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'Machos alfa': lo que nos enseña la serie desde el punto de vista psicológico

Hablamos con varios expertos para que nos expliquen qué opinan sobre esta serie que levanta pasiones y críticas y que está en boca de todos

Por Nuria Safont

Machos alfa’, la serie de Netflix estrenada hace pocas semanas, no deja indiferente a nadie. Como reflexiona la psicóloga Pilar Conde, directora técnica de Clínicas Origen, “hay personas a las que les hace gracia, otras la han dejado de ver en el primer capítulo porque les genera rechazo y otras han continuado por curiosidad”. Lo que está claro es que te enfrenta a tus creencias. “En mi opinión, está muy bien planteada como ‘espejo’ de nuestros pensamientos, de lo que creemos que es ser hombre, de la masculinidad y de lo que opinamos del machismo”. 

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La masculinidad en el punto de mira

Nadie duda de que hoy el concepto de masculinidad está cambiando. Dejando de lado algunas excepciones, atrás queda la imagen de macho dominante, ‘macho alfa’, autoritario, protector, héroe o villano. La sociedad de hoy ya no acepta esos estereotipos y, mucho menos, el machismo. Ni siquiera se aceptan las bromas en torno a este concepto que tanto daño ha hecho a las mujeres y a la sociedad en general. Por ello, los hombres buscan nuevas formas de serlo. O, al menos, esto es lo que deja entrever esta serie, que ha levantado críticas y pasiones, logrando poner en boca de todos las prácticas del patriarcado. 

Pese a que no podemos perder de vista que se trata de una ficción, ‘Machos alfa’ sí tiene algunas lecturas interesantes sobre lo que está pasando en la sociedad actual. Como sostiene la Dra. Begonya Enguix, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y directora del programa del grado de Antropología y Evolución Humana, “me parece interesante que pueda servir para, como mínimo, pensar unas masculinidades que antes se pensaban como intocables”. 

Para esta experta, las masculinidades son ‘híbridas’. "Todo el mundo es híbrido. La experiencia, las prácticas, el estar vivo lleva consigo ser híbrido. ¿Quién no tiene pensamientos contradictorios sobre las cosas?". Las hegemonías, las prácticas y las relaciones de poder cambian según el contexto, defiende la académica, y pone un ejemplo: "La masculinidad heterosexual ha sido durante muchos años la masculinidad socialmente aceptada y legitimada, y la homosexual ha estado subordinada a ella. Pero el hecho de que la masculinidad homosexual esté subordinada en este contexto no quiere decir que no pueda ser hegemónica, por ejemplo, en sus relaciones con las mujeres".

El psicólogo Jose Martín del Pliego también reflexiona sobre la masculinidad y qué es ser hombre en la actualidad. Para este experto, y tal como se refleja en ‘Machos alfa’, “podemos hablar de un ser en adaptación, una persona que intenta reajustar esquemas generacionales grabados incluso en los genes. De esto habla la epigenética. Una grabación de muchas generaciones en las que ha tenido un determinado papel dentro de su entorno social y de su entorno familiar. Y ese esquema, sobre todo en los últimos años, lo tiene que modificar porque hay que ser consecuentes con el momento vital en el que estamos ahora. Entonces yo hablaría de ese hombre que intenta adaptarse a peticiones sociales o a papeles o a roles sociales nuevos para los que no estaba preparado. Esa es un poco la situación de ahora y así se refleja en esta serie española. 

“Por supuesto que existen diferentes tipos de masculinidad”, añade por su parte Rafael San Roman, psicólogo de ifeel. Visiones conservadoras y anticuadas aparte, “hoy se asume que la masculinidad es diversa, no es monolítica. Por tanto, en lo que se refiere a los hombres, lo que implica serlo, sentirlo y expresarlo puede adquirir diferentes formas sin perder por ello la cualidad de 'masculino'. Antes, con un paradigma que llamaríamos heteropatriarcal, solo existía una masculinidad válida. Era (es) una concepción muy rígida que, por un lado, obligaba a ser hombre de una determinada manera y, por otro, era incapaz de describir y acoger a la diversidad de hombres que existen. Luego ya la cuestión de qué es ser hombre es muy amplia y, además, controvertida. Desde el punto de vista psicológico yo diría que ser hombre es sentirse tal, es decir, tener esa identidad de género, pero no es una expresión de ese género concreta, ya que eso puede adoptar muchas formas”. 

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¿Estamos más cerca de dejar atrás el machismo?

Como decíamos, otro de los conceptos que se cuestionan en esta serie es si cada vez nos alejamos más de este concepto tan dañino. Para Rafael San Román, “son muchos hombres los que están tomando conciencia sobre lo que es el machismo y las consecuencias que eso tiene en la vida de las mujeres, pero también en las suyas. Van comprendiendo que, al final, el machismo perjudica a todos (aunque no a las mujeres y a los hombres de la misma manera, por supuesto). Hay hombres que ya no quieren ser machistas, otros que lo son sin darse cuenta, otros que lo son con plena conciencia... Hay de todo, y siempre hay que examinarlos a la luz de, al menos, una cuestión: a qué están llamando cada uno machismo y a qué no”. 

Por otro lado, José Martín del Pliego no quiere dejar de recordar que el cerebro puede jugarnos, a veces, malas pasadas. “La mayor parte de los hombres entendemos que debe haber una igualdad de géneros y que tenemos que colaborar e ir en la misma dirección”. Este pensamiento, aclara, tiene lugar en un área del cerebro, la de ‘pensar’, denominada neocórtex.  Sin embargo, en la parte más emocional, en el sistema límbico, se pueden activar esas actitudes o pensamientos machistas. Afortunadamente, nuestro neocórtex nos lleva en una dirección, pero hay otra parte que actúa de manera de una manera defensiva, obstaculizándolo. 

Como añade Rafael San Roman, “nos guste o no, hay muy poca gente que no se ría, en alguna medida, de algún comentario machista, homófobo, racista, etc. Obviamente, hay comentarios que no se deben aplaudir y que se deben afear o evitar. Eso es una sana corrección política y social, de convivencia: no cualquier cosa se puede decir en cualquier momento. Sin embargo, creo que también es sano tener en cuenta el contexto de las cosas, quién dice algo, qué dice, qué se le responde, en qué situación se está produciendo eso, en lugar de juzgar las actitudes de los demás con una apisonadora. El respeto a las personas no debe convertirse en un estado de censura férrea en el que cualquier cosa que se diga, insinúe, etc. está en el máximo nivel de gravedad.   

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Buscar el equilibrio, la clave para una buena convivencia 

Una moraleja que podemos sacar a relucir de esta serie, como destaca Pilar Conde, de Clínicas Origen, es que en el equilibrio y en el respeto de hombres y mujeres está el secreto de la buena convivencia. “Según vemos a través de los personajes y las parejas de ‘Machos alfa’, las mujeres ya no estamos dispuestas a tolerar según que comportamientos y ellos deben adaptarse si quieren convivir".  

Así, en una serie como 'Machos alfa', donde se exageran los estereotipos, se difuminan las complejidades y se cae en las contradicciones, Begonya Enguix destaca como valiosa su reflexión final. "El hombre patriarcal es un hombre enfermo. De pequeños, nos amputaron nuestra feminidad, porque la primera obligación de un hombre era no ser una mujer. Pero abdicar de nuestros privilegios, renunciar a la ambición o la agresividad, reconocer nuestra vulnerabilidad, saber perdonar, consagrarnos al cuidado de nuestros hijos o a las tareas domésticas no nos hace menos hombres. El ideal masculino hegemónico, obsesionado con el éxito, el poder y la fuerza, es agotador", concluye uno de los personajes al final de la ficción. 

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