'Sálvame' rompió las reglas de la televisión: comían en plató y los colaboradores exponían su vida en directo

Si algo ha hecho el formato en estos 14 años ha sido atreverse a mostrar lo que nunca antes se había visto en la pequeña pantalla

Por Lucía Fernández

No hace tanto que la llegada de la televisión a las casas de los españoles deslumbró a una generación que no daba crédito a lo que la tecnología les ofrecía. Con el tiempo, esa fascinación se fue moderando, pero aún era un misterio para la mayoría de ciudadanos el ingente trabajo que esconde un programa televisivo tras las cámaras. Ocultar esa parte enorme del iceberg parecía imprescindible para mantener la magia con el espectador, hasta que llegó Sálvame y rompió todas las costuras dejando las tripas de la televisión al descubierto. 

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Lo que comenzó siendo concebido como un debate sobre Supervivientes, acabó erigiéndose no solo en el buque insignia de las tardes de Mediaset, sino también en un auténtico laboratorio en el que día a día se ponían en cuestión las reglas hasta ahora sagradas de la televisión. El primer paso fue humanizar hasta el extremo a sus colaboradores. Era un programa de cinco horas, a veces se les hacía largo y alguno bostezaba y si les entraba el hambre... pues comían. Este desenfado fue muy bien recibido por el público que iba al plató, que inclusó comenzó a llevarles la merienda a Belén Estebán, Kiko Hernández, Lydia Lozano y al resto de miembros de la mesa y así, de paso, promocionar productos de su tierra. 

Pronto, los propios problemas personales de los colaboradores comenzaron a tener un mayor protagonismo en el programa, lo que elevó su figura a la categoría de personajes, y como tal, sus emociones quedaba cada tarde a flor de piel. Reían, lloraban, se emocionaban...  su vida sucedía en directo y todo era tan extremo que el plató se quedaba pequeño. Los enfados podían llegar a ser superlativos y a veces requerían coger la puerta e irse. ¿Era eso posible? ¿salir en pleno programa de un plató sin previo aviso? Para el equipo de Sálvame, todo era posible si el cable de la cámara era lo suficientemente largo. Esto implicaba mostrar la trastienda del plató, los pasillos de Mediaset y ¡hasta los baños! Allí se han llegado a vivir pruebas de embarazo en pleno directo. 

Los directores: los otros protagonistas

Las cámaras comenzaron a enfocar en todas las direcciones, incluida aquella hacia la que rara vez se dirigían: la mesa de los directores. Es habitual que realizadores, regidores y otras personas que hacen posible lo que vemos en la tele sean reacios a salir en ella y que tiendan a ocultarse cuando por error se cuelan en un plano. Era otra de las reglas no escritas, pero nunca quebrantadas hasta que en Sálvame comenzó a ser una costumbre que Jorge Javier Vázquez se acercase al sitio donde se encontraba dirección para consultar temas o pedir permiso para mostrar quizás una información bomba que ha llegado a un teléfono móvil... Nombres como el de David Valldeperas, Raúl Prieto o Carlota Corredera, algunos de los directores que tuvo el formato, transcendieron mucho más de lo que ninguno de ellos imaginaba cuando se pusieron por primera vez a los mandos de la nave. En el caso de Carlota, ha acabado dando el salto al plato como presentadora.

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Esta ha sido otro de los protocolos televisivos que también han reinterpretado. Ha sido probablemente el programa que más presentadores ha tenido. Si bien Jorge Javier ha sido la cara por excelencia del programa, pocos colaboradores no han presentado el programa en alguna ocasión. Además de Carlota y Paz Padilla, que durante una larga temporada se turnaron con el presentador de Badalona, y de su última incorporación Adela González, también hemos visto al frente del espacio a María Patiño, Terelu Campos, Kiko Hernández, Alonso Caparrós, Lydia Lozano e incluso Belén Esteban ha ejercido de copresentadora. 

En el universo Sálvame cualquier cosa es posible y así han conseguido mantener la capacidad de sorprender al espectador durante 14 años. Han levantado las faldas a la televisión y lejos de acabar con la magia, han hecho de la heredoxia, en el fondo y en las formas, su marca inconfundible.