¿Tienes pensamientos que no te hacen bien? Te damos las claves para evitarlos

Los pensamientos negativos suelen afectar a nuestra autoestima y limitan nuestros progresos, por lo que es importante aprender a controlarlos

Por Pilar Hernán

Aunque el objetivo suele ser ver el lado bueno de las cosas, pensar en positivo, lo cierto es que hay momentos en los que nos dejamos llevar por pensamientos que no nos hacen bien. A todos nos pasa en alguna ocasión. Por eso, la clave es encontrar las estrategias para poder detectarlos. "Habitualmente entendemos los pensamientos como realidades, pudiendo causar problemas, ya que, no es lo mismo pensar que puedo conseguir aprobar un examen si lo estudio con suficiente tiempo que pensar que nunca voy a ser capaz de encontrar un trabajo que me guste. Esta última clase de pensamientos son pensamientos negativos y suelen afectar a nuestra autoestima y limitar nuestros progresos. Son pensamientos que aparecen por lo general de forma automática, solemos tenerlos tan interiorizados que no somos conscientes de que los estamos pensando y nos generan emociones desagradables", nos cuenta la psicóloga Regina López, de Mundopsicologos.com.

Lee también: 'Pensar bonito nos ayuda a tener una vida más plena y a solucionar mejor los problemas'

Establecer un diálogo interno

La experta recomienda que para poder identificarlos lo más importante es que prestemos atención a nuestro diálogo interno. Al hacerlo podremos identificar cuando están apareciendo pensamientos exigentes y extremistas como por ejemplo “siempre me sale todo mal”, “debería sacar mejores notas” o “nunca voy a poder superar esto”. "Si nos fijamos en este tipo de pensamiento de carácter absoluto veremos claramente que son pensamientos negativos y que necesitamos modificarlos para evitar sus efectos en nuestro estado de ánimo", sugiere.

Al ser pensamientos de un carácter marcadamente negativo y pesimista generarán en nosotros emociones desagradables que se retroalimentarán con esta forma de pensar. "Si pienso 'no sirvo para nada' es lógico que aparezcan emociones como tristeza, frustración, enfado conmigo mismo, etc", nos detalla la especialista.

Como ella misma apuntaba, uno de los problemas es que podemos tenerlos ya automatizados e interiorizados y no nos damos cuenta de que realmente están ahí. "Todos a lo largo de nuestra vida vamos a tener pensamientos tanto positivos como negativos, el problema comienza cuando, como comenté con anterioridad, estos pensamientos están tan interiorizados que pueden pasar desapercibidos. Algunos de ellos serán expresiones y comentarios que hemos ido escuchando desde que éramos niños y que se han grabado como realidades en nuestro pensamiento, por eso cuesta identificarlos y modificarlos", nos comenta.

Lee también: ¿Cómo salir de un bloqueo mental o emocional?

¿Podemos normalizar estos pensamientos?

Una de las dudas que nos surge es si podemos llegar incluso a normalizarlos, a asumirlos y a no considerarlos un problema, sin percatarnos de que no nos hacen bien. "Podemos normalizarlos porque nuestro diálogo interno y la autopercepción se va formando desde que somos pequeños. Se formará no solo en base a nuestros éxitos y fracasos, sino también en base a lo que las personas de nuestro entorno opinan de nosotros. Todo esto hace que se conviertan en creencias que asumimos como reales y que si no tomamos consciencia de ellas y del efecto que tienen en nosotros mismos nos limitarán y acompañarán en nuestro día a día", nos comenta la psicóloga.

Lee también: Fallar es positivo y esto es lo que puedes aprender del fracaso

Así es como debes afrontarlos

¿Cómo debemos actuar para tratar de poner freno a esos pensamientos que pueden llegar a ser perjudiciales?  La psicóloga nos da algunas claves:

-Para comenzar será esencial que nos fijemos en cómo nos hablamos ante situaciones de reto, dificultad o incluso de fracaso.

-Una vez identifiquemos cual es nuestro diálogo, el siguiente paso será convertirlo en un diálogo más compasivo, entendiendo si teníamos conocimientos para hacer las cosas de una forma diferente, empatizando con nosotros mismos y utilizando esta experiencia para ver otras opciones que nos sean más efectivas en un futuro. Y nos pone un ejemplo práctico: si una semana he cogido demasiado trabajo y noto que no soy capaz de llevarlo a cabo al completo o que, pese a poder terminarlo, me está afectando a mi estado de ánimo o energía debería cambiar pensamientos del estilo “siempre lo haces todo mal” o “nunca consigues organizarte” por “está claro que esta forma de organizarme no me viene bien, ¿cómo puedo hacerlo la siguiente ocasión para que no me suponga este grado de desgaste?”.

-En un principio puede parecer una estrategia muy poco natural, pero según la vamos poniendo en práctica nos resultará más sencillo que aparezca de manera espontánea este pensamiento compasivo hacia nosotros mismos.

¿Es conveniente buscar ayuda profesional en el caso de que estemos siendo dominados por estos pensamientos? "Lo ideal, si me doy cuenta de que mi forma de actuar conmigo mismo me está perjudicando, es buscar ayuda de un psicólogo que me acompañe en el proceso de encontrar cuáles son esas creencias que tengo afianzadas acerca de mí mismo, su origen y cómo modificarlas de forma efectiva cerrando las heridas que posiblemente hicieron que aparecieran", concluye.