Qué debe cambiar en el estilo de vida ante un tratamiento de quimioterapia, como el de Kate Middleton

El caso de la princesa de Gales, que está siguiendo un protocolo de quimioterapia preventiva, ha puesto en el foco este tipo de tratamientos y nos hemos planteado cómo deberían adaptarse el ejercicio y la alimentación durante estos procesos

Por Pilar Hernán

Kate Middleton continúa con su proceso de recuperación tras anunciar el pasado 22 de marzo que padecía cáncer y que se estaba sometiendo a un tratamiento de quimoterapia preventivo. Sin duda, un procedimiento que puede tener efectos secundarios que se pueden tratar de mitigar siguiendo una serie de consejos, relacionados con el estilo de vida. La alimentación y el ejercicio físico han de adaptarse y se convierten en grandes aliados de las personas que afrontan un proceso de lucha contra el cáncer. Es fundamental seguir una dieta sana, hacer ejercicio suave y hacer pequeños cambios en el estilo de vida para que el cuerpo pueda recuperarse.

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¿Qué es la quimioterapia preventiva o adyuvante?

Lo primero que tenemos que tener presente es en qué consiste un tratamiento de quimioterapia preventiva, como es el que está recibiendo la Princesa de Gales. “Es importante definir, o de alguna manera matizar, qué es la llamada quimioterapia preventiva, un término que puede dar lugar a error o a confusión, ya que se puede confundir entre lo que sería un tratamiento de quimioterapia adyuvante y un tratamiento de quimioprofilaxis. Son dos conceptos totalmente distintos”, detalla el doctor Alberto Orta, oncólogo responsable de tumores cerebrales y Neuro-Oncología del Hospital MD Anderson Cancer Center Madrid.

¿Qué es un tratamiento de quimioterapia adyuvante? “Se trata de un tratamiento de quimioterapia que normalmente se da en lo que se suele ser el contexto adyuvante, es decir, ayuda tras un tratamiento curativo de la enfermedad. Normalmente este tipo de contexto se da en enfermedades oncológicas que están en situación localizada o localmente avanzada, donde habitualmente el tratamiento curativo de la enfermedad es la cirugía. Sabemos que, tras la cirugía, existe un riesgo más o menos elevado, en función de la enfermedad que se trate, de que la enfermedad vuelva a aparecer, es decir, que haya una recidiva. Y por tanto, es aquí donde la quimioterapia participa de forma adyuvante, ayudando a la cirugía a disminuir el riesgo de que la enfermedad vuelva a aparecer de nuevo”, explica el doctor.

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Efectos secundarios de la quimioterapia

El doctor Orta nos detalla que tendríamos que diferenciar entre dos consecuencias: las consecuencias agudas, es decir, las que se desarrollan durante el tratamiento, y las consecuencias a largo plazo o crónicas. “En un principio, los tratamientos de quimioterapia adyuvante clásicamente siempre se han fundamentado en fármacos citolíticos, es decir, fármacos anti neoplásicos, los clásicos, lo que hemos llamado siempre la quimioterapia. Estos fármacos han tenido efectos secundarios más o menos importantes. Durante los años, hemos aprendido a manejar esos efectos secundarios y cada vez somos más eficaces desarrollando tratamientos de quimioterapia sin que el paciente tenga esos efectos adversos que clásicamente se suelen ver en las películas”, nos cuenta el doctor.

¿Cuáles son esos efectos? “Normalmente los efectos adversos de estos tratamientos suelen conllevar alteraciones sanguíneas con disminución de las defensas, que pueden derivar en algunas ocasiones en infecciones y la necesidad de un tratamiento de antibiótico. Diarreas, náuseas, vómitos, alguna alteración de la piel... por lo general, esos serían los efectos adversos más habituales. Sin embargo, como comento, el desarrollo de nuevos fármacos, el desarrollo de estrategias más ajustadas y personalizadas para este tipo de tratamientos permite que no tengamos tantos efectos adversos con este tipo de tratamientos”, explica el doctor.

“En los últimos años han aparecido nuevos fármacos basados en la inmunoterapia, en los cuales se modifica drásticamente lo que es el perfil de toxicidad. La inmunoterapia, por lo general, en el 95-97% de los casos, tiene efectos adversos muy leves: rash cutáneos, alteraciones endocrinas… y que normalmente se manejan muy bien y no suelen tener una repercusión aguda en el paciente”, indica el experto de MD Anderson, que matiza, eso sí que un porcentaje pequeño de pacientes pueden tener efectos que se denominan inmunomediados más importantes. La buena noticia es que los oncólogos médicos están entrenados para tratar este tipo de efectos adversos.

Mientras, respecto a las consecuencias a largo plazo, a las consecuencias crónicas, en este caso sí que es importante saber, en opinión del especialista, cuándo vamos a obtener un beneficio de un tratamiento de quimioterapia adyuvante. “Por eso mismo, porque puede haber consecuencias a largo plazo. Es muy bajo el porcentaje de pacientes en el que vemos consecuencias a largo plazo. El tratamiento de quimioterapia, por supuesto, puede de alguna manera repercutir en la eficacia de la médula ósea, puede repercutir de alguna manera en el estado, sobre todo de la piel, de los anejos, como pueden ser las uñas, el pelo... Incluso otras alteraciones, como hemos hablado antes del tratamiento de inmunoterapia. La inmunoterapia, al tener efecto sobre las glándulas endocrinas, como puede ser el tiroides, puede tener consecuencias a largo plazo, de manera que ese tiroides deje de funcionar y que requiera el paciente un tratamiento sustitutivo hormonal de por vida”.

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Evitar la anorexia y la caquexia

Estos efectos secundarios pueden, no hay duda, afectar a la calidad de vida de quien los padece. “Hablamos de falta de apetito, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea, pérdida de peso, boca seca, llagas en la boca o en la garganta, dificultades para tragar, cambios en los sabores de los alimentos y sensación de plenitud rápida. Es decir, comemos poca cantidad y enseguida nos sentimos llenos. De ahí que perdamos peso rápidamente, porque enseguida tenemos esta sensación de plenitud de estómago, que es algo que también debemos de prevenir”, nos cuenta la doctora Montse Folch Munuera, especialista en Nutrición y dietética en el Centro Médico Teknon y miembro de Top Doctors.

En su opinión, hay dos situaciones muy concretas que debemos evitar cuando estamos en una en un tratamiento de quimioterapia preventiva, que son la caquexia y la anorexia. “La caquexia es una debilidad generalizada de nuestro cuerpo, que está acompañada de pérdida de peso, así como de pérdida de grasa y también pérdida de masa muscular. Normalmente se suele presentar en pacientes que tienen cáncer del sistema digestivo. Mientras, la anorexia implica una disminución de la sensación de apetito o el deseo de comer y puede poner en riesgo nuestra salud, debido a la pérdida de peso de peso. Esta anorexia es la principal causa de malnutrición en los pacientes con cáncer y es un síntoma bastante común en todos ellos”, comenta la experta.

Consejos para mejorar la tolerancia al tratamiento

El oncólogo nos da algunos consejos que pueden ayudar a tener una mejor tolerancia con respecto a este tipo de tratamientos. “Habitualmente lo que está en mano del paciente, por supuesto, es cumplir las recomendaciones médicas en relación a la agenda de tratamientos, así como los tratamientos que los oncólogos prescribimos de cara a domicilio, para de alguna manera disminuir esos efectos adversos o evitar la posibilidad de que aparezcan. Desde luego, tanto la realización de ejercicio moderado como el hecho cuidar de la dieta son factores que repercuten muy positivamente tanto en la tolerancia como en el resultado oncológico final”, nos cuenta el doctor.

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La importancia de cuidar la alimentación

La experta de Top Doctors nos cuenta que cuando tenemos cáncer y estamos en tratamiento, como puede ser en el caso de estar sometidos a un proceso de quimioterapia preventiva, la alimentación debe estar destinada a que nos encontremos mejor y a que nuestro organismo esté más preparado para poder evitar las consecuencias negativas de dicha quimioterapia preventiva.

La alimentación en su conjunto desempeña un papel muy importante pues nos puede ayudar a mitigar los efectos secundarios a los que hacíamos referencia antes. “Es importante comer lo suficiente para mantenernos en un peso saludable y con energía, especialmente durante el tratamiento del cáncer. Por tanto, un paciente bien nutrido siempre tendrá menos dificultades para recuperarse que un paciente que no esté bien nutrido. Y por eso los tratamientos posteriores o preventivos del cáncer deben ser referenciados por un nutricionista colegiado”, explica la nutricionista

“Hay estudios que demuestran que es beneficioso tener una alimentación rica en vegetales, que están llenos de sustancias llamadas polifenoles que ayudan a desinflamar y promueven un microbiota intestinal sana", añade por su parte la doctora María Elena Puzzi Garrido. Médico General de Vithas Castellón, MSc Nutrición Clínica y Endocrinología.

Apostar por la dieta mediterránea, una buena opción

“Hay bastantes estudios que de alguna manera relacionan la dieta mediterránea, que es, una cuestión de valor de nuestro país, con su efecto antiinflamatorio y su efecto anticancerígeno. Se ha estudiado menos en el contexto de prevenir efectos adversos o mejorar el efecto oncológico relacionado con los tratamientos adyuvantes. Pero sin duda, la poca evidencia que tenemos es que llevar o desarrollar una dieta de patrón mediterráneo basada en frutas y verduras, en carnes blancas, en una variedad importante de carne y pescado, sí que favorece una mejor tolerancia y muy probablemente impacte de forma muy positiva en el resultado oncológico”, explica el doctor Orta.

¿Es buena idea apostar por una dieta inflamatoria?

El doctor Orta incide de nuevo en cómo la quimioterapia, por el hecho de su propio mecanismo, de alguna manera lo que hace es realizar un daño directo sobre lo que serían las células tumorales, pero no deja de ocasionar también un daño colateral sobre los tejidos sanos del organismo. “Implantar una dieta con cierta capacidad antioxidante puede repercutir de forma positiva en lo que sería la tolerancia y el resultado oncológico posterior. Desafortunadamente no tenemos estudios muy sólidos respecto a esta dieta antiinflamatoria. Hay mucha variabilidad en cuanto a qué tipo de dieta o en qué está fundamentado ese efecto antiinflamatorio, es decir, si es una combinación de alimentos, si es a base de suplementos alimenticios... En definitiva, la dieta que más efecto antiinflamatorio tiene, como he comentado antes, sería la dieta de patrón mediterráneo”, insiste el doctor Orta.

En su opinión, es fundamental el aporte de verduras y frutas, con una variedad de colores en los alimentos. “Esa variabilidad amplia de alimentos permite disponer de un amplio rango, un amplio abanico de moléculas antiinflamatorias, como pueden ser por ejemplo los polifenoles y otro tipo de moléculas que, al fin y al cabo, tienen un efecto antiinflamatorio demostrado y que muy probablemente tengan un impacto importante en lo que sería la tolerancia a este tipo de tratamientos”, apunta el experto.

Lo que sí que tendríamos que tener en cuenta es la importancia de evitar, tal y como nos cuenta la experta de Vithas, alimentos proinflamatorios, como lo son aquellos altos en azúcares refinados, en procesados y químicos que dañan a nuestras células desde adentro, aumentando la inflamación y la mala función de las mismas. Y es que, en su opinión, la alimentación antiinflamatoria “es una buena aliada para evitar los efectos adversos de los tratamientos, entendiendo que el cáncer es una enfermedad multifactorial”.

Hábitos que debemos evitar en relación a la dieta

El doctor Orta nos cuenta que en la práctica clínica suelen ver algunos hábitos no adecuados en relación a la nutrición. ¿Cuáles serían? “Prescindir de alimentos grasos, prescindir de alimentos cárnicos o incluso de pescados. Hay que recordar que en los tratamientos de quimioterapia existe un efecto colateral sobre los tejidos normales y, por tanto, se precisa de proteínas, grasas, incluso hidratos de carbono, para poder reconstruir de nuevo los tejidos y que el organismo se recupere”, apunta el doctor. Y es que el tratamiento de quimioterapia o los tratamientos adyuvantes, en definitiva, cualquier tipo de tratamiento oncológico, tiene una erosión importante en el paciente que muchas veces tiene un efecto acumulativo. “A medida que van pasando los ciclos de tratamiento, vemos que tiene una repercusión superior”, apunta.

El problema de la malnutrición

Otro de los problemas añadidos cuando se está en un proceso cancerígeno es la posibilidad de que aparezca la malnutrición. “El hecho de que estemos malnutridos antes de padecer un cáncer, durante el tratamiento con quimioterapia preventiva y posteriormente a los tratamientos con cáncer, puede hacer que empeoren los síntomas, como por ejemplo sentirnos más cansados, que nos cueste más seguir el tratamiento médico o dificultará incluso que nuestro organismo pueda luchar contra las infecciones”, nos explica Montse Folch, que incide en que la pérdida de peso está muy relacionada con la calidad de vida. “Incluso está muy relacionada con las muertes por cáncer. Es decir, que hay mayor incidencia de muertes por cáncer cuando hay una pérdida importante de peso en los pacientes que están siguiendo un tratamiento preventivo como es la quimioterapia. Por tanto, es importante mantenernos en nuestro peso”, comenta la experta, que añade que debemos huir de las dietas bajas en calorías pero, eso sí, han de ser calorías saludables.

“Como dijo Hipócrates, que tu medicina sea tu alimento y el alimento sea tu medicina. Por tanto, sí que es verdad que los buenos alimentos son importantísimos para una buena salud en general y previenen enfermedades serias, pero tenemos que tener claro que los alimentos no curan enfermedades ni sustituyen a los medicamentos que se necesita tras un padecimiento de un cáncer, como por ejemplo la quimioterapia preventiva”, explica.

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El ejercicio físico, un pilar fundamental

Junto a la dieta, el ejercicio, sin duda, es otro pilar fundamental. Así nos lo explica el doctor Orta: “Cada vez tenemos más evidencia científica de que realizar un ejercicio adaptado y adecuado durante los tratamientos de quimioterapia, ya sea en enfermedad avanzada como durante el contexto adyuvante, es decir, en un contexto curativo de la enfermedad, repercute muy positivamente sobre aspectos como puede ser la tolerabilidad del tratamiento. Incluso hay algunas evidencias tempranas de que pueden repercutir en lo que es el resultado oncológico final. Y, sin duda, tiene un efecto importante en el mantenimiento del estado físico y funcional del paciente, así como también del estado psicológico, que no debemos menospreciar en este tipo de contextos”.

"El ejercicio es un potente antiinflamatorio que se infravalora en estos pacientes. Ayuda también a evitar la sarcopenia (perdida de la masa muscular) y caquexia (perdida masiva de tejido graso y muscular) propias de la enfermedad”, apunta la doctora de Vithas, que incide también en cómo no solo ayuda a prevenir efectos adversos, sino que es beneficioso también desde el punto de vista psicológico para el paciente, que se ve muy afectada desde el diagnóstico. "Existen ejercicios para estirar y relajar musculatura que no comprometen el estado físico, como son el pilates y el yoga, que ayudan también psicológicamente al paciente", comenta la doctora.

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La dificultad de hacer ejercicio en algunos momentos del proceso oncológico

El experto de MD Anderson matiza un aspecto importante, eso sí. “Realizar ejercicio físico durante el tratamiento de quimioterapia normalmente puede ser difícil en determinadas situaciones. Desde luego, la recomendación oncológica siempre es realizar ejercicio físico de forma adaptada y, a poder ser, bajo las recomendaciones de un especialista en ejercicio físico que, de alguna manera, pueda valorar las limitaciones del paciente. No solo relacionadas con el tratamiento que vamos a administrar a nivel oncológico, sino también la situación funcional o la situación física previa que tiene el paciente, ya que cada paciente es diferente y los tratamientos, de alguna manera, tienen que ser personalizados y dirigidos por un profesional especialista en el campo”, explica el doctor.

Y es que no se puede perder de vista que cuando se está en un tratamiento contra el cáncer, por ejemplo, sometiéndose a una quimioterapia preventiva, los pacientes pueden perder su condición física debido al cansancio, agotamiento físico, etcétera. “Pero esta inactividad física, es decir, la falta de ejercicio físico origina pérdida muscular que es muy desaconsejable en esta enfermedad y, por tanto, debemos mantener esta masa muscular. Por tanto, este ejercicio físico es importante para ayudar a controlar la salud mental, la condición física, el bienestar... en definitiva, la buena calidad de vida de estas personas”, nos cuenta Montse Folch.

Según ella, una recomendación general sería realizar caminatas lo más largas posibles, e ir aumentando la duración de estas caminatas para evitar la atrofia muscular. También, aparte de estas caminatas, sería recomendable en la medida de lo posible y poco a poco, de una manera progresiva, realizar ejercicios de fuerza individualizados, revisados por un entrenador. También se puede introducir en la medida de lo posible el ejercicio aeróbico, es decir, bicicleta, natación, etcétera. “Estos ejercicios en general, los ejercicios como las caminatas, ejercicios aeróbicos, de fuerza, etcétera, contribuyen a reducir la fatiga relacionada con el tratamiento del cáncer o con el cáncer en sí”, apunta la experta de Top Doctors.

La buena noticia es que cada vez existen más especialistas en ejercicio físico relacionados en los procesos oncológicos, incluso asociaciones de pacientes como puede ser la Asociación Española contra el Cáncer, que dispone de programas muy interesantes relacionados con este contexto.

“Por tanto, la recomendación conclusión respecto al ejercicio físico sería ejercicio físico moderado, adaptado al paciente y personalizado bajo las recomendaciones de un especialista en ejercicio físico relacionado con el proceso oncológico”, dice el doctor Orta.

Otros consejos útiles

El doctor Orta no quiere concluir sin citar -aparte de las recomendaciones médicas, las recomendaciones nutricionales y las recomendaciones de ejercicio físico- que no hay que dejar atrás todo lo que sería el establecer una red de apoyo, tanto de la familia como de los contactos o las amistades, así como un apoyo psicológico en aquellos pacientes que requieren apoyo emocional y apoyo psicológico por parte de algún especialista.