Otros signos de alerta
• Baja tolerancia a la frustración y altos niveles de ansiedad. A la mínima que algo se escapa de su control o no sale como esperaban o como tenían planeado, aparece un gran malestar, con estados muy elevados de ansiedad y rápida frustración debido a la pérdida de control, lo que les lleva a tener de nuevo, esas ideas obsesivas, en las que las cosas “deberían” de haberse hecho de acuerdo a su criterio. Además, el darse cuenta que no es posible alcanzar la perfección, les genera mucha frustración, ya que por mucho que se esfuercen, nunca será suficiente.
• Alteración de las rutinas, actividades e interacciones sociales. Invertir tanto tiempo en esas ideas obsesivas y en realizar actos para calmar o eliminar el malestar que eso les genera, el día a día de estas personas se va alterando, llegando al punto de evitar interacciones sociales y/o situaciones, o reduciendo el tiempo que pasa con otros, no sólo por la gran cantidad de tiempo que les lleva ese comportamiento obsesivo, sino también por la vergüenza que sienten de estar en lugares donde pueden perder el control y que otras personas puedan verlo. El aislamiento social y la alteración 3 en otras áreas de su vida es lo que muchas veces les conduce a sufrir otros trastornos de ansiedad y depresión.
• Dificultad para expresar emociones. Dado que su mente siempre está dándole vueltas al mismo pensamiento y en la forma en la que pueden controlar el malestar que eso les genera, les cuesta bajar al cuerpo e identificar qué sienten exactamente, ya que esto les resulta tan doloroso, que también intentan “controlarlo”. De esta forma, pueden sentirse incómodos ante personas que expresan abiertamente sus emociones. Suelen enfadarse con facilidad cuando la situación escapa de su control, aunque en ocasiones, intentan controlar ese estado emocional delante de los demás, y seguir dando una imagen de formalidad y de responsabilidad.
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