Las lesiones en el menisco, ¿impiden hacer deporte?

Analizamos las causas de este problema en la articulación de la rodilla, así como los tratamientos para una recuperación óptima

Por Pilar Hernán

Las lesiones en una articulación como la rodilla son, sin duda, motivo de preocupación para quien las padece. Y entre las más conocidas se encuentran las relacionadas con el menisco. “Las más frecuentes son las roturas, que pueden ser clasificadas como estables -y nombradas según la dirección de la rotura (verticales, radiales u horizontales)-, o inestables, si cada uno de estos tipos avanza (asa de cubo, pico de loro o flaps)”, nos comenta Ana Gacimartín, miembro de la Comisión de Ejercicio Terapéutico del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM). ¿Por qué se producen normalmente dichas lesiones? “Lo más común es que aparezcan de manera traumática, en situaciones donde hemos tenido un 'fallo' de rodilla. Es decir, momentos donde la rodilla pierde súbitamente su estabilidad y excede su amplitud normal de movimiento”, nos cuenta la especialista, que añade que, en estas situaciones, igual que pueden lesionarse los meniscos, pueden hacerlo los ligamentos y, por ello, estas lesiones están relacionadas.

“En el caso de los meniscos se pueden producir también lesiones de manera degenerativa en personas mayores de 50 años, en cuadros clínicos donde no se reconoce un momento concreto donde se produjera la lesión”, nos cuenta.

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Estos son sus síntomas

¿Cómo podemos saber si tenemos una lesión? El dolor es la señal inequívoca. “Normalmente, estas lesiones provocan un dolor localizado que el paciente siente en la zona interna en la rodilla. Se nota en la cara interna con mayor frecuencia, ya que el menisco interno suele ser el que más se lesiona. Pero también se puede localizar en la cara posterior, ya que en ambos meniscos se afectan con frecuencia en su parte posterior. Y si las roturas son inestables, también pueden producir sensación de bloqueo y ruidos articulares”, nos explica Gacimartín.

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Ojo con la obesidad

Existen, además, factores de riesgo que pueden hacer a una persona más propensa, no solo ante una lesión de menisco, sino en general a sufrir estos mecanismos de desestabilización de la rodilla, donde te puedes lesionar diferentes estructuras de la misma junto con el menisco. “En este sentido, hay factores anatómicos, como la forma de tus miembros inferiores; aspectos biomecánicos, como déficits de movilidad o fuerza de lesiones anteriores que quedan sin trabajar; o el sedentarismo, que se ha incrementado de manera especial en estos últimos años. Gran parte de las lesiones de menisco que atendemos desde la fisioterapia se dan en personas que han pasado de no hacer nada a realizar deportes de intensidad sin haber hecho una correcta progresión”, detalla la experta. Y matiza un aspecto importante: existe además un factor específico de la lesión de menisco que sería la obesidad. “Nuestros meniscos reparten las presiones en las rodillas, por lo que este factor puede agravar este tipo de lesiones”, apunta.

Buscando la mejor solución

¿Cuál es el tratamiento recomendado para solucionar las lesiones de menisco? La experta nos confirma que según el tipo de lesión se podrá optar por un tratamiento conservador o será necesaria la cirugía. “Después de la valoración médica, lo ideal sería intentar primero el tratamiento conservador junto al fisioterapeuta, con objetivo de favorecer la resolución de la fase aguda y el dolor. Si lo conseguimos, hay que continuar el trabajo de fuerza y de control neuromuscular para restaurar los déficits y que no vuelva a ocurrir otro fallo de rodilla. El problema es que muchos pacientes dejan a medias esta parte de la recuperación y por eso no es extraño el gran índice de recaída”, explica sobre los pasos a seguir en un primer momento.

Pero, claro está, confirma que de no conseguir esos objetivos, o de acompañarse incluso con signos de bloqueo articular, se suele valorar la cirugía. “En este caso existen dos tipos principales: la menistectomía, que es una extirpación parcial de la zona afectada, y la sutura meniscal, donde se cosen los cabos manteniendo la estructura. La recuperación de esta segunda es más larga, pero desde luego merece la pena contemplarla, ya que se mantiene el menisco con todas sus capacidades”, dice.

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Hacer ejercicio, ¿sí o no?

Le planteamos si se puede practicar ejercicio tras haber padecido una lesión en el menisco. Y su respuesta es contundente: “Sí, desde luego, pero después de realizar una recuperación específica y completa”. Así, apunta que lo normal es que las personas que sufren una lesión de menisco superen la fase más aguda y luego “vayan probando”. Pero de esta forma existe un escalón muy grande que puede llevar a la recaída. “La vuelta al deporte es arriesgada si no se valoran ítems como la movilidad, la fuerza y el control neuromuscular y se abordan mediante la fisioterapia. Pero la vuelta a la actividad deportiva debe ser un objetivo fundamental, siempre con tratamientos basados en el ejercicio terapéutico”, detalla. ¿Hay algunos deportes contraindicados? Nos cuenta que en principio, no. “Si se ha hecho una correcta recuperación, la única limitación podría presentarse en el caso de sufrir una menistectomía de gran amplitud, donde lo recomendable es moderar los deportes de impacto y no practicarlos con gran intensidad, educando a la vez al paciente en la importancia del control del sobrepeso”, concluye.