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Salud

‘Chemobrain’, el efecto de algunos tratamientos contra el cáncer en el cerebro del niño

Se trata de cambios congnitivos que pueden aparecer incluso años después de haber recibido quimioterapia o radioterapia

Superar el cáncer es siempre el objetivo primordial cuando este irrumpe en una familia y, mucho más si cabe, cuando el afectado es un menor de edad. Una vez superado, hay que saber una serie de posibles efectos secundarios que pueden aparecer, como el chemobrain, término inglés que en español se conoce como ‘neblina mental relacionada con el cáncer’. Como el propio nombre indica, “se refiere a los cambios cognitivos que suceden tras recibir tratamiento contra el cáncer, especialmente la quimioterapia”, apunta la Dra. Elda María Alba Suárez, especialista en Neurología del Hospital Universitario Vithas Madrid Arturo Soria y del Hospital Universitario Vithas Madrid La Milagrosa. “La radioterapia también puede tener impacto en la función cognitiva ‘radiobrain’, sobre todo cuando se dirige al cerebro o áreas cercanas”.

¿Qué es el ‘chemobrain’?

El chemobrain “es un fenómeno complejo y multifactorial que implica una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales”. Las causas que, por tanto, pueden contribuir a su aparición son diversas. Por un lado, la neuróloga cita posibles efectos directos de algunos tratamientos contra el cáncer “que pueden dañar las células nerviosas, afectar a su formación (neurogénesis) o interferir en la comunicación entre células cerebrales”. Por otro lado, señala la inflamación crónica y el estrés oxidativo -que pueden ser desencadenados directamente por el cáncer o secundariamente a sus tratamientos- se ha asociado a cambios en la función cerebral y la cognición.

En lo que tiene que ver en concreto con la quimioterapia, esta no solo puede dañar algunas células cerebrales al ‘atacar’ células cancerígenas, sino que además “afectar a los niveles hormonales en el cuerpo, influyendo en la función cognitiva”. A estos factores, añade otro al que también es esencial prestar atención y es el psicológico o emocional, “ya que el estrés, la ansiedad o la depresión también se encuentran implicados” en este fenómeno complejo de la neblina mental relacionada con el cáncer.

¿Cómo afecta el ‘chemobrain’ a los niños y a los adolescentes?

En primer lugar, la Dra. Suárez manda un mensaje tranquilizador y subraya que “no todos los niños y adolescentes van a experimentar chemobrain tras recibir tratamiento contra el cáncer y que la gravedad de los síntomas puede variar de una persona a otra”, así como su duración. Aquí entra en juego también el factor genético, puesto que algunos pacientes pediátricos pueden, al igual que los adultos, tener una “mayor susceptibilidad genética a experimentar chemobrain”.

En líneas generales, las principales manifestaciones del chemobrain en menores de edad son, según la neuróloga de Vithas Madrid Arturo Soria y de Vithas Madrid La Milagrosa, las siguientes:

  • Dificultades en la memoria con problemas para recordar información aprendida recientemente, como conceptos escolares o instrucciones llevando a frustración y dificultades en el aprendizaje.
  • Problemas de concentración con dificultad para mantener la atención en tareas específicas afectando a su rendimiento académico y su capacidad para completar tareas cotidianas.
  • Lentitud en el procesamiento de la información pudiendo notar que les lleva más tiempo procesar la información y responder a preguntas o instrucciones.
  • Problemas en habilidades ejecutivas entendidas como habilidades cognitivas superiores que incluyen: planificación, organización, toma de decisiones y el control de impulsos.
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¿Se puede prevenir el ‘chemobrain’ en pacientes pediátricos con cáncer?

Parte de la investigación en torno a los tratamientos contra el cáncer se están centrando justamente en averiguar si es posible o no prevenir el ‘chemobrain’ o disminuir su impacto, como nos indica la doctora. “A pesar de que actualmente no existe una forma garantizada de prevenirlo completamente, existen algunas estrategias que pueden ayudar a reducir su incidencia o gravedad, entre las que se incluyen fomentar hábitos saludables”.

  • Dieta equilibrada. Entre esos hábitos, la especialista en neurología destaca la idoneidad de seguir “una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, granos integrales, grasas saludables y proteínas magras que pueden proporcionar los nutrientes necesarios para la ‘salud cerebral’. Algunos estudios sugieren que ciertos nutrientes, como los ácidos grasos omega-3 o los antioxidantes, pueden ser beneficiosos para la función cognitiva”.
  • Ejercicio aeróbico. Dentro de los hábitos saludables que podrían ayudar a combatir el chemobrain y a “proteger la función cognitiva”, no podía faltar el ejercicio físico y, más concretamente, ejercicios aeróbicos, como pueden ser caminar, nadar o montar en bicicleta.
  • Actividades mentales desafiantes. Por otro lado, es muy adecuado estimular el cerebro de los niños y adolescentes que se han sometido a tratamientos contra el cáncer que podrían provocar chemobrain. Una manera de estimular su cerebro es mediante “actividades mentales desafiantes, como rompecabezas, juegos de memoria, aprender un nuevo idioma o aprender a tocar un instrumento musical”.
  • El manejo del estrés y el descanso adecuado son de suma importancia. “Dormir lo suficiente es esencial para la salud cerebral y la función cognitiva, por lo que debe tratarse de mantener un horario regular y crear un ambiente propicio para dormir para mejorar la calidad del sueño”, recomienda la doctora, que propone además practicar técnicas como meditación, yoga o terapia cognitivo-conductual, pues “ayudan a reducir el estrés, que tiene un impacto negativo en la función cognitiva”.
  • Evaluación cognitiva. Por último, es recomendable “realizar evaluaciones cognitivas antes, durante y después del tratamiento contra el cáncer para detectar cambios en la función cognitiva y abordarlos precozmente”.

 

¿Qué hacer si se ha detectado deterioro cognitivo como consecuencia de la quimioterapia?

Una vez que ya no se puede hablar de prevención porque los neurólogos han confirmado que se ha producido un cierto deterioro cognitivo, esa neblina mental consecuencia de la quimioterapia, ¿qué podemos hacer para ayudar al niño o al adolescente? ¿Hay algún tipo de tratamiento o terapia al que se pueda someter? “A día de hoy no existen tratamientos específicos aprobados, aunque algunos medicamentos utilizados para el tratamiento de otros trastornos cognitivos, como la enfermedad de Alzheimer, pueden ser considerados en casos individualizados”, responde la Dra. Suárez.

Teniendo en cuenta que “la reversión completa del deterioro cognitivo causado puede ser difícil de lograr en algunos casos”, la facultativa señala la importancia de un abordaje multidisciplinar para tratarlo. Para ello, deberán trabajar en conjunto oncólogos, neurólogos, psicólogos, terapeutas ocupacionales y educadores; de esta forma, podrán “desarrollar un plan de tratamiento personalizado y brindar el mejor apoyo posible a los niños y adolescentes con chemobrain’”.

Serán de gran utilidad los programas de rehabilitación cognitiva, dirigidos por profesionales de la salud mental, nos dice. “Estos programas incluyen ejercicios diseñados para mejorar la memoria, la atención, la velocidad de procesamiento y otras funciones”. Pueden, por tanto, ayudar a mejorar las habilidades cognitivas afectadas.

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