La nata ayuda a que la masa de las magdalenas esté más esponjosa y con un sabor suave a la par que delicioso. Puedes aromatizarla con los ingredientes que más te apetezca, pero nosotros solo haremos con un poco de esencia de vainilla. Pocas cosas hay comparables a unas magdalenas caseras para tomar en cualquier momento del día.
- 350 g de Harina de repostería
- 250 g de Azúcar blanca
- 150 ml de Nata para montar
- 250 ml de Aceite de girasol
- 15 g de Levadura en polvo
- 4 ud de Huevo
- 1 cucharada de Esencia de vainilla
- Almendra laminada
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1.
Comienza batiendo los huevos con el azúcar hasta obtener una crema blanquecina.
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2.
Echa la nata e íntegrala bien con una varilla.
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3.
Añade el aceite y la vainilla y vuelve a mezclar.
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4.
Tamiza la harina y la levadura y échalas, poco a poco, sin dejar de mezclar, a la masa.
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5.
Tapa y deja reposar la masa unos 30 minutos.
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6.
Precalienta el horno a 200 grados.
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7.
Llena 3/4 partes de moldes para magdalenas, colócalas en una bandeja de horno y echa por encima las láminas de almendra.
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8.
Mételas en el horno durante 15 minutos a 190 grados.
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9.
Saca con cuidado las magdalenas y deja enfriar antes de comer.
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