Frente al diagnóstico de cáncer, un objetivo: aprender a vivir sin miedo

Hablamos con María Mejía, una de las protagonistas de la campaña de la Fundación MD Anderson, sobre cómo ha afrontado el proceso de la enfermedad

Por Pilar Hernán

Cuando llega el diagnóstico de cáncer, la vida se paraliza por un instante, más o menos largo dependiendo de cada persona. Y es algo que les sucede a muchas personas, cada día, a lo largo y ancho del planeta. Solo en España, según la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) se diagnostican aproximadamente 280.000 casos nuevos de cáncer cada año lo que, sumado al número de personas que lo han padecido y superado en las últimas décadas, estimamos supone entre un 7% y un 10% de la población española. En este contexto, la Fundación MD Anderson Cancer Center España, cuyo principal objetivo es erradicar el cáncer gracias a la investigación, ha lanzado el movimiento “Sin miedo a vivir” que sitúa al paciente de cáncer como ejemplo de inspiración y superación para la sociedad, personas de las que aprender que la vida es un regalo que merece la pena ser vivido y disfrutarla sin miedo.

Un mensaje esperanzador y positivo para exprimir cada día. Bien lo sabe María Mejía, una de las pacientes que no ha dudado en colaborar activamente participando en esta campaña en la que resuenan los acordes de la canción Sin miedo, de Rosana, que ha donado los derechos a esta iniciativa. María es una de las protagonistas del emotivo y motivador spot que ya se está emitiendo. Y ver cómo se ha implicado esta joven es toda una lección de vida. Porque María transmite optimismo y energía vital con su sonrisa, siempre presente. Hemos tenido la ocasión de hablar con ella.  

Lee también: ¿Qué es el cáncer de mama de intervalo?

¿Qué ha supuesto para ti colaborar con esta campaña?

Para mí, ser parte de este movimiento con tantas personas que inspiran y que irradian vida es un regalo, y me ha llenado de ilusión pero también  me ha ayudado a gestionar mis propios miedos; reconocerte con todos los cambios físicos que suponen los tratamientos es un duelo, pero ahora cuando me miro al espejo solo puedo agradecer a mi cuerpo, por aguantar, por llegar hasta aquí, solo puedo quererlo con todos sus cambios, porque gracias a esos cambios sigo viva, y eso me ha permitido ponerme delante de una cámara sin tabúes, sin prejuicios, sintiendo que es mi cuerpo mastectomizado, pero también el de muchas compañeras, esto para mí es un regalo y es el reflejo de VIVIR sin miedo.

Durante la presentación de la campaña te vimos muy emocionada, pero también con una actitud alegre y positiva, cantando, abrazando a tus compañeras. ¿Es la actitud fundamental para afrontar un diagnóstico de cáncer?

Más que de actitud positiva, prefiero hablar de actitud proactiva en la enfermedad, poner todo de mi parte para sobrellevarla lo mejor posible y buscar recursos para ello, pero sin caer en un exceso de positividad que cuando estamos mal poco nos ayuda. Lo que sí ha sido fundamental para afrontar mi diagnóstico ha sido rodearme de personas que me daban paz, además de construir una red de apoyo con profesionales, pero sobre todo con personas que están pasando por mí misma situación, esto sin duda me ha dado la vida y ha sido y es mi motor cada día, siempre lo digo, benditas redes, bendita red.

Cada persona lleva la enfermedad como buenamente puede, para mí tomar este rol activo en el proceso ha sido la mejor terapia, hacer deporte, escuchar música, bailar incluso estando en la cama, ir al psicólogo, practicar mindfulness con otros pacientes, escuchar a mi cuerpo, conectar conmigo, abrazar, agradecer, pedir ayuda, verbalizar mis miedos y mis necesidades, librarme de prejuicios, decir que no, disfrutar y exprimir cada minuto de energía que la enfermedad/vida me regala.

Lee también: ¿Por qué el mundo se detiene cuando llega el diagnóstico de cáncer?

Hablando de diagnóstico, vayamos al comienzo. ¿Cómo llegó ese diagnóstico a tu vida?

Dos días después de volver de unas vacaciones en Galápagos, en las que había decidido con mi pareja empezar a intentar ser padres, me toqué un bulto en el pecho del tamaño de un cacahuete, la mañana siguiente me hice una ecografía en la que me dijeron que no era nada, no obstante tuve la necesidad de pedir una segunda opinión y el mismo día, horas más tarde, tras una mamografía y estando sola, me dijeron que tenía un 95% de probabilidad de tener cáncer… en ese momento sentí que mi vida había llegado a su fin y empezó mi destino 51: el cáncer. Dos días más tarde y en otro hospital, el que ahora es mi segunda casa, tuve la primera consulta con la que a día de hoy es mi oncóloga, ella fue un rayo de luz, me dio la paz y la calma que necesitaba en ese momento, gracias a ella, al diagnóstico, a todo el equipo de MD Anderson Madrid y a la investigación estoy VIVA, pero me entristece saber que por el hecho de ser “jóvenes” no accedemos fácilmente a un diagnóstico.

Muchas personas afirman que ese momento marca un claro antes y un después en la vida de una persona, ¿lo has vivido así?

Sin duda es así, te conecta de golpe con la vida, con el aquí y el ahora, con la conciencia de que la vida es hoy y que no hay que posponer porque en cualquier momento se acaba, ¡y no solo para quienes tenemos cáncer! En ese momento el éxito profesional, laboral, económico, deja de ser tu prioridad y te das cuenta de que lo único importante es tu salud.

Tocaba remar y ponerse manos a la obra para afrontar la enfermedad, es un proceso con altibajos, ¿no es así?

Así es, no es un proceso lineal, en el que te diagnostican, te dan un tratamiento y te curas, por desgracia hay muchos altibajos dentro de tu propio proceso y en el de otras compañeras; celebras acabar la quimioterapia, pero viene la mastectomía, pasa la cirugía y viene la radioterapia, inmunoterapia, hormonoterapia, más cirugías… En el cáncer no hay un punto final, pero a mí me ha ayudado mucho celebrar el fin de cada etapa, tocar la campana, llevar globos al hospital con los números de la cuenta atrás, celebrar y agradecer, agradecer mucho… Pero siempre llevas un sabor agridulce porque sabes que mientras tu celebras el fin de un tratamiento hay muchas personas que no pueden hacerlo y que otras ya no están, además de que nada puede garantizarnos que estamos 100% libres de enfermedad.

Lee también: ¿Qué sabes de los nuevos tratamientos para el cáncer?

¿Piensas que el apoyo psicológico es fundamental?

Creo que es imprescindible, debe estar pautado como la quimioterapia o como el ejercicio físico, no concibo este proceso sin un psicooncólogo a nuestro lado.

Nos comentaron que, según un estudio, muchos pacientes de cáncer adquieren hábitos saludables que luego mantienen, ¿es tu caso?

Es mi caso, realizo mucho más ejercicio físico, practico mindfulness, respeto mis horas de descanso, llevo una alimentación variada y equilibrada, elijo con muy bien los productos que utilizo, escucho mi cuerpo, intento expresar siempre mis emociones; quizás no dependa de mi curarme del cáncer, pero si tener una mejor calidad de vida.

Y también pudimos ver cómo son las familias, los amigos, la gente cercana del entorno del paciente quien sufre de forma muy especial el cáncer de una persona cercana. Y es que el cáncer no cambia la vida solo de quien lo padece, ¿no crees?

Así es, el cáncer llega para toda la familia, pareja, hijos y amigos, cambia nuestra forma de relacionarnos, trastoca todas las relaciones familiares, sociales y laborales; los pacientes tenemos habitualmente la sensación de que la vida a nuestro alrededor avanza a una velocidad vertiginosa mientras nosotros nos ponemos en modo supervivencia y vamos a otro ritmo.

La familia y los cuidadores juegan un rol fundamental, muchos tienen que paralizar su vida para cuidarnos, sabiendo además que acompañar y entender nuestras nuevas necesidades, no solo las físicas, es muy difícil. Nos cuesta encontrar el equilibrio entre querer que nos sigan tratando como antes del cáncer y a la vez reconocer nuestra vulnerabilidad y necesidad de ayuda. Yo he tenido la grandísima suerte de que mi pareja, a quien admiro profundamente, ha sido mis manos y mis pies cuando la energía se agotaba, ha sido mi enfermero, mi acompañante, ha estado a mi lado siempre, llorando juntos o haciendo bromas, enfadándose cuando yo quería hacer muchos viajes y muchos planes sin ser muy consciente de mi situación, con una paciencia infinita, sé que para él no ha sido fácil, pero ha hecho que mi camino fuese mucho más llevadero. 

Te decíamos que en la presentación te vimos junto a otras compañeras que también han tenido que afrontar un cáncer, ¿son una de las cosas buenas que has podido sacar de esta dura experiencia? Decías, de hecho, que "las compañeras de este camino son esenciales para sobrellevar el día a día".

Sin duda alguna es lo más bonito de la enfermedad, cuando decidí llamar a mi diagnóstico el ‘Destino 51’ es porque intuía que sería como un viaje, con sus turbulencias y cancelaciones, pero también con lo mejor de viajar que es conocer personas maravillosas, y así ha sido, muchas de ellas ahora son red, son familia, hablamos el mismo idioma, nos entendemos y nos acompañamos; otras ya no están, ahora son mis estrellas, y aunque esta es la parte más difícil y la que más me ha hecho llorar, me motivan a vivir con ilusión cada día, por ellas, por mí.

Lee también: Cáncer de mama: la importancia del diagnóstico precoz

También has afirmado que "el cáncer de mama no es solo un añito malo". Es un camino que, en muchas ocasiones, se hace eterno, para la paciente y para sus familias, ¿verdad?

Así es, en general el cáncer de mama se ha romantizado y hay quien lo define como un añito malo, pero como he dicho anteriormente el cáncer nunca es un punto y final. Dentro del cáncer de mama y del cáncer en general, existe la percepción de que cuando acaba la quimioterapia y tenemos pelo de nuevo ya estamos curados, pero los tratamientos duran una media de 5 años, los efectos secundarios son para toda la vida, sin olvidar que hay un porcentaje relevante de recidivas y de metástasis tras acabar el tratamiento, este tipo cáncer metastásico a día de hoy no tiene cura y solo en España se lleva a más de 6.000 mujeres al año.

Volviendo a la campaña, ¿te has puesto manos a la obra para conseguir el objetivo de 'vivir sin miedo', que es el lema de la misma?

No tengo miedo a VIVIR, pero sí tengo muchos otros miedos, tengo miedo a una recaída, a los efectos secundarios, a que los tratamientos no funcionen, tengo miedo a tener más estrellas, pero acepto todos estos miedos como parte del proceso, y sobre todo no permito que me paralice ni que me impida disfrutar de cada minuto extra que me regala la vida, el miedo no evita que esas situaciones sucedan, pero en muchas ocasiones nos limita y evita la VIDA.

Lee también: Cáncer: cómo afrontar una recaída según los psicólogos

¿Cómo afrontas ahora la vida, qué ha cambiado para María Mejía?

Mi prioridad ahora soy yo, antes lo era mi trabajo, mis expectativas, pero ahora el centro soy yo misma, siempre digo que la enfermedad me ha  puesto un filtro en la retina que hace que lo vea todo bonito, disfruto de ver llover,  de sentir el agua en mi cabeza sin pelo, de sentir como el aire lo mueve ahora que está creciendo, disfruto de ver un amanecer de una manera mágica, de ir a un concierto, de estar en silencio, disfruto y me emociono con todo, porque la vida es absolutamente maravillosa.