Párkinson: todo sobre la enfermedad que padece el padre de Esmeralda Moya

Esta enfermedad neurodegenerativa afecta a más de 7 millones de personas en todo el mundo

Por Pilar Hernán

"Mi padre lucha cada día para que su movilidad, sus fuerzas y sus ganas no se vean afectadas con el paso de los días y su cabeza no nos abandone", afirmaba recientemente la actriz Esmeralda Moya sobre la dolencia que padece su padre, el párkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa con mayor incidencia en el mundo. Un problema de salud que padece también el actor Michael J. Fox, que fue diagnosticado a una edad muy temprana. 

Qué es el párkinson y por qué se produce

Estamos ante una enfermedad que padecen más de 7 millones de personas en todo el mundo y, en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), más de 150.000 personas están afectadas por esta enfermedad neurológica crónica y progresiva -cada año se diagnostican en España unos 10.000 casos nuevos de esta enfermedad-.

Los datos, además, llaman a la reflexión, pues tal y como confirman los expertos, al margen de las cifras de afectados, hay que considerar también que la discapacidad y mortalidad de la enfermedad de Parkinson están aumentando más rápido que cualquier otra enfermedad neurológica. Y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló hace unos meses que la prevalencia de esta enfermedad se ha duplicado en los últimos 25 años y este aumento ha producido que, en estos años, también se haya duplicado la pérdida de años de vida ajustados por discapacidad (actualmente estimada en 5,8 millones de años).

“Aunque el origen de la enfermedad de Parkinson aún se desconoce, al igual que ocurre con la mayoría de enfermedades neurodegenerativas crónicas, se cree que su aparición surge por una combinación de factores de riesgo no modificables, como el envejecimiento o factores genéticos. No obstante las formas familiares sólo representan alrededor del 5% de los casos. La exposición a ciertos factores ambientales podría incrementar o disminuir el riesgo del párkinson, pero el conocimiento de estos factores aún no es lo suficientemente amplio y se han encontrado resultados contradictorios en muchos estudios”, nos detallaba el Dr. Javier Pagonabarraga Mora, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología.

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El impacto de una población cada vez más envejecida

Los expertos no dudan en buscar las razones de este aumento. “Los avances diagnósticos y terapéuticos que ha experimentado esta enfermedad en los últimos años son algunas de las razones que explican este aumento en la prevalencia de la enfermedad de Parkinson. Pero sobre todo, detrás de este incremento, está el progresivo envejecimiento de la población”, explica el Dr. Álvaro Sánchez Ferro, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología. “Y es que la edad es el principal riesgo para padecer esta enfermedad. Sobre todo, a partir de la sexta década de vida, la incidencia y la prevalencia de esta enfermedad aumenta exponencialmente. Así, mientras que estimamos que la enfermedad de Parkinson afecta a un 2% de la población mayor de 65 años, pasa a ser al 4% en mayores de 80 años. Por esa razón también calculamos que, en España, y debido al progresivo envejecimiento de nuestra población, el número de afectados se triplique en los próximos 30 años”.

Eso sí, la enfermedad de Parkinson no sólo afecta a personas de edad avanzada. Aproximadamente un 15% de los casos actualmente diagnosticados en España corresponden a personas menores de 50 años.Como decíamos al comienzo, un caso muy conocido es el del actor Michael J. Fox, que padece la enfermedad desde una edad muy temprana, pues fue diagnosticado con tan solo 29 años.

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¿Una enfermedad genética?

Una de las dudas que más se plantean es si el hecho de tener un familiar cercano con la enfermedad de Parkinson aumenta las posibilidades de padecer este trastorno. Pues bien, los expertos consideran que solo un 10% de los casos de esta enfermedad corresponden a formas hereditarias. Y es que, lamentablemente, en el 90% de los casos, la causa de enfermedad de Parkinson sigue siendo desconocida, aunque la comunidad científica cada vez encuentra más evidencias de que su origen es el resultado de una combinación de factores ambientales en personas genéticamente predispuestas.

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¿Se puede prevenir?

A la vista de los datos, surge la pregunta de si está en nuestra mano seguir algún tipo de estrategia para tratar de prevenir la aparición de la enfermedad. Lo cierto es que, como decíamos, las causas son desconocidas, pero lo que está claro es que el estilo de vida puede tener influencia en el desarrollo de la enfermedad. “Teniendo en cuenta el desafío que supone el previsible incremento de nuevos casos de esta enfermedad, se hace muy necesario llevar a cabo estrategias de prevención sobre aquellos factores que ya sabemos que pueden aumentar el riesgo de padecerla”, comenta el Dr. Álvaro Sánchez Ferro. “En este sentido, sabemos que un buen estilo de vida ayuda a protegernos contra la enfermedad de Parkinson y esto incluye realizar ejercicio físico de forma regular, optar por la dieta mediterránea, o controlar la hipertensión y la diabetes tipo 2. Por otra parte, la exposición a pesticidas, a disolventes industriales, a la contaminación del aire, o a infecciones por helicobacter pylori o hepatitis C, también se han asociado, entre otros factores, a un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Por lo que es necesario debatir programas de salud pública que eviten la exposición de la población a estos”.

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Síntomas de la enfermedad

Cuando piensas en párkinson, se viene inmediatamente a la cabeza un síntoma muy claro: el temblor. Lo cierto es que la enfermedad no se limita a esa señal, sino que produce diversos síntomas motores y no motores. “Tendemos a asociar la enfermedad de Parkinson únicamente a la sintomatología motora, cuando en realidad es una enfermedad que se puede manifestar de muchísimas otras formas. Y de hecho, los síntomas no motores pueden llegar a ser, en muchas ocasiones, muy incapacitantes. Además, cuando los primeros síntomas de la enfermedad no son los motores o no son tan evidentes puede ser complicado identificarla de forma temprana e incluso difícil de diferenciar de otros síndromes parkinsonianos. Actualmente tenemos en España un retraso diagnóstico de entre 1 y 3 años y esto hace que aproximadamente un tercio de los nuevos casos estén aun sin diagnosticar”, señala el Dr. Álvaro Sánchez Ferro.

  • Entre los síntomas motores, los más habituales son el temblor y la lentitud de movimientos. Y además de los síntomas que ocurren al inicio, aparecen otros problemas con la evolución de la enfermedad como las fluctuaciones motoras se hacen presentes en más del 80% de los pacientes tras 5 y 10 años desde el diagnóstico. Pero los síntomas motores no siempre son los primeros en aparecer al inicio de esta enfermedad.
  • Hasta en un 40% de los casos la primera manifestación del párkinson es la depresión y, esto, puede llevar a diversos errores diagnósticos. Entre otros síntomas no motores destacan la ansiedad, los problemas cognitivos, trastornos del sueño, dolor, estreñimiento, problemas de deglución o en la función genitourinaria.

La importancia de un diagnóstico precoz

El objetivo en el abordaje de la enfermedad es mejorar la calidad de vida de quien lo padece, así como prevenir la aparición de posibles complicaciones y minimizar la discapacidad a largo plazo. Y eso se consigue en mayor medida cuando se realiza un diagnóstico temprano de la enfermedad. El tratamiento farmacológico disponible actualmente, si bien no logra detener el proceso degenerativo, resulta eficaz para mejorar la mayoría de los síntomas motores y para muchos de los síntomas no motores. “En todo caso, el tratamiento de esta enfermedad requiere de un enfoque integral, en el que se incluyan también tratamientos no farmacológicos, y también un enfoque individualizado, según la discapacidad, la edad del paciente y de las complicaciones y síntomas que van surgiendo a lo largo de su evolución”, concluye el Dr. Álvaro Sánchez Ferro.

Los tratamientos de logopedia en el Parkinson

La enfermedad de Parkinson puede afectar, por ejemplo, a la capacidad de comunicación y deglución. Por ello, “la logopedia puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con párkinson a través de diferentes técnicas y terapias”, afirma José Carlos Fernández, logopeda especialista en párkinson y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM). Se estima que entre el 60-80% de las personas con enfermedad de Parkinson presentan alteraciones del habla, algo que aumenta con la progresión de la patología. Por ello, José Carlos Fernández explica que es importante que los logopedas intervengan con estos pacientes para trabajar aspectos de la voz y del habla: “La enfermedad de Parkinson puede provocar la aparición de una voz de baja intensidad y una articulación del habla alterada, debido a que los movimientos orales se producen con dificultad en el control del movimiento. También se pueden producir alteraciones en el ritmo del habla, así como en la respiración, lo que incita que, muchas veces, el habla sea ininteligible”.

La enfermedad de Parkinson puede afectar al habla de diferentes maneras. Por lo tanto, el tratamiento óptimo debe ser individualizado y centrado en la sintomatología y el estadio en el que se encuentra. “Si la persona está en un estadio inicial, requerirá de un tratamiento intensivo, con un alto número de repeticiones centradas en el objetivo fijado. Dicha intervención debe realizarse con una dosificación adecuada a la persona, y lo trabajado en la clínica se debe transferir al día a día de la persona”, especifica este logopeda.