Las personas con perro tienen mejor humor y más salud mental, según la ciencia

La relación que mantenemos con los perros es muy especial, las investigaciones determinan que son clave para nuestra felicidad.

Por David Navarro

Que los perros nos alegran el día a día no es una novedad para aquellas personas que conviven con canes. Sin embargo, existen diversos estudios e investigaciones que revelan que hay motivos para creer que tener perro mejora sustancialmente nuestro sentido del humor, nuestra actitud frente a los problemas y, a medio-largo plazo, es una variable significativa a la hora de mantener un mejor estado de salud general.

El psicólogo Harold Herzog de la Universidad de Western Carolina, en Estados Unidos, ha dedicado gran parte de sus investigaciones a comprender cuál es el vínculo entre los dueños de mascotas y la salud. Según sus indagaciones analizando casos, estadísticas y realizando estudios comparados, la probabilidad de sufrir ataques cardíacos es menor en dueños de perros, así como la posibilidad de padecer depresión, migrañas o úlceras gástricas. ¿Qué tienen que ver todas estas afecciones humanas con tener perros?

Es uno de los principios de la terapia con perros, y es que el sentimiento de manada que genera tener contacto con estos animales trasciende a la parte más racional del ser humano. Convivir con un perro nos hace desarrollar otro canal de comunicación con él, uno distinto al que mantenemos con el resto de humanos o con nosotros mismos. Los perros, a diferencia de los gatos o de otras mascotas, potencian en gran medida esa comunicación, porque nos devuelven su mirada y colaboran activamente en nuestro día a día, tanto en la intimidad del hogar como en el exterior cuando los sacamos a pasear.

Según otro estudio de la Fundación Affinity, que exploró la conexión entre humanos y perros para evaluar cómo afecta a carácter de los humanos, se demostró que tanto los niños como los adultos que conviven con canes lo que hacen diariamente es reforzar su responsabilidad con el animal y renovar el compromiso recíproco de cuidar y ser cuidados. En el caso de los niños, se determinó que el 46% de éstos percibían a su mascota como el principal vínculo emocional, sin contar a sus padres.

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El secreto de la felicidad está en los pequeños detalles

Los perros nos obligan a salir a la calle tres veces al día. Probablemente más de una vez te gustaría no tener que acompañarle fuera, hace frío, tienes cosas que hacer o probablemente arrastres el cansancio de toda la semana y lo último que te apetezca sea salir a dar un paseo. ¿Cuántas veces, una vez que estás en la calle paseando a tu perro, sientes que dar ese paseo te va bien a ti también? Es una cuestión de detalle, el perro nos obliga a salir, a caminar e incluso a relacionarnos con otros dueños o vecinos, y esta es una dinámica que ocurre por lo menos tres veces al día. Pocas tomas de voluntad son tan constantes en nuestra vida y tan beneficiosas.

Según un estudio de la Universidad de Washington State, en Estados Unidos, la dinámica constante de pasear a nuestro perro constituye un revulsivo contra el estrés y la ansiedad humana, y potencia el buen humor, la disciplina y fortalece la relación humano-perro. Los investigadores explican que el mero hecho de vernos obligados a salir a la calle tres veces al día sin otro cometido que pasear y observar a nuestra mascota, es un foco de atención tan concreto y libre que favorece que hagamos un parón en nuestro día a día, que pensemos en nuestros problemas y que los abordemos desde otro ángulo. Gracias al contacto con el perro en cierta medida no nos sentimos solos o estresados durante el paseo, sino que el efecto de caminar en compañía hace que nos sintamos parte de nuestra manada, y esto apela a una parte subconsciente de nuestra psique que nos tranquiliza, difundiendo el mensaje de que no hay prisa, que estamos a salvo, y que el objetivo es simplemente pasear.

Por otro lado, otro estudio del CDC (Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos) determina que caminar de forma habitual con nuestro perro, jugando con él o simplemente supervisando como juega con otros canes puede ser el refuerzo y el ejercicio que necesitamos para reducir nuestra presión arterial, bajar los niveles de colesterol y triglicéridos. Y desde el punto de vista hormonal, estos paseos pueden ayudar a mantener a raya los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

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Un apoyo para luchar contra la depresión

No existen fórmulas mágicas para paliar la depresión, sin embargo se ha comprobado que tener perro ayuda bastante a generar unas dinámicas de responsabilidad y de comunicación diaria que pueden favorecer a minimizar los efectos de esta enfermedad. La rutina que implica cuidar de un perro es importante, pero también como el animal tira de nosotros y busca nuestra atención. La comunicación de los perros es muy sencilla, ni demanda explicaciones ni juzga, por lo que sintetiza muy bien las necesidades más básicas de atención y responsabilidad que se pueden asumir y necesitar en cuadros depresivos.

Convivir con un perro y participar de sus cuidados pone en marcha mecanismos neurofisiológicos que están presentes también en otras relaciones interpersonales, pues se están liberando mediadores químicos de interacción social. Esto quiere decir que a la hora de interactuar con nuestro perro se están generando y liberando citosina y dopamina, asociadas al placer social y a cierto bienestar anímico.

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