimba. Después de ese año, regresé a Extremadura, al internado San José de Villafranca, de jesuitas, y allí estuve un par de años; en segundo también entró mi hermana Palito y estuvimos juntas.

“Mi tío Miguel nos ha llamado para felicitarnos y está muy contento. A ver cuándo puede conocer al nuevo miembro de la familia”
lucía dominguín HOLA4117©DARÍO ARANYO
Al lado, Lucía y su nieto, que “se parece mucho a Jara”, nos dice.

—Sacaste tu propia línea de zapatos… ¿Y ahora qué proyectos tienes?

—Ahora mismo, mi madre y yo queremos sacar un proyecto pronto, cuando esté más mascadito os lo contaremos. Lo iniciamos cuando llegamos aquí, luego el embarazo y el nacimiento ha ralentizado un poco las cosas, pero sí nos gustaría sacar algo en conjunto. Al final, en cierta forma, acabamos haciendo todo en familia.

—¿Te ha llamado tu tío Miguel para felicitarte?

—Sí, nos ha felicitado y está muy contento. A ver cuándo puede conocer al nuevo miembro de la familia.

—Vendrá o iréis vosotros a México.

—Sí, claro, porque tendremos que ir en algún momento; en cuanto sea un poquito más mayor el niño sí nos gustaría que conociera a la familia de Samuel y ya aprovechar.


TEXTO: MARTA GORDILLO

FOTOS: DARÍO ARANYO

REALIZACIÓN: MARÍA PARRA

ASISTENTE DE PRODUCCIÓN: MARILÓ L. REY

ASISTENTE DE ESTILISMO: PAULA ANDERSON

ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: CESCO

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: JULIANA IZIDORIO

LOOK 1. LUCÍA: MARINA RINALDI/JARA: SKFK/JOYAS VICEROY/SAMUEL: ZARA/LEONARDO: EL CORTE INGLÉS/PATUCOS: CÓNDOR

LOOK 2. LUCÍA: FALDA: BABBAKI/JARA: CAMISA: TRIANA by C/PANTALON: LLOYD’S POR EL CORTE INGLÉS/COLLAR: VICEROY/SOMBREROS: ROMUALDA/LEONARDO: COTTWINS Y CÓNDOR

LOOK 3. JARA: MAX MARA

LOOK 4. Jara: MASKU/COLLAR: VICEROY/SAMUEL: EL CORTE INGLÉS