Qué diferencia hay entre los jóvenes y adultos©AdobeStock

Adolescentes

No, la depresión en adolescentes no es igual que en adultos (y te explicamos por qué)

Los expertos indican que la diferencia va con la edad aunque los síntomas sean parecidos. Sin embargo, el tratamiento y la manera de expresarla varían. En el caso de los menores de edad, el abordaje se llevará a cabo con la implicación de los padres.

La depresión es un trastorno psíquico que causa alteración en el estado de ánimo de tipo depresivo (tristeza), a menudo acompañado de ansiedad.

Los trastornos depresivos afectan a personas de cualquier edad. Cuando una persona está enferma, toda la realidad de su familia se distorsiona, afectando a los demás a mediano y largo plazo.

Tras la pandemia, los psicólogos no se cansan de advertir que estamos viviendo una época en la que se muestran estados depresivos cada vez en mayor cantidad y cuadros de lo más complejos... de ahí que la palabra salud mental aparezca recurrentemente en medios de comunicación, libros, series...



Sin embargo, no todas son iguales y los sistemas depresivos en los adolescentes pueden variar en comparación con los que se presentan en la etapa adulta.

“La diferencia en una depresión va con la edad. En un menor, lo que cambia es el abordaje y la manera de expresarlo. Además, el tratamiento no es igual (la dosis de los tratamientos utilizados en niños son menores) y la forma de actuar es diferente porque en un adulto no se puede intervenir y con un menor de edad sí”, indica Elena García Vega, psicóloga sanitaria en Sanitas (Madrid).

Señales que pueden delatar que hay una depresión

Estos son los síntomas de las personas con depresión:

  • No quiere ir al colegio, universidad o trabajo
  • Pasa mucho tiempo solo
  • No se comunica, no habla ni quiere, no explica qué le pasa
  • Irritabilidad elevada
  • Aumento o descenso de peso (cambios en el apetito)
  • Dificultad para divertirse en actividades que antes le gustaban
  • Problemas de atención y dificultad de concentración
  • Se irrita por problemas familiares (o todo lo contrario)
  • Pérdida o ausencia de energía
  • Baja autoestima o sensación de culpabilidad
  • Pensamientos recurrentes de muerte (no siempre, ocurre en depresiones profundas)


¿Cómo es la depresión de un adolescente en comparación con la de un adulto?

La psicóloga insiste en que cuando un adolescente o adulto está en un estado depresivo debe ser tratado rápidamente “para que no agudice ni llegue a depresiones profundas o graves, especialmente en el caso de los niños”. Además, existen otras claves que se dan durante este proceso:

  • Son los padres los que deben tomar el control de la situación
  • La depresión en adolescentes está infradiagnosticada porque normalizamos ciertas conductas en ellos o les tachamos de rebeldes
  • Además, informa que el cuadro depresivo infantil es diferente al del adulto porque el niño no te dice que está triste
  • Aparecen conductas negativistas relacionadas con la familia
  • Es más frecuente entre chicas adolescentes que en chicos
  • La depresión tendrá un gran impacto sobre su crecimiento y desarrollo personal
  • Los trastornos depresivos en la adolescencia están vinculados con trastornos de conducta graves, como el consumo de drogas, trastornos alimenticios, agresividad, promiscuidad sexual...
  • Una depresión profunda es uno de los principales factores de riesgo de suicidio en los adolescentes, por tanto los expertos en psicología pondrán el foco en este tema y lo analizarán tanto con sus padres como consigo mismo


La importancia de acudir a un especialista

Según García Vega, el diagnóstico de la depresión infantojuvenil es clínico (al igual que la de un adulto) y debe realizarse a través de una sesión detallada y dirigida tanto al paciente como a sus padres o tutores.

Por otro lado, será necesario hacer un diagnóstico diferencial del trastorno depresivo mayor o profundo con enfermedades psiquiátricas, ya que pueden cursar síntomas parecidos.

Por último, hemos de recordar que, en ocasiones, los síntomas depresivos pueden confundirse con síntomas de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Por eso, es de suma importancia que un especialista de la conducta evalúe al paciente en caso de que haya presentado cambios en su conducta habitual.


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