Padre echando bronca a su hija©AdobeStock

Psicología

Cómo aplicar la psicología inversa en los niños

La psicología inversa es una de las técnicas más famosas para que alguien que no quiere hacer algo que nosotros deseamos, termine haciéndolo. Aplicada en los niños puede tener resultados positivos, pero solo si se hace de forma puntual, exceptuando algunos rasgos de personalidad y según su edad.

‘Hace todo lo contrario a lo que se le pide’, esta podría ser la máxima que muchos papás viven en su día a día con sus hijos. Por mucho que les digan las cosas que tienen que hacer, no obedecen o lo hacen en pocas ocasiones.

Una de las técnicas que suele funcionar en este tipo de situaciones es la psicología inversa que, seguro, has escuchado hablar de ella en muchas ocasiones. “La psicología inversa se basa en el principio de prohibición; todo lo que se le prohíbe al niño le va a llamar la atención, se siente atraído por lo prohibido, por aquello que no puede hacer”, nos explica Sonia Martínez, psicóloga y directora de los Centros Crece Bien. Y nos pone un ejemplo para ilustrar una situación: “La familia le dice al niño lo contrario de lo que quiere que haga, el niño con interés en elegir lo que él quiere y sintiéndose valiente haciendo lo contrario, hace lo buscado por la familia; de esta manera la familia consigue el objetivo y el niño se reafirma”.


¿Es aplicable a todos los niños?

Podríamos resumir que el concepto de la psicología inversa es pretender conseguir que alguien haga algo que queremos, diciéndole lo contrario que deseamos. Pero, ¿realmente funciona con niños? “Funciona con los niños que desafían la norma continuamente, que buscan llegar al límite, que son tendentes a superarse, impulsivos o niños que les gusta asumir riesgos. También es muy útil con los adolescentes ya que buscan reafirmarse o decidir por ellos mismos, lo que hace especialmente atractivo para ellos llevar la contraria a los padres”, explica la psicóloga.

Pero, ojo, porque según la experta no siempre es aplicable a todos los niños, ya que esta técnica se recomienda “no utilizar en menores inseguros, con baja estima o muy sensibles, ya que aumentaría la inseguridad, su sensibilidad y baja estima”.

Niño enfadado©AdobeStock


¿Cuándo utilizarla?

Esta técnica es eficaz solo si se utiliza de forma puntual, ya que normalizar este tipo de comportamientos hará sospechar a los peques y que, por consiguiente, ya no crean nada de lo que les digan sus padres.

Una de las épocas en las que nos puede resultar más útil es cuando el niño tiene entre 2 y 3 años, es decir, en la llamada “etapa del no”. El peque suele tener siempre una respuesta negativa a todo lo que le piden sus padres y la psicología inversa puede ayudarnos de forma esporádica a que el niño acceda a hacer alguna de las cosas que le pidas, que realmente son tan simples como ponerse un abrigo para ir a la calle o terminarse la comida del plato.

Otra de las formas de aplicar la psicología inversa es haciéndolo con efecto sorpresa, ¿qué quiere decir esto? La experta nos pone el siguiente ejemplo, “que los padres digan lo contrario, pero de manera exagerada, de lo que espera el niño. Esto les hace reír y, gracias al factor sorpresa, a realizar lo que espera la familia. Esta táctica es de ayuda en los casos en los que la familia se ve repitiendo continuamente lo que les gustaría hiciese el niño y este ya deja de escucharles”.


Ejemplos de aplicación de psicología inversa en niños

Algunos ejemplos útiles para aplicar la psicología inversa en niños por edades, según nos dice la psicóloga, son los siguientes:

  • Para un niño de 1 año: puede ser una situación muy común que el niño no quiera comer a esta edad. Si le decimos ‘Esta comida no es para ti, es para tu hermano’, “hará que la quiera él también y se la termine comiendo ya que él quiere ser mayor y hacer lo que hace el hermano mayor”.
  • Para un niño de 7 años: lo prohibido siempre tiene una mayor atracción y, sobre todo, para los niños por eso, la experta nos pone el siguiente ejemplo: ‘Jaime, aún no puedes leer estos libros de aquí’. “Esto llevará a Jaime a tener curiosidad por su lectura, incluso a saltarse la norma, y leerlos para conocer por qué no podía leerlos”.
  • Para un adolescente: reafirmar contianuamente su capacidad e independencia, desafiar las normas y, no nos engañemos, llevar la contraria a sus padres también, son algunas de las prioridades de los adolescentes, por eso, si les decimos: ‘No me gustan esos amigos con los que vas’, “les despertará mayor interés en ir con ellos, lo que reafirmará su personalidad”.