La dieta nórdica o cómo adelgazar de forma saludable

Un elevado consumo de pescados, alimentos eco y productos de proximidad son la base de la alimentación en países como Suecia

Por hola.com

Lo nórdico está de moda. Incluso su dieta se ha convertido en una de las guías de alimentación saludable para muchas personas. Pero, ¿qué la hace especial? ¿Cuáles son sus bases nutricionales? Y, sobre todo, ¿cómo nos puede ayudar a mantener la báscula a raya? Vamos a darte todas las claves, con la ayuda de la opinión de los expertos sobre este tipo de alimentación en países como Suecia.

Menores índices de obesidad que en otras zonas

Leticia Carrera, de los Centros Médico Estéticos Felicidad Carrera, explica que “parte de la fiebre actual por la dieta nórdica radica en que en estos países (Suecia, Dinamarca, Islandia, Noruega o Finlandia) los índices de obesidad son bastante menores que en el resto del mundo. Esto ha disparado la popularidad de su dieta y el interés por ahondar en lo que comen”. De hecho, las modelos suecas han vivido un auténtico boom en los últimos años, teniendo como mayor referente actual al ángel de Victoria's Secret Elsa Hosk.

 

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La influencia del frío en la dieta

Hay que partir de una base diferencial, marcada, sobre todo, por el clima extremo en estas latitudes. Y es que la temperatura influye, y mucho, a la hora de alimentarnos. “Las temperaturas que son extremadamente bajas como las de los países nórdicos que están la mayor parte del año bajo cero condicionan el tipo de alimentación y su forma de vida. Por un lado, condicionan la forma de cultivar los alimentos, son muy ecológicos y están poco procesados, y por otro, las personas que habitan en climas muy fríos suelen tener un metabolismo más rápido”, nos cuenta la Dra. Mar Mira, nutricionista, médico estético y codirectora de la Clínica Mira+Cueto, quien añade que “procesan mejor alimentos grasos y azúcares. Las grasas no se acumulan con tanta facilidad, se utilizan como fuente de energía, la desgastan y tienen menos tendencia al sobrepeso”.

El frío extremo influye también en los hábitos a la hora de comer, tal y como nos cuenta Leticia Carrera: “En mi opinión, el frío o el calor sobre todo influyen en los hábitos de comida. Quizá por ese frío extremo en estos países nórdicos casi nadie come en la calle y el fast food no está tan desarrollado como por ejemplo en EEUU, los países latinos o la cultura mediterránea. El buen tiempo anima a comer en la calle, de forma más desordenada y comida procesada. Cuando el frío aprieta preferimos la comida casera y los platos elaborados, y eso cuando se convierte en rutina es la mejor alimentación que podemos regalarnos”.

Además, hay que tener en cuenta un aspecto que nos explica Laura Parada, nutricionista y directora gerente de Slow Life House: “Cuando los climas son muy extremos hay determinados grupos de alimentos que no se pueden cultivar o hacen más difícil su producción. Esa es la razón por la que se utilizan muchos alimentos en conserva, mermeladas, escabeches, etc”.

 

 

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Directos a tu lista de la compra

-El pescado es el rey de su alimentación, especialmente el afamado salmón noruego -ya sea fresco o ahumado-, con un alto porcentaje de ácidos grasos Omega 3 y Omega 6. Con ellos prevenimos enfermedades del corazón, regulamos los niveles de colesterol y retrasamos el envejecimiento, por su alto poder antioxidante. También consumen bacalao, arenque, la trucha, la caballa y los mariscos.

-Frutas y verduras como coles, tubérculos, legumbres y setas.

-Las frutas y bayas maduran muy lentamente en el clima frío y este fenómeno hace que las frutas tengan una tendencia a un volumen más pequeño y con un gusto más intenso.

-Las fresas, manzanas y cerezas son populares y forman parte de una gran variedad de postres típicos.

-Abundan alimentos integrales, como la avena, el centeno y la cebada.

-Carne de caza, como cordero, alce, reno, aves salvajes.

-Huevos.

-Conservas.

-Aceite de semilla de colza.

-Especias: eneldo, canela y hierbas autóctonas

Comida orgánica y productos 'Km 0'

Otra característica es su apuesta por la comida orgánica y los cultivos de proximidad. En España vemos que ahora la comida ecológica empieza a consolidarse como una opción real, aunque aún encontramos el problema de su precio elevado. Esto en los países nórdicos no ocurre, y están mucho más familiarizados desde hace varias décadas con la comida orgánica: verduras, legumbres, frutas, cereales, lácteos orgánicos y los ya citados pescados son sus apuestas más habituales. Un buen ejemplo son el pan y la leche: en estos países el pan de centeno y la leche de soja son dos clásicos desde hace años, y en España hasta hace relativamente poco no eran fáciles de encontrar.

Y hay que sumar otro punto a su favor: muchos de los productos son típicos de esa dieta por proximidad. Es decir, los tienen a su alcance en su día a día.  Leticia Carrera explica que “esto tiene mucho que ver conel culto a lo orgánico y a lo producido cerca de donde consumimos, para evitar transportes y deterioros en los alimentos. En España vamos algo más lentos en lo relacionado con el consumo ecológico en general y con los que aquí llamamos productos de KM0 en particular. Poco a poco nos vamos familiarizando con lo importante que es el consumo local y de temporada”. Eso sí, hay que remarcar, que como en el resto de países del mundo y debido a la globalización e industrialización de la alimentación, el consumo de productos procesados ha aumentado exponencialmente, apartando productos que antes eran de consumo habitual o diario.

 

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Dieta nórdica 'vs.' dieta dieta mediterránea

En cualquier caso, vivimos en un país mediterráneo, que puede presumir de tener una de las dietas más saludables del mundo, reconocida por los expertos en nutrición de todo el planeta. Por eso, hemos querido indagar en las diferencias entre ambas, sobre todo para saber si alguna de las dos puede tener más beneficios para nuestra salud. “Es una dieta muy saludable, pero no demasiado diferente a la mediterránea. Quizá se apoyen más si cabe en los pescados y las verduras que nosotros (son los países más avanzados en alimentación 'eco') y, por contra, suelen descartar la carne roja. El aceite de oliva apenas se usa, y lo sustituyen por el de colza. Hay estudios que demuestran que la dieta nórdica actual es más hipocalórica que la mediterránea”, explica Leticia Carrera.

Mar Mira nos explica que en su opinión “ambas dietas son muy recomendables desde el punto de vista de que no se basan en el consumo de alimentos procesados y sí fomentan el de alimentos cardiosaludables y con propiedades antioxidantes. Ambas promueven la salud y bien respetadas ayudan al control del peso. Sí es cierto que hay algunos estudios que han demostrado una mayor pérdida de peso con la dieta nórdica”.

En lo que sí que sacamos mejor nota en los países del sur de Europa es en que la dieta mediterránea “aporta mayor cantidad de frutas y verduras frescas, además de grasas vegetales saludables como el aceite de oliva”. Mar Mira insiste también en lo relativo a nuestro oro líquido: “Uno de los principales productos estrella de nuestra dieta es el aceite de oliva, que en la dieta nórdica es sustituido por el de colza, ambos son ricos en ácidos grasos buenos”. Y añade que “la dieta nórdica se basa más en el consumo del pescado azul como el salmón, que es muy rico en ácidos Omega, y el atún, comen menos carne roja, menos grasa y azúcares y mucha fibra”.

Quizá el mayor problema de ambas dietas radica en que cada vez nos alejamos más de ellas, como explica Marta Vallejo: "Tanto la mediterránea como la nórdica se han alejado de su patrón original debido a la industrialización de la alimentación".