Madre e hijo riendo en el sofá©AdobeStock

Crianza

Así influye el tipo de apego del niño en las relaciones a lo largo de su vida

El vínculo que establece el niño con sus figuras de apego va a tener un peso decisivo. De la forma en que haya sido ese apego pueden depender otras relaciones muy importantes como las de pareja, amistad o con el resto de los hermanos.

El niño es una criatura que llega al mundo absolutamente indefenso, tanto en lo físico como en lo emocional. De forma refleja, cuando no hay un problema, llama la atención de sus padres para obtener alimentos y cuidados. Necesita saber que va a ser protegido.

Los diferentes estilos de apego que se establezcan en la relación paterno-filial serán determinantes tanto en su infancia como en su vida adulta. Lluís Rodríguez es psicólogo y uno de los mayores expertos en España sobre la teoría del apego. Acaba de publicar Cuatro estilos de apego (Ed. Arpa), donde explica cómo afectan estos tipos (seguro, ansioso-ambivalente, evitativo y desorganizado) en el desarrollo de la persona. Hemos hablado con él.

Se habla mucho de apego, pero ¿cómo podemos definirlo?

El apego hace referencia a un impulso innato que tiene como finalidad la conexión emocional y, a través de esta, la cohesión grupal. Tenemos apego porque necesitamos formar parte de un grupo y ser aceptado por este, simplemente por supervivencia evolutiva. Empieza con más claridad cuando aparece la figura de la madre y el bebé depende de esta para sobrevivir, pero se reproduce en otras muchas figuras a lo largo de la vida.

Comenta en el libro que “las estrategias de apego que aprendemos y desarrollamos desde que nacemos se activan y pronuncian en el momento en que tenemos una pareja sentimental”, ¿sobre qué otros ámbitos impacta el apego que se desarrolle en la infancia?

La estrategias de apego se activan con las figuras más relevantes, durante toda la vida, como la pareja, pero también en la infancia con hermanos, amigos, otros familiares como puede ser muy común los abuelos. También en la adolescencia, cuando los niños tratan de descubrir su propia identidad y necesitan vínculos fuertes fuera de la familia. Y en la edad adulta, en general, cuando creamos vínculos con determinadas personas, como puede ser por amistad o por relaciones laborales.

¿Qué diferencia hay entre el apego y el amor?

El apego siempre habla de una necesidad, de una conexión que se basa en una sensación de seguridad emocional, es una relación más directa; el niño necesita el cuidado de la madre y esta siente la necesidad de cuidarlo. El amor sería algo más abstracto, una sensación de regocijo por la existencia de la otra persona, pero no incluiría dependencia, por decirlo de alguna manera.

Libro Cuatro estilos de apego©Arpa

¿Cuáles son las características del apego seguro para un niño?

El niño con apego seguro no muestra ansiedad hacia la madre, confía en que está y estará disponible cuando la necesite.

Es  más capaz de ser independiente, de explorar más allá de su zona de seguridad.

Se repone con más facilidad cuando le sucede algo, si la madre le calma se siente seguro enseguida y vuelve a sí mismo.

En el lenguaje no verbal hay una mayor conexión, el niño y la madre se comunican con más eficacia, con una simple mirada, por ejemplo.

¿Cómo impacta en el niño el tipo de apego que tenga?

Los estilo de apego, en el niño, impactan para toda su vida, en alguna medida. Una estrategia de apego es una estrategia para sentirse seguro, por lo que se instaura como un rasgo de personalidad, en su momento es funcional. El niño desarrolla siempre la mejor estrategia, dependiendo de las circunstancias, por lo que en adelante las utilizará en circunstancias equivalentes, siempre como la mejor alternativa. Sucede que se reproducen de forma casi inconsciente a lo largo de la vida y cuando son disfuncionales, pueden repetirse de manera automática, como si no tuviera más recursos.

Comenta en el libro que podemos clasificar las heridas de la infancia en dos tipos: la herida de abandono y la herida de rechazo. ¿Cuándo surgen y cuál es su relación con el apego?

Las heridas se clasifican así, de manera común, pero en sí son momentos dolorosos a lo largo del desarrollo del infante, en los que ha sentido una amenaza importante al vínculo establecido con la figura de apego. Esto para el niño se siente como un miedo muy impactante y, por supuesto, no suelen ser heridas puntuales, sino que pueden ser diferentes y, sobre todo, repetirse con frecuencia, por lo que el niño necesita desarrollar estrategias que respondan a la herida emocional sufrida, estas son las estrategias de apego.

Se puede asumir que las heridas principales son estas porque engloban casi cualquier circunstancia: cuando el niño se siente abandonado sufre por miedo a no poder subsistir o a sufrir daños, así busca la protección de la madre de manera ansiosa, lo que deriva en un apego ansioso; si el niño no se siente querido por la madre, sufre por miedo de que esta lo abandone, igual que en el caso anterior, pero su estrategia opta por no provocar el rechazo de la madre y así evitar la fatal conclusión, se retira emocionalmente y desarrolla lo que llamamos una herida de rechazo y, como estrategia, un apego evitativo.


¿Cómo trabajar estilos de apego poco acertados para que en el futuro no pasen factura?

Trabajar un estilo de apego inseguro es una tarea de autorresponsabilidad, la madurez emocional implica la autonomía. El niño no tiene muchas posibilidades de mejorar sus estilos de apego porque no es independiente, por lo que somos los padres los que debemos reflexionar sobre la crianza. Teniendo en cuenta los estilos de apego, una crianza efectiva será la que refuerce y fomente la autonomía emocional del niño, pensando en que se ha de hacer un adulto independiente y seguro. En su núcleo, las formas positivas son las que transmiten al bebé o al niño el amor que sienten por él. Cuando el niño se siente amado se siente seguro.

Con demasiada frecuencia, sobre todo en los tiempo tan frenéticos que vivimos, los padres no están disponibles emocionalmente. En muchos casos se trata de compensar de otras maneras, pero el niño necesita una atención emocional, sentir una conexión a través de la cual la madre, por ejemplo, puede sentir y comprender las necesidades del niño y satisfacerlas.

Lamentablemente, muchos padres no están disponibles emocionalmente para sus hijos porque tampoco lo están para ellos mismos, transmitimos nuestras propias inseguridades a nuestros hijos sin darnos cuenta, así que el trabajo es para todos.

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