Mariola Esteban©Mariola Esteban

En primera persona

El testimonio de Mariola Esteban, una madre que se enfrentó a las adicciones de sus hijos adolescentes

Marihuana, fiestas, días sin llegar a casa, denuncias, la intervención de Servicios Sociales... La historia de Mariola Esteban y sus hijos adolescentes se ha plasmado en una obra testimonial que quiere ayudar a otras familias en la misma situación.

Nutricionista, coach y emprendedora, Mariola Esteban es la autora de No te rindas, mamá (Ed. Plataforma), un libro donde ofrece el testimonio en primera persona de su lucha por recuperar a sus hijos adolescentes, tras una etapa de consumo de tóxicos y otras conductas de riesgo.

En la obra se van exponiendo las distintas etapas por las que pasan, así como el proceso que los llevó a sanar y los cambios familiares y personales que tuvieron que emprender. Hemos charlado con ella.

“Menos mal que esto nunca me pasará a mí. Pero a veces también te pasa a ti”, relatas en relación a los problemas con el consumo de tóxicos de tus hijos. ¿Se está preparado alguna vez como padre o madre para encarar una situación así?

No, no se está preparado en absoluto. He visto a algunos padres que en cuanto han visto un mínimo indicio se han puesto manos a la obra porque no lo han tolerado y lo han cortado de raíz. En mi caso, los he visto fumar, he estado de observadora hasta que no sabes si es por la adolescencia, si es que están probando... Cuando ya ves que hay un problema das muchos palos de ciego, la mente humana intenta negar la mayor, intentas todo para no ponerte manos a la obra.

A raíz del libro me han contactado muchos padres y madres, y de hecho abrí un grupo de ayuda en Telegram que se llama ‘No te rindas, mamá’. Ahí te das cuenta de lo costoso que es tomar decisiones en firme. En primer lugar porque no sueles tener todo el respaldo que necesitas, incluyendo el ámbito terapéutico. Somos padres y no tenemos todo el conocimiento. Por otro lado, cuando tomas la decisión tras ponerle nombre y apellido a tu problema, tienes que dar un paso hacia adelante y ese paso no tiene marcha atrás. No estás preparado, pero te vas preparando. Debes salir de tu zona de confort, al igual que sucede en todos los cambios de la vida. Y no puedes dar un paso atrás porque vuelves a la casilla de salida. Y cada paso adelante estás construyendo el éxito de tu hijo.

Comentas en el libro que cuando un problema te desborda es inevitable preguntarte qué ha fallado y si has fallado tú, si no has estado suficientemente atenta o presente. ¿Cuál es tu sensación después de tu experiencia con tus hijos?

Lo primero que a mí me quitaron fue el sentimiento de culpabilidad, y yo se lo quito a los padres con los que hablo. No hay culpables, hemos hecho lo que hemos podido. Somos humanos y no tenemos un manual de instrucciones. Da igual el tipo de familia, puede suceder igual.

Ya hace tiempo que no me planteo si fallé o no. Hay que resolver lo que tenemos ahora y no vale de nada lamentarse. Tienes un problema que solucionar y el pasado, pasado está. Hay que ir hacia adelante.

Libro No te rindas, mamá©Plataforma

Durante el proceso de desintoxicación de tus hijos, destacas cómo te viste reflejada en ellos. “Me di cuenta de que, para ayudarlos, también tenía que sanar ciertos aspectos de mí misma”, revelas. ¿Crees que este tipo de problemas en los hijos tienen que ver con un funcionamiento poco adecuado de la familia?

Puede que sí o puede que no. En familias funcionales también se pueden dar estos problemas y hay chicos muy exitosos de padres enganchados a las drogas... Cuando pierdes el control en tu hogar, llega un punto en que haces lo que te dicen los terapeutas hasta que las decisiones las tienes que tomar tú. Y ahí es cuando te planteas que para ayudarlos tienes que sanar ciertos aspectos tuyos.

La persona que perdió la autoridad y el mando no puede retomarlos. Esa persona lo perdió y no la respetan. ¿Qué tengo que trabajar en mí, de dentro afuera, para que mis hijos vuelvan a respetarme y para que no tengan ninguna duda de que a mi lado están seguros?

Yo ahora medito a diario, necesito estar centrada para ayudarlos a ellos. Cambié todos mis hábitos, mi manera de alimentarme, dejé de viajar tanto por trabajo, estudié otra carrera para reinventarme y estar más tiempo en casa, me vieron empezar a hacer ejercicio físico... Fue todo un cambio de hábitos, y eso les ha dado mucha paz y ha sido una onda expansiva para ellos. Si yo me trabajo a mí, automáticamente les estoy ayudando a ellos.

“Ya lo había intentado todo. La vía de los castigos, la de los premios, la de hacerme su amiga, la de meterlos en un internado. Todo les daba exactamente igual...”, relatas. ¿Qué se debe hacer cuando nada solventa el problema?

Veo a familias muy perdidas, no precisamente en la enfermedad de su hijo, sino que están perdidos ellos. El problema se va solventando si consigues la ayuda adecuada, pero si tú no estás bien no vas a poder ver con objetividad, no vas a poder gestionar con coherencia, no vas a poder ser racional, pues debes apartar la emoción mucho; has de estar enfocado...

El problema se soluciona agarrando al toro por los cuernos y para eso tienes que estar tú fuerte. Muchos padres están fatal, con depresiones, y son los pilares. Tienen que estar fuertes para mantenerse unidos porque aunque el problema del hijo desestructure la familia, a la vez el niño necesita de esa estructura para salir adelante. Deben ver que hay seguridad, que no te tiembla el pulso, que hay límites. Te necesitan y te necesitan fuerte. Es difícil, pero se puede conseguir.

Este tipo de procesos de desintoxicación suelen ser largos, unos cuatro o cinco años. ¿Dónde buscar la fuerza como padres para aguantar tanto tiempo?

Somos más fuertes de lo que pensamos, pero tendemos a boicotear la mente. Hay que estar bien con uno mismo y tirar adelante. Te da mucha fuerza enfocarte y saber que estás en el camino. Cuando no es así, resulta agotador.

Relatas varias escenas muy duras en la que tienes que tomar decisiones como no dejar entrar a tus hijos en casa. Por eso destacas que tu instinto es protegerlos y cuidarlos, pero que te diste cuenta de que la única forma de cuidarlos era protegiéndolos de sí mismos, de sus adicciones y de la vida que llevaban...

Había que hacerlo por amor. Pero también es una lotería y puede haber daños colaterales. Corres riesgos, pero también corres riesgos dejándolos dentro de casa en algunos momentos... Hay que valorar lo que es mejor desde el punto de vista de los padres y no desde el del hijo. Tienes que tomar decisiones y mirar hacia el futuro. Yo soy muy positiva y no pensé jamás que les pudiera pasar nada negativo.

¿Cuáles son tus consejos básicos para familias que estén pasando por lo mismo que vosotros? ¿Qué has aprendido de esta vivencia?

Mi consejo es que se trabajen mucho ellos mismos y que busquen la ayuda que puedan. Yo intento darla también. Pienso que lo que me ha pasado no puede ser en balde, y por eso escribí el libro. Todos los ingresos se destinan a padres sin recursos económicos porque uno de los problemas con los que yo me encontré es que trabajaba para pagar las terapias. Por eso mi intención es ayudar.

Mi recomendación es que encuentren dónde pueden ayudar a sus hijos, que en algunas comunidades no es fácil. Y que se trabajen mucho ellos, que se cuiden, que se fortalezcan para ayudar a sus hijos.

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