Y cansada©GettyImages

Salud

‘Mi hijo está excesivamente pálido últimamente, ¿debo preocuparme?’

Es preciso consultar con un pediatra, pues podría deberse a una anemia que sería necesario tratar

Se define la palidez en medicina como la pérdida del color normal de la piel y de las mucosas. La palidez puede ser de presentación aguda o de evolución crónica y puede extenderse en toda la superficie corporal de forma generalizada o aparecer de forma localizada.

La palidez, la piel pálida, puede ser una característica constitucional y hereditaria en muchos organismos. Hay muchas personas y muchas familias que tienen la piel pálida, además de poco pigmentada, pues la hipopigmentación y la palidez son dos características que pueden ser coincidentes, pero que son muy diferentes en su origen y sus consecuencias.

Por qué se produce la palidez

La palidez está provocada por la baja perfusión de la circulación sanguínea de la piel. La piel pálida es lo contrario de la piel congestiva, encendida o amoratada. Otra de las causas frecuentes de la palidez es la escasa cantidad de sangre o la disminución de los hematíes en la sangre, lo que genera la palidez, pues aunque la piel esté bien perfundida, la anemia impide una coloración normal de la piel. Junto a ella, puede tener su origen en estas otras situaciones:

  • Anemia. La causa más frecuente de palidez en los niños está originada por la existencia de anemia, ya sea aguda o crónica. La nutrición deficiente en hierro da anemia ferropenica, las infecciones, las enfermedades crónicas y la pérdida de sangre, ya sea aguda o crónica, son causas frecuentes de anemia y por tanto de palidez.
  • Las alteraciones nerviosas del sistema autónomo como el Shock, las crisis vagales, las lipotimias, los desmayos y los síncopes, dan cuadros de palidez aguda.
  • Los cambios que generan el aumento de secreción de adrenalina o cortisol generan vasoconstricción y aumento de la palidez.
  • El frío y la congelación como consecuencia de la vasoconstricción periférica de la circulación sanguínea dan lugar a palidez extrema.
  • Las infecciones, las enfermedades de la sangre, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades crónicas, los tumores y algunos medicamentos también dan lugar a palidez.
  • La palidez localizada, generalmente en una extremidad, mano, pie, brazo o pierna suele estar causada por algún déficit vascular y se acompaña de falta de pulso arterial.
Frente al radiador©GettyImages

Anemia, la causa más común de la palidez en niños

La anemia en el niño es la causa que con más frecuencia provoca la palidez de la piel y de las mucosas. La anemia es muy frecuente en la edad del lactante (entre los tres y cuatro meses) y se reconoce como “anemia fisiológica del lactante”. Esta anemia es consecuencia de la pérdida de los hematíes maternos que pasaron a la sangre del niño al final del embarazo. Si tenemos en cuenta que la vida media de los hematíes es de 120 días y que el recién nacido todavía no tiene la madurez suficiente en su médula ósea, su hígado y su bazo para fabricar los hematíes y la hemoglobina necesarias existe un periodo de tiempo de dos a tres meses en que las cifras de hematocrito y hemoglobina descienden de forma llamativa.

La anemia en el niño, a lo largo de la infancia, se define como la disminución en el número de hematíes o de la concentración de la hemoglobina, por debajo de los valores que existen en los niños sanos. El descenso en la cantidad de la hemoglobina circulante disminuye la capacidad de la sangre para el transporte de oxígeno, pero esto apenas tiene repercusiones clínicas, hasta que las cifras de hemoglobina descienden por debajo de los 8 grs/dl.

Cuando la anemia moderadamente intensa se desarrolla lentamente, sorprende la escasez de síntomas o de signos objetivos que aparecen, siendo la palidez el primero y el más llamativo. Finalmente al acentuarse la anemia e independientemente de la causa que la genera, además de la palidez, se observa debilidad, disnea de esfuerzo, taquipnea, taquicardia, dilatación cardiaca e insuficiencia cardiaca.

Para su diagnóstico, además del contaje de los hematíes y la hemoglobina en un análisis de sangre, es muy conveniente examinar el aspecto de los hematíes en un frotis de sangre periférica (técnica que consiste en analizar una gota de sangre que se esparce en una plantilla de vidrio). La anemia ferropenica (cuando el niño no tiene la suficiente cantidad de hierro en sangre), que es la más frecuente en esta edad, además de estos estudios, debe acompañarse de las determinaciones de hierro sérico, ferritina y transferrina.

Las cifras normales del hematocrito y de la hemoglobina en los niños durante toda la infancia son más bajas que en el adulto, siendo las cifras medias más bajas a los tres meses, con 36% de hematocrito y 12 gr/dl de hemoglobina y las más altas, a los 12 años, con cifras medias de 40% de hematocrito y 14 grs/dl de hemoglobina.

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