Entrevista

¿Por qué el mundo se detiene cuando llega el diagnóstico de cáncer?

Hablamos con el científico Juan Fueyo, especialista en la enfermedad, con motivo del lanzamiento de su libro, fruto de sus años de trabajo en los campos de la medicina, la neurología y la investigación oncológica

Por Pilar Hernán

El cáncer lleva mucho tiempo siendo el centro de atención de Juan Fueyo, uno de los científicos españoles de mayor prestigio internacional, que lleva más de 25 años investigando sobre el cáncer. Más de dos décadas en las que ha aportado su granito de arena en esta lucha contra el cáncer en la que están implicados miles de investigadores a lo largo y ancho del planeta. Ahora, acaba de presentar su libro Cuando el mundo se detiene, fruto de sus años de trabajo en los campos de la medicina, la neurología y la investigación oncológica. Hemos tenido ocasión de hablar con él con motivo del lanzamiento, y coincidiendo, además, con un día marcado en el calendario en la lucha contra el cáncer, como es este 19 de otubre en el que el mundo se tiñe de rosa para conmemorar el Día Mundial Contra el Cáncer de Mama

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Lleva más de 25 años investigando sobre el cáncer, ¿qué es lo mejor de esta experiencia vital frente a una enfermedad que, no hay duda, nos vuelve la vida del revés cuando aparece?

Es verdad que el diagnóstico de cáncer consigue que el mundo se detenga, al menos por unos instantes. Lo mejor es sentir que he estado participando en una empresa útil. Investigar sobre el cáncer me ha ofrecido una rica variedad de recompensas personales y profesionales. Como parte de una gran comunidad de profesionales esparcida por todo el mundo, me ha permitido desde contribuir al bienestar de la sociedad hasta encontrar un sentido de propósito y esperanza en medio de una enfermedad que puede trastocar la vida de las personas. En mi caso, además del aspecto intelectual de la empresa, me han influenciado los puntos de vista humanistas y filosóficos sobre el cáncer.

El título del libro ya es toda una declaración de intenciones. El mundo se detiene cuando aparece el cáncer. ¿Por qué sigue siendo una enfermedad paralizante cuando llega el diagnóstico?

La afirmación “el mundo se detiene” resalta la abrumadora naturaleza emocional de la respuesta del paciente ante un diagnóstico de cáncer. Según Susan Sontag, que sufrió tres veces cáncer a lo largo de su vida, esta respuesta, que es instintiva, debe ser superada inmediatamente. Porque si bien el cáncer sigue siendo una enfermedad grave, hemos tenido avances significativos en el diagnóstico y el tratamiento en las últimas décadas. Muchos tipos de tumores son tratables y, en algunos casos, curables. La detección temprana y los avances en la medicina han mejorado enormemente las perspectivas de supervivencia. Así que la conciencia social sobre el cáncer debe cambiar. Y mi libro reclama, exige ese cambio y quiere acelerarlo. Hay que dar dignidad a la palabra “cáncer” y a la gente que la padece. Para el paciente con cáncer el mundo no se para, sino que se abre ante él con un gran abanico de posibilidades.

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¿Piensa que el ser humano conseguirá, en algún momento, acabar con el cáncer, o es misión imposible?

El cáncer es un precio que pagamos por la evolución. Así que es poco probable que podamos eliminar por completo el cáncer en el sentido de que nunca más ocurra en ningún ser humano. El objetivo realista es reducir la carga del cáncer, mejorar las tasas de supervivencia y proporcionar tratamientos más efectivos y mucho menos agresivos. Casi la mitad de los tumores son prevenibles. Así que podremos disminuir de una manera dramática la incidencia, es decir el número de personas que comienzan a padecerlo, y estamos aumentando de modo dramático el número de personas que consiguen vivir muchos años con cáncer. Si los supervivientes eran alrededor de 3 millones de personas por año en Estados Unidos en la década de los 70, en poco tiempo nos acercaremos a los 20 millones de supervivientes por año. Eso sí los gobiernos deberían aumentar los fondos dedicados a la investigación. Eso aceleraría el proceso.

¿El cáncer sigue siendo, en muchos aspectos, un enigma para el ser humano?

Cada vez menos. Ya no es la enfermedad misteriosa y lúgubre del pasado, aquella que inspiró la palabra “maligno”. Y este es un tema central en Cuando el mundo se detiene. Eso no quita que no sigamos descubriendo aspectos nuevos cada día, pero se deben más al avance de la tecnología que nos permite examinar cada aspecto del cáncer con más detalle que a cambios de paradigma fundamentales. El cáncer es una enfermedad de los genes que se ve facilitada por el escape de las células tumorales a la vigilancia del sistema inmune. Y con esas ideas ideamos los tratamientos. Y muchas veces funcionan. Aunque persisten desafíos significativos, como la resistencia al tratamiento y la metástasis, el cáncer ya no es un enigma, es una enfermedad más que en muchos casos puede controlarse. 

Lo que sí parece una tendencia cada vez más real es que el cáncer tienda a cronificarse, ¿es ese un objetivo más realista?

Sí. Ahora mismo muchos tumores que no desaparecen del todo pueden mantenerse bajo control. Conseguir que el cáncer pueda convertirse en una enfermedad crónica que requiera ajustes del tratamiento de vez en cuando, parece una meta bastante realista y de la que no estaríamos tan lejos. Y hay que aspirar a que sea una enfermedad crónica que coexista con una buena calidad de vida. No nos olvidemos de ese desafío.

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¿Por qué los grandes avances, que se anuncian en los medios, tardan luego tanto en llevarse a cabo?

Hay tantos genios trabajando en la investigación del cáncer, que el anuncio de un nuevo avance en los titulares de la prensa se ha convertido en algo casi rutinario. En ocasiones, como ha ocurrido con mi investigación, la prensa se enfoca en resultados muy preliminares, como estudios con células o con animales de laboratorio, y eso explica que parezca que los avances tardan en llegar a la práctica hospitalaria. Y es que, además, las últimas dos décadas han sido prodigiosas en cuanto al desarrollo de ideas originales, que merecen la atención de la sociedad. Una vez se tiene la idea llegar al paciente con un tratamiento definitivo lleva de 5 a 15 años en el mejor de los casos. Pero estamos trabajando continuamente para disminuir ese periodo de tiempo.

¿Podemos decir que estamos viviendo un buen momento en relación con los avances en la lucha contra la enfermedad?

¡Vaya que sí! Anímense estudiantes de medicina y futuros residentes, su generación conseguirá que la civilización observe al cáncer con el espejo retrovisor. Si no fuese así no habría escrito Cuando el mundo se detiene. El ritmo del progreso es muy rápido. Cada día hay más pacientes que tienen acceso a tratamientos que no existían décadas, años, meses, días atrás. En los aspectos sociales también hemos mejorado, pero todavía hoy en día no todos los pacientes tienen el mismo acceso a la mejor información y a los mejores tratamientos. Y el precio de tratar un cáncer ya sea para un particular o para la Seguridad Social sigue siendo demasiado caro. Pero hay avances innegables: por ejemplo, la disminución del tabaquismo ha llevado a la disminución del número de cánceres relacionados con ese hábito. Las vacunas contra algunos virus también están disminuyendo la frecuencia de ciertos tumores.

¿Cuál piensa que ha sido el mayor hito en esta carrera de fondo que es la investigación contra el cáncer?

La falta de desánimo en los investigadores y oncólogos. Ese ha sido, y es, el motor del progreso. Dos de las mayores revoluciones científicas se han centrado en las terapias dirigidas contra dianas moleculares y el desarrollo de la inmunoterapia. De la segunda, uno de los protagonistas es Jim Allinson, Premio Nobel de Medicina y un compañero de mi hospital. En el campo de la prevención está emergiendo la prevención personalizada de precisión, intentando disminuir la posibilidad de cáncer en cada persona por sí misma. De todo ello, incluyendo el desarrollo de “Gleevec” o “Glivec”, que disparó la carrera por la búsqueda de medicina de precisión, y del descubrimiento de los anticuerpos contra los puntos de control del sistema inmune, y también de nuestra investigación en virus oncolíticos, hablamos con detalle en Cuando el mundo se detiene. Otros hitos incluyen las técnicas de diagnóstico precoz, la secuenciación del genoma de muchos tumores (el primero fue el del cerebro, quiero recordar aquí, barriendo para casa) y la educación para la prevención.

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¿Piensa que se puede avanzar hacia el encuentro de una cura universal para el cáncer o cada tipo de cáncer requiere de un tratamiento concreto y diferente?

Cuanto más profundamente estudiamos el cáncer más nos damos cuenta que cada paciente parece tener uno con características propias. Eso hace que diferentes pacientes respondan a diferentes tratamientos. Pero la idea es avanzar hacia estrategias que ataquen mecanismos fundamentales, presentes en la mayoría de los tumores, y poder desarrollar tratamientos que abarquen el mayor espectro de tumores que sea posible. Una combinación de las dos estrategias será posiblemente la medicina del futuro, de un futuro muy próximo.

"El propio cuerpo aprenderá a curarse el cáncer, como si fuera una herida", ha declarado en alguna ocasión. Esa sería la noticia que todos querríamos dar, ¿no es así?

Hay que tener cuidado con esa expresión para que no la usen los charlatanes. Pero sin lugar a dudas, la noticia de que el cuerpo humano aprendiera a curarse a sí mismo del cáncer sería un avance médico revolucionario y una noticia que cambiaría la vida de millones de personas en todo el mundo. Este sería un avance ideal, ya que eliminaría la necesidad de tratamientos agresivos y efectos secundarios asociados, y permitiría una recuperación completa de esta enfermedad. Algunos de los enfermos con tumores cerebrales muy avanzados que hemos tratado con virus desarrollaron una respuesta inmune contra el tumor que llevó a que vivieran varios años con una calidad de vida espléndida.  Haber visto esos resultados me ha conmocionado y me ha llevado a soñar con un mundo del futuro del cáncer en el que no se utilice ni la cirugía, ni la quimioterapia, ni la radioterapia. Y en ese sueño no estoy solo.

La investigación, fundamental

Sin duda, son muchas las investigaciones contra el cáncer que se están llevando a cabo, gracias a la labor, por ejemplo, de Fundaciones como Intheos. Por eso, desde ¡HOLA! te animamos a colaborar haciendo una donación a la Fundación, que este mes recauda fondos para un proyecto de investigación en cáncer de mama triple negativo, uno de los más agresivos. Puede hacerse a través de esta web https://www.hola.com/donacion-intheos/ y del número de Bizum 01180.