Bienestar

Así te puede ayudar el pensamiento estoico a ser más feliz

En este artículo exploramos, de la mano de un experto en filosofía, cómo tener una actitud más estoica nos puede ayudar a ser una persona más resiliente, virtuosa y alcanzar una vida más plena

Por Nuria Safont

En el acelerado mundo actual, es fácil verse atrapado en el torbellino de emociones que conlleva la vida cotidiana. Ya sea el estrés del trabajo, la ansiedad por el futuro o la frustración en las relaciones personales, las emociones pueden resultar a veces abrumadoras e incontrolables. Pero, ¿y si hubiera una forma de dominarlas emociones y vivir una vida más plena? El secreto podría estar en tener una actitud más estoica.

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El estoicismo, que se remonta a la antigua Grecia y Roma, es una filosofía que hace hincapié en el autocontrol, la racionalidad y la aceptación de las cosas que escapan a nuestro control. Al adoptar una mentalidad estoica, puedes aprender a gestionar tus emociones y centrarte en lo que realmente importa en la vida. 

Como explica el autor del libro Caminos hacia una actitud estoica, Nacho Bañeras, doctor en filosofía y profesor de yoga, mirar hacia nuestro interior nos puede ayudar a encontrar respuestas a nuestras vidas a través de la calma, reflexión y meditación. Y es que el estoicismo, que se basa en la coherencia con la naturaleza,  ha sido una de las filosofías más estudiadas por aquellos que buscan la felicidad. Desde autores clásicos y estoicos como Séneca o el emperador Marco Aurelio hasta pensadores influenciados por ella como Michel de Montaigne, Montesquieu o Quevedo, la filosofía estoica ha estado presente en la historia del pensamiento occidental.

Hoy en día, el estoicismo sigue teniendo vigencia. De hecho, esta filosofía está viviendo un resurgimiento debido a que muchas personas buscan respuestas en ella para lidiar con un mundo que cambia rápidamente y cuyo desasosiego es difícil de evitar. En este artículo, hablamos con Nacho Bañeras, quien nos ayudará a desentrañar las claves de este pensamiento para encontrar un camino hacia una vida más plena. 

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¿Qué es el estoicismo?

El estoicismo es una escuela estoica aparecida poco después de la muerte de Sócrates y que se desarrolla a lo largo de casi 1000 años.

Se caracteriza por entender la filosofía no tanto como un sistema de pensamiento, sino como un estilo de vida. De esta manera, ofrece un conjunto de preceptos, aplicables a la vida, cuya finalidad es encaminar al ser humano hacia una vida virtuosa, ligada íntimamente con lo que entendían como vida feliz.

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¿Y cómo lo podemos aplicar en estos tiempos?

Creo que a medida que nos adentramos en el estoicismo la pregunta es más bien cómo no aplicarlo a nuestros tiempos y vidas. La filosofía estoica abandera un estilo de vida humilde, sencillo, solidario y honesto que permite que el ser humano despliegue aquello que más le caracteriza, su virtud. Estas cuatro características, por mencionar las más evidentes, son atributos que nuestro contexto actual clama de nosotros y podrían convertirse en puertas a través de las cuales orientar muchas de las problemáticas actuales.

¿Puede cualquier persona, o se exige una preparación, unas creencias...?

El camino estoico está abierto a toda persona. Varios ejemplos lo constatan. Epicteto era esclavo, Fania fue una mujer que se opuso al emperador Nerón o Marco Aurelio, que fue emperador. No obstante, el estoicismo demanda una continua preparación. En este sentido, ofrece tres vías de trabajo personal. Primeramente, la disciplina del juicio cuya finalidad es poder ordenar el discurso interno, aquello que pensamos. En segundo lugar, la disciplina del deseo encargada, entre otras, de discernir entre aquello que debemos aceptar y aquello sobre lo que vale la pena ocuparse. Finalmente, la disciplina de la acción, sobre cómo comportarnos, por ejemplo, en relación a los demás.

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¿Qué dificulta este pensamiento o forma de entender la vida?

La filosofía estoica es heredera del pensamiento socrático y aquello que dificulta una vida filosófica o sabia es la ignorancia (al igual que otras tradiciones filosóficas y religiosas). La ignorancia se manifiesta, por ejemplo, por el hecho de obviar que como seres humanos somos interdependientes los unos con los otros, por dar por natural aquello que creemos y pensamos del mundo y de nosotros o por preocuparnos de aquello que no está bajo nuestro control.

Actualmente, somos una sociedad cada vez más individualista, materialista y controladora. Pasamos demasiado tiempo pensando cosas sobre las que no podemos ejercer ningún control o proyectamos en demasía hacia el futuro o el pasado dejando que nuestra atención divague.

 

¿Qué es 'habitar' la vida?

Para resumir mostraré dos aspectos de lo que, para los estoicos, consiste este habitar la vida, aunque, propiamente, el término habitar no sea suyo.

Primeramente, es preciso atender a dónde ponemos la atención. Para los estoicos, como para otros filósofos que beberán de su filosofía como Plotino o Simone Weil, allá donde ponemos la atención es donde estamos. Si dejamos que la atención se la lleven las redes sociales o nuestros propios pensamientos (a día de hoy son multitud las vías a través de las que se disipa nuestra atención) dejamos de estar presentes. En este dejar de estar presentes hay un alejamiento de nosotros mismos y, en este sentido, dejamos de habitarnos internamente, dejamos de acompañarnos a nosotros mismos o, en términos más actuales, dejamos de ser consciente de aquello que nos está pasando en este momento, que es de las pocas cosas sobre las que nos podemos ocupar.

Habitar la vida también quiere decir algo fundamental para los estoicos, que es vivir de forma coherente con la naturaleza. Vivir en coherencia es vivir en correspondencia con la naturaleza, esto es, desplegar lo que por naturaleza es el ser humano. Éste debe florecer en vida, dando lo máximo de sí mismo, viviendo, por tanto, una vida virtuosa.

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¿Y cómo podemos transcender al miedo?

No creo que los estoicos propongan trascender el miedo. Sin embargo, por ejemplo, podemos señalar dos vías estoicas sobre el miedo. La primera tiene que ver con la pregunta ¿qué nos da miedo? Aquí ya hay un amplio campo de trabajo, puesto que muchas de las cosas que nos dan miedo tienen que ver con aspectos de la vida que no podemos controlar: la muerte, el futuro, lo que puedan pensar los demás, etc. Todos estos aspectos comparten la incertidumbre que acompaña a toda vida humana. Esta incertidumbre no se puede resolver, ya que no tenemos ni una bola de cristal para ver el futuro ni la capacidad para modificar muchas de las dinámicas de la vida. No pudiéndola resolver, sí está en nuestra mano ocuparnos de la actitud con la que vivimos los acontecimientos y dimensiones inciertas de la vida. Uno de los elementos de esta actitud puede ser la de darnos compañía, esto es, ofrecernos una serenidad o temple con el que habitarnos internamente. Esta es la segunda vía que quería presentar. Es de sobra conocido el lema estoico memento mori, recuerda que morirás. Con el los estoicos querían recordarnos la finitud de la vida, la incertidumbre que nos envuelve, la importancia y fragilidad del presente y la necesidad de caldear nuestros miedos con nuestra presencia, de la misma manera que acompañamos a nuestros seres queridos cuando tienen miedo, con nuestra sola presencia.

¿Háblanos del vivir victimista?

Constantemente estamos interpretando lo que nos pasa. Valoramos todo aquello que nos pasa a lo largo del día en función de lo que creemos son nuestros intereses. A través de esta valoración nuestro estado anímico varía. Si aquello que me pasa creo que me va a la contra, me entristezco o, por el contrario, si creo que me beneficia, me alegro.

Spinoza dirá que estamos fluctuando de ánimo constantemente, sin embargo, no tenemos una mirada panorámica para saber si aquello que ahora me está perjudicando no será algo que a la larga me beneficie.

Esta forma de hacer cae en ocasiones en el victimismo que implica considerarnos el centro del universo y el imán de todas las desgracias.

Para el estoicismo una actitud victimista o, incluso, una actitud que interpreta sobre los acontecimientos es una actitud que se coloca por encima de sus posibilidades, en cierto modo, soberbia.

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¿Y qué es vivir de forma filosófica?

Para los estoicos, vivir de forma filosófica es vivir siendo coherentes con la naturaleza, siendo fieles a nuestra esencia. Nuestra esencia, por mucho que a veces quede nublada por la ignorancia o la desconfianza, es, aunque no son palabras estoicas, la de florecer. De la misma manera que la finalidad de un árbol es desplegar su naturaleza al máximo, por ejemplo, mostrando la plenitud y belleza de una copa de ramas completamente desplegada, la finalidad del ser humano es convertirse en humano, vivir de una forma virtuosa, justo, sabio, valiente y disciplinado.

Hablas del anhelo de la felicidad, ¿cómo debemos honrarlo?

Todo ser humano persigue su felicidad y huye del sufrimiento. Ahora bien, como dirá Aristóteles, no nos ocupamos de preguntarnos qué es la felicidad, sino que salimos corriendo en su búsqueda, muchas veces cayendo en equivocaciones.

Honrar este anhelo tiene que ver con el hecho de aprender a escucharlo y escucharnos. En realidad, este anhelo nos permite aprender de nosotros mismos y de aquello que nos va pasando en la vida. Perseguimos constantemente cosas, personas o experiencias que, creemos, nos darán felicidad. Reconocer que a menudo nos equivocamos puede ser el primer paso para reenfocar nuestros horizontes y expectativas.