Bebé haciéndole prueba de audición©AdobeStock

Salud

Por qué es fundamental realizar el ‘cribado auditivo neonatal’ en los recién nacidos

La detección precoz de hipoacusia, comúnmente conocida como sordera, es posible gracias a las pruebas realizadas en el ‘cribado auditivo neonatal’. El objetivo es evitar consecuencias dramáticas como un retraso del lenguaje, cognitivo, social o educativo en los años posteriores.

Desde el momento en el que nacemos, incluso ya dentro del vientre materno, la importancia la capacidad auditiva es crucial, así como, su vinculación al habla y lingüística. Por eso, la imposibilidad de oír para un recién nacido repercutirá directamente en un retraso del lenguaje, así como, en diversas dificultades tanto a nivel social, cognitivo y educativo. Para poder realizar una detección precoz de cualquier problema auditivo y, concretamente, de la conocida como hipoacusia, comúnmente llamada sordera, las pruebas del ‘cribado auditivo neonatal’ se hacen imprescindibles.

“La sordera o hipoacusia es el trastorno sensorial más frecuente del ser humano. Cinco de cada 1000 recién nacidos vivos padecen algún grado de hipoacusia y uno de cada 1000 tienen una hipoacusia profunda. Teniendo en cuenta que el 80% de estos niños con hipoacusia ya la tienen presente en el periodo neonatal, resulta imprescindible hacer un diagnóstico precoz de esta deficiencia auditiva”, nos cuenta el doctor Javier Cervera, Otorrino del Hospital Viamed Fuensanta de Madrid.

El experto advierte, además, de la gran problemática futura que puede ocasionar en el desarrollo del niño si no se detectara a tiempo: “La hipoacusia o pérdida de audición que no es diagnosticada en el nacimiento y, por tanto, no tratada adecuadamente, ocasiona importantes problemas de adquisición del lenguaje, desarrollo motor más lento y alteraciones en el desarrollo neurológico. La consecuencia más importante de la hipoacusia es el proceso de adquisición del lenguaje, ya que este se produce en un periodo crítico que va desde al nacimiento hasta el cuarto año de vida. Por eso, es imprescindible hacer un diagnóstico precoz para evitar esta secuela tan dramática”, afirma.


Hasta el año 1995, solo se hacía ‘cribado auditivo neonatal’ a los recién nacidos que tenían factores de riesgo elevado de padecer hipoacusia, que eran los siguientes, según nos detalla el Dr. Cervera:

  • Antecedentes familiares de hipoacusia neurosensorial congénita.
  • Infecciones de la madre en el embarazo, confirmadas o de sospecha, por CMV, Toxoplasma, Herpes, Rubéola, sífilis o VIH.
  • Anomalías craneoencefálicas congénitas que afecten a la línea media o a estructuras relacionadas con el oído.
  • Peso al nacer menor a 1.500 gr.
  • Hiperbilirrubinemias graves por encima de 20 mg/dl.
  • Medicación ototóxica en la madre gestante o en el recién nacido.
  • Meningitis bacteriana.
  • Accidente hipóxico-isquémicos con test de APGAR menor a 4, en el primer minuto, o menor de 6, en el 5º minuto. Encefalopatías moderadas y graves.
  • Ventilación mecánica más de 5 días.
  • Traumatismos craneoencefálicos.
  • Hallazgos en el recién nacido o en la familia de síndromes que se asocien con hipoacusia congénita.

“El problema es que los recién nacidos con estos factores de riesgo suponen solo el 50% de los niños que padecen hipoacusia. El otro 50%, son de origen genético o adquirido que no tienen factores de riesgo, por lo que si no se hace un diagnóstico correcto pueden pasar desapercibidos”, sostiene el experto.

Actualmente, el cribado auditivo se hace de forma universal, tal y como se establece en el Documento Marco sobre Cribado Poblacional, aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del SNS (Sistema Nacional de Salud) y es una prueba que se realiza antes del alta del bebé recién nacido, en las Unidades de Neonatología, tanto públicas como privadas, en todas las Comunidades Autónomas de nuestro país.


Cuáles son las pruebas que se realizan en el cribado auditivo neonatal

Las pruebas que se realizan para el ‘cribado auditivo neonatal’ son dos, fundamentalmente:

  1. Por una parte, las otoemisiones acústicas: que miden las ondas sonoras del oído interno. “Consisten en instalar en el conducto auditivo una pequeña sonda que emite unos sonidos y recoge la respuesta (el eco), que se produce en una zona del oído llamada cóclea. Fueron descritas por Kemp en el año 1978 y actualmente es la prueba más difundida, tanto por su sencillez como por la rapidez en su ejecución. La duración de la prueba no supera los 5 minutos, se hace mientras el bebé está dormido y, por supuesto, no es dolorosa”, explica.
  2. La otra prueba diagnóstica son los potenciales evocados auditivos automatizados de tronco cerebral. “Estos miden la respuesta al sonido, tanto del nervio auditivo como de la vía auditiva a nivel del tronco cerebral. Se presentan unos tonos o clicks en el oído del bebé, mediante unos auriculares. Con unos electrodos colocados en la cabeza se recogen las respuestas eléctricas que se generan a esos estímulos. También es una prueba muy sencilla de hacer, rápida y no dolorosa”, asegura.

Además, parece ser que las dos pruebas se complementan ya que: “Las otoemisiones miden la respuesta de la cóclea, es decir, del oído interno, y los potenciales automatizados de toda la vía auditiva. Por lo que, se puede hacer un diagnóstico de un tipo de sordera, llamada neuropatía auditiva, que, aunque es poco frecuente, si solo se hacen las otoemisiones acústicas puede pasar desapercibida. Las pruebas no miden la intensidad de la hipoacusia, solo se diagnostica un pasa o no pasa”, detalla.

Niña con aparato en el oído©AdobeStock


Qué pasa si el bebé no pasa el cribado auditivo

Si no pasa el cribado auditivo el bebé es derivado al especialista de otorrinolaringología para confirmar o descartar la posible hipoacusia. “Hay que decir que el hecho de que la prueba de cribado auditivo neonatal no se pase, no es sinónimo de que necesariamente el bebé sea sordo, puede haber falsos negativos”, puntualiza el doctor.

Una vez que se haya detectado alguna anomalía en las pruebas del ‘cribado auditivo neonatal’, el siguiente paso sería que un audiólogo complete el estudio del niño. “Este se debe hacer lo antes posible, preferiblemente previo a los 3 meses de vida, para iniciar el tratamiento antes de los 6 meses de vida”, recomienda.

Las pruebas audiológicas que se realizan son dos:

  • Los potenciales evocados de tronco cerebral: “Registran la respuesta electrofisiológica a la estimulación de la vía auditiva desde la cóclea hasta el colículo inferior del tronco del encéfalo. Esta prueba, determina el umbral auditivo hasta los 20 decibelios, la limitación que tiene es que mide solo las frecuencias de 2000 y 4000 Hz, por lo que tiene poca sensibilidad para las frecuencias bajas”, dice el experto.
  • Y se complementa la exploración con los potenciales evocados auditivos de estado estable: “Estos determinan los umbrales auditivos en las frecuencias de 500, 1000, 2000 y 4000 Hz. Resultan muy útiles para obtener una aproximación a los umbrales auditivos para facilitar tanto una adaptación audioprotésica con audífonos, como un posible implante coclear”, detalla.

Cuando estas pruebas audiológicas confirman una pérdida de audición, el paso siguiente es hacer un estudio de imagen mediante un TAC y una Resonancia Magnética para así poder llegar al diagnóstico del origen de la hipoacusia.

Cuáles son los siguientes pasos después del diagnóstico

Una vez hecho el diagnóstico correcto del tipo de hipoacusia, en el que sabremos cuál es el grado de pérdida de audición y el origen que la causa, los profesionales actúan de forma programada para poner solución, así como un tratamiento adecuado.

“Si la hipoacusia es moderada o severa, en primer lugar, se deberá proceder a la adaptación de unas prótesis auditivas, los llamados audífonos, que se pueden poner incluso con 3 meses de vida”, revela el doctor. Y, en los casos de hipoacusia profunda: “El tratamiento de elección es el implante coclear. Estos dispositivos han permitido facilitar la audición a los niños con pérdida de audición profunda, de tal manera que, si la cirugía se realiza alrededor del año de vida, va a tener un desarrollo del lenguaje completamente normal, sin ningún tipo de retraso. Hoy en día se admite de forma consensuada que la adaptación del implante coclear debe ser bilateral”, sostiene.

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