Si estás inmersa en un proceso de fecundación, atenta a tu alimentación©Istock

Fertilidad

Si estás inmersa en un proceso de fecundación, atenta a tu alimentación

Mantener unos hábitos saludables incide directamente en la fertilidad, tanto femenina como masculina y, aunque la búsqueda de un embarazo no sea de manera natural, comer bien también cuenta.

Conseguir tener una dieta saludable es clave para el desarrollo de cualquier ser humano, independientemente de la etapa en la que se encuentre. Desde que comienza a latir su corazón por primera vez en el útero de su madre, durante su crecimiento y cuando ya es adulto. Con ella podemos prevenir la aparición de patologías y enfermedades, como el cáncer, proteger al cuerpo de la malnutrición y favorecer, por ejemplo, la fertilidad. Para ello, la dieta debe ser variada, equilibrada y nutritiva.

Así, nos explica el Dr. Juan Carlos García Torón, especialista en fertilidad y responsable de la clínica Ginemed Murcia, “existe una gran evidencia científica que nos sugiere que la nutrición puede desempeñar un papel importante en la fertilidad”. De hecho, los hábitos alimentarios saludables tendrían efectos beneficiosos sobre la capacidad reproductiva. “Las personas con muy bajo peso, sobrepeso u obesidad presentan mayor probabilidad de tener problemas a nivel reproductivo, de igual forma que el consumo de determinados alimentos, así como el déficit en la ingesta de otros, podría estar ligado a dificultades para lograr el embarazo”. Y, en el caso de someternos a un proceso de fertilidad, sea cual sea, cobra gran importancia, aunque, nos advierte, “no existen alimentos milagro”.

Hombres y mujeres, búsqueda de un embarazo de manera natural o por fecundación, ¿muchas diferencias?

Una de las primeras preguntas que nos surgen cuando nos paramos a pensar en la fertilidad y la alimentación es la de que si solo nos afecta a nosotras y solo en el caso de buscar un embarazo de manera natural. La respuesta en ambos casos es negativa.

La influencia de la nutrición en el proceso reproductivo, nos dice el doctor, “es importante tanto en hombres como en mujeres, ya que puede afectar a la calidad de los espermatozoides y a su cantidad, mientras que también afecta a la calidad del óvulo y al proceso de ovulación”.

En el caso de someternos a un proceso de fecundación, “no existe una dieta específica ni alimento milagro para mejorar los resultados de los tratamientos de reproducción asistida, pero unos buenos hábitos dietéticos pueden, sin lugar a dudas, contribuir a mejorar los resultados”. Por ello, en estos casos, es muy importante evaluar esos hábitos alimenticios antes de iniciar cualquier tratamiento de fertilidad, “con el fin de eliminar aquellos alimentos que pudieran influir negativamente e incluir aquellos que pudieran ayudar a mejorar los resultados del tratamiento que se quiera llevar a cabo”. De hecho, nos fijamos mucho en el índice de masa corporal, “el cual debe mantenerse en los valores recomendados, pues contribuye de manera positiva en el éxito de un tratamiento de reproducción”. Por tanto, evaluación, cambio y control en cuanto a la alimentación es un paso importante antes de comenzar.

Alimentos más recomendables durante un proceso de fecundación

En este caso, nos señala el doctor, “sería interesante mantener una dieta con alto consumo de alimentos ricos en ácido fólico, hidratos de carbono de granos integrales, ácidos grasos poliinsaturados (Omega 3 y Omega 6), verduras, frutas y pescado”. Estos alimentos se asocian con mejores resultados reproductivos.

Si lo pensamos bien, la dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas y verduras, pescados y aves, además de aceite de oliva y alimentos bajos en grasas, “puede tener un efecto muy beneficioso sobre la fertilidad, porque cumple con los requisitos citados”. Por ello, no es tan difícil comer bien y favorecer cualquier tipo de proceso de fecundación.

Además, nos indica, “los antioxidantes también mejoran tanto la calidad del semen como del óvulo, facilitando las funciones reproductivas”. Entre ellos, las vitaminas A, C y E, el selenio o el zinc, por ejemplo, ayudan a disminuir el proceso de oxidación, disminuyendo los radicales libres que ejercen un efecto negativo sobre la fertilidad.

Por último, nos cuenta, “no podemos olvidar que el consumo excesivo de azúcar, en cualquiera de sus formas, debe evitarse, así como el exceso de cafeína, alimentos ricos en grasas saturadas, alimentos precocinados o procesados”. El alcohol y el tabaco, por supuesto, influyen negativamente a la hora de lograr un embarazo, sea de la forma que sea, con lo que debe ser erradicado de nuestros hábitos diarios.

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