La princesa Leonor vuelve a casa en tres semanas, así es su vida de alumna, después de medio año en el internado de Gales

Recibió las notas del último trimestre el 3 de marzo, estudia muchísimo y las calificaciones siguen siendo excelentes

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Recibió las notas del último trimestre el 3 de marzo y, en el calendario de UWC Atlantic College, se avecina otro descanso escolar. La princesa Leonor vuelve a casa en tres semanas. El tiempo vuela. Ya han pasado casi siete meses desde que puso un pie en el colegio. De septiembre, cuando, en plena cuarentena, bailaban bajo el cielo para llenarse de vida, al 14 de abril, el día en el que comenzarán las vacaciones de primavera, marcando la cuenta atrás para las de verano, que empezarán el 17 de junio.

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Aunque, desde el 6 de marzo, tras meses de burbuja estudiantil, todo es un poco diferente. El uso de mascarilla sigue siendo obligatorio en determinados espacios y todavía se aplica la regla de solo seis personas en un dormitorio a la vez, pero las normas se han relajado muchísimo y las puertas del campus ya están abiertas. Si no hay vuelta atrás con la pandemia, la princesa y sus compañeros empezarán a saborear lo que era la vida del colegio antes de la Covid.

Un ejemplo, 30 equipos de Atlantic Colle­ge han recaudado fondos y acaban de participar en la carrera de veinticuatro horas de Gales emprendida por Running To Stop The Traffik. Una organización benéfica que apoya a los 40 millones de personas estimados en esclavitud en todo el mundo, la mayoría mujeres y niños.

Tras las vacaciones de Semana Santa, se irá de campamento con sus compañeros por las tierras salvajes de Gales: sin móviles, con saco y colchoneta, comida básica y grandes retos en la Naturaleza

En paralelo, los estudiantes también han empezado a hacer planes personales porque hay mucho que hacer y ver. Ya pueden salir —hay que firmar en recepción— y no hay límite de tiempo para que estén fuera del campus durante el día, aunque sí un ‘toque de queda’ vespertino que marca el horario de entrada entre 19:30 y 20:30, dependiendo de si es o no fin de semana.

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El 31 de agosto, la princesa se despide de los Reyes y pone rumbo a su internado.

Los planes

Cuando la princesa regrese al castillo de San Donato, el día 24 de abril, tras pasar Sema­na Santa en España, ya no se tendrá que aislar porque está vacunada, aunque se mantienen pruebas obligatorias para los estudiantes dos veces por semana. Y entrará en el programa Spring Forward, un trampolín para que los estudiantes de primero de bachillerato internacional se preparen para el próximo año académico, que incluye diferentes proyectos y actividades. Entre ellos, como informa el colegio en su web, la investigación y la planificación de un trabajo (Extended Essay) centrado en un tema internacional —4.000 palabras más una reflexión adicional de 500—, aunque no tendrá que entregar el primer borrador hasta después de las vacaciones de verano.

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Arriba, la imagen de los alumnos recién llegados al castillo de San Donato, sede del colegio; abajo, los alumnos de UWC Atlan­tic College participando en la carrera que tuvo lugar estos días en Gales.

Campamento de primavera

Más allá de las obligaciones académicas, la princesa también se aventurará con los estudiantes de primero en las tierras salvajes de Gales para vivir una experiencia diferente: sin móviles, con un saco de dormir, colchoneta y tiendas de campañas para cuatro.

La comida no va mucho más allá de las gachas y el arroz y las actividades abarcan senderismo —en España hacía muchas rutas con su familia—, piragüismo, ciclismo de montaña, natación, espeleología y hasta búsquedas del tesoro. Sin olvidar el «bushcraft», para aprender el arte de prosperar en la Naturaleza con pocos recursos y desarrollando habilidades como hacer fuego.

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La biblioteca del colegio.

Kurt Hahn, el fundador, abogó por el aprendizaje ‘experiencial’, por poner a los jóvenes en situaciones que los desafíen mental y físicamente, y en este campamento se prepararán para las aventuras y los retos que traerá el próximo año.

United World Colleges nació en 1962 y sigue manteniendo vivos sus principios fundacionales, aunque adaptados a las exigencias de cada nueva generación. Alumnos de todas las nacionalidades y clases sociales —18 centros distribuidos en cuatro continentes, con más de 9.500 estudiantes cada año— comparten los valores que un día inspiraron a su fundador: el espíritu invencible, la voluntad de aceptar responsabilidades, la tenacidad y la curiosidad… Y, sobre todo, la compasión por los demás.

Grandes noticias

El legado del pedagogo alemán Kurt Hahn sigue siendo uno de los más importantes en la historia de la educación. Y puede que, en unos meses, esa ‘herencia’ reciba el galardón de la paz. La institución Colegios del Mundo Unido ha sido nominada este año para el Premio Nobel de la Paz. La votación tendrá lugar entre finales de septiembre y principios de octubre. Justo (se espera) unos días después de que el colegio donde estudia la princesa celebre su sesenta aniversario. Es el corazón del movimiento y el decano. Los actos se están planificando y habrá reuniones para los exalumnos y hasta una cena de gala, aunque Leonor no podrá asistir porque no tiene dieciocho años.

La princesa Leonor puede trabajar en los invernaderos, cuidar burros y ovejas en la granja y, también, ir a clases de pintura, teatro o de coci­na, otra de sus pasiones

En paralelo a todo esto, UWC, donde estudian muchos jóvenes refugiados y víctimas de la guerra, acaba de lanzar en ‘primicia mundial’ su aplicación AILEM, que, como informa el colegio en sus redes, fue diseñada por estudiantes —‘creada por refugiados para refugiados’— y coincidiendo, además, con la invasión rusa de Ucrania, un desastre humanitario desproporcionado.

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Leonor, muy sonriente, tras su desembarco en el campus, rodeado de jardines y abierto al mar.

Club de cine y ponches

La vida en el colegio de la princesa de Asturias es riquísima. No solo son las actividades oficiales, en paralelo, los estudiantes también crean grupos para llevar a cabo iniciativas más personales. Por ejemplo, los apasionados del cine —la princesa Leonor lo es— se reúnen los martes en el gran salón para ver una película juntos y después hablar sobre ella. Asimismo, los viernes por la noche hay conferencias en el Café Moondance, donde se sirven ponches de frutas y se juega al billar o se canta karaoke. Y los sábados, este mismo espacio funciona como un restaurante dirigido por los propios alumnos, que van rotando para preparar los platos de sus países. Y hay que reservar porque los precios son muy buenos y se llena.

Moondance Sports Hall, casi a pie de playa, es un pabellón de usos múltiples para actividades de vida y de deporte, aunque la mayoría de ellos se practican en el exterior: escalada en pared, fútbol, voleibol, baloncesto, bádminton, hockey sala, balonmano… Muchos señalados como los preferidos de la princesa, quien, en su antiguo colegio, también destacaba como buena deportista.

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Alumnos haciendo escalada y de excur­sión.

Veladas y desfiles

Entre los estudiantes, también son muy populares las veladas nacionales, que suelen tener lugar en Tythe Barn, un granero del siglo XII reformado. Los alumnos se unen por países para mostrar las tradiciones y cultura de su país: historia, arte, literatura, cocina, bailes regionales, aunque no sabemos si a Leonor ya le llegó el turno de ‘descubrir’ España, el país en el que reinará algún día.

Por otro lado, además, son muy celebrados los desfiles de moda, en los que se muestran los trajes nacionales y el estilo de cada país. Otra forma de brindar a los compañeros de noventa nacionalidades una idea de su cultura.

Después de meses de encierro, ya pueden salir del campus para explorar Gales, aunque con ‘toque de queda’: los fines de semana tienen que estar de vuelta en el colegio a las 20:30 como muy tarde

La moda es creatividad, industria, identidad… Aunque en Atlantic College hay un código no escrito —no mostrar, no presumir— y los alumnos, salvo raras excepciones, no llevan ropa de marca ni con logo. Más del 70 por ciento de los alumnos son becados y en el campus lo que se ve es normalidad: vaqueros, camiseta, sudadera, botas y deportivas. Justo lo que se puede encontrar en la maleta de la princesa.

Leonor de Borbón podría haber elegido cualquier colegio de élite, pero la princesa, que tiene los pies en la tierra y ha sido educada en la austeridad y sin caprichos, quería vivir las diferencias en una escuela en la que se busca el desarrollo integral, los apellidos no importan y solo se valoran el esfuerzo y los resultados.

La hija mayor de Felipe VI y doña Letizia apostó por una educación desafiante y transformadora que une conocimientos y valores del ser humano y, ahora, tiene otras obligaciones como alumna con la comunidad de estudiantes. No es un eslogan, es un compromiso diario.

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Princesa Leonor colegio HOLA 4052©@uwcatlantic/ Atlantic College
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Arriba, los invernaderos del colegio. Debajo, los burros que cuidan (‘Hugo’ y ‘Ava’) y el comedor.

Hay que aparcar los deseos personales y pensar en el bien común. Es un deber ser sensible a las necesidades de los demás. El colegio busca que los alumnos tengan un sentido de pertenencia, que contribuyan activamente al bienestar de todos y se enfocan en la resolución de problemas para que puedan volver a imaginar el mundo como debería ser. Todo es parte del proceso de aprendizaje.

Es un campus mágico en el que se sigue innovando cada día, con la sostenibilidad presente en todos los aspectos de su vida y la integración en el centro de la vida escolar. Las opciones son infinitas. Aprovechando las tardes y los fines de semana, Leonor, al igual que todos los estudiantes, hace el ‘servicio social’, eligiendo una acti­vidad del trío que conforma el CAS (Creativity, Action, Service). La princesa de Asturias puede ayudar a la comunidad local, trabajar en los invernaderos cultivando hortalizas, cuidar burros y ovejas en la granja y, también, ir a clases de pintura, teatro o cocina, otra de sus pasiones.

Una princesa encantada

Estudiar fuera de España siempre se mantuvo en su horizonte y, con la supervisión de los Reyes, se encargó de buscar su colegio ideal. Habló con Elisabeth, futura Reina de los belgas, alumna entonces de Atlantic College, y encontró lo que estaba buscando. Investigó, reunió información, esperó su turno y se presentó a las pruebas bajo un seudónimo.

A diferencia de su compañera la princesa Alexia de los Países Bajos, a la que “le costó mucho adaptarse al principio”, como contó la Reina Máxima, la alumna Leonor no tuvo problemas. Según fuentes cercanas al palacio de la Zarzuela, “es muy independiente, le fascinaba el modelo de educación y estuvo encantada desde el principio con su nueva vida porque no tiene miedo a nada”.

Le encanta el cálculo, tiene una mente matemática y es una apasionada de la astronomía como su padre, el Rey

Por un lado, los valores, que no pueden ser más sólidos, y el haberse relacionado con todo tipo de personas en situaciones muy diferentes. Por otro, el haber sido preparada desde pequeña para vivir esa experiencia. Estaba acostumbrada a sortear retos y los ha vuelto a superar: la soledad, la añoranza de los suyos, la convivencia en un campus donde no hay lujos y todo se comparte, la enorme exigencia en los estudios y la exigente disciplina con la gestión del tiempo.

“Le encanta el cálculo, tiene una mente matemática y estudia muchísimo. Sus notas siguen siendo excelentes y participa en todo para aprovechar al máximo la experiencia”, cuentan a ¡HOLA! las mismas fuentes.

En un colegio con tanta diversidad y mientras descubre quién es, la hija de los Reyes de España llena la maleta de idealismo, de espíritu de servicio, tolerancia y de experiencias inolvidables. Es una oportunidad única para aprender sobre sí misma y ayudar a otros. En este sentido, lo tiene fácil. Es una princesa con mucho corazón y empatía, que respeta, no juzga ni tiene prejuicios, que quiere entender el mundo en el que viven los demás y que siente el dolor ajeno porque se pone en la piel del otro.

Rey Felipe VI HOLA 4052©GettyImages
El Rey, un apasionado de la astronomía desde que era niño.

El día a día

El colegio pone mucho énfasis en la independencia y la madurez y parte del principio de confianza y respeto a la individualidad, pero, aun así, las normas de conducta son estrictas.

Atlantic College abre las puertas a las ocho de la mañana y el despertador suena antes de las siete para que haya tiempo para prepararse y desayunar. En el comedor del castillo se sirven tres comidas al día, aunque con horarios que se extienden, y siempre hay té y café disponible. El desayuno se ofrece de 07:10 a 07:50 y la cena, de 17.00 a 19.00, aunque hasta las ocho y media también pueden ir en busca de un tentempié.

Son cinco horas de clases que terminan a las 13:10, pero cada día es diferente y todo depende de las aspiraciones del alumno, aunque se espera que todos participen de manera plena en la interacción con la comunidad.

“Es muy independiente, le fascinaba el modelo de educación y estuvo encantada desde el principio con su nueva vida porque no tiene miedo a nada”, cuentan a ¡HOLA! fuentes cercanas a palacio

De domingo a jueves tienen que llegar a su residencia antes de las nueve y media y no visitar otros cuartos a partir de las once, pero los viernes y los sábados disponen de dos horas más.

Los estudiantes tienen que mantener su habitación y los espacios comunes limpios y ordenados, lavar su ropa y los platos y desinfectar las áreas que hayan utilizado para sus actividades. Nada nuevo para la princesa Leonor. Sus padres, especialmente la Reina, la han educado en la disciplina, el orden y la obligación. En este sentido, la heredera al Trono también se ha llevado toda la experiencia de casa.

Princesa Leonor colegio HOLA 4052©CASA SM EL REY
La Reina y Leonor, en el aeropuerto de Madrid.

Experiencia

El colegio en el que ha encontrado otro ‘hogar’ entre 300 alumnos —cuatro de ellos españoles— y se le está dando la oportunidad de que viva una expe­riencia igual que cualquier otro alumno.

La vuelta a casa está a la vuelta de la esquina y, aunque las videollamadas son constantes, habrá mucho que contar. Estará muy ilusionada por el reencuentro con su familia y sus amigos y lista para cambiar por unas horas su vida anónima de estudiante por su posición de princesa heredera. Además, hay posibilidades de que esta Semana Santa pueda encontrarse con su abuelo el Rey don Juan Carlos. Serán diez días de descanso antes del embate final, de hacer planes con su hermana e incluso de mirar las estrellas con su padre, porque, al igual que Felipe VI, la princesa es una apasiona da la astronomía.


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