Algunos tipos de leucemia tienen un porcentaje de curación del 80%

No hay un solo tipo de leucemia, sino varios. Y hay algunos que tienen un alto porcentaje de curación. Además, los nuevos tratamientos, más dirigidos, permiten una mejor calidad de vida al paciente

Por Nuria Safont

La mayoría de la población sabe que la leucemia es una enfermedad oncológica que afecta a la sangre. Lo que quizá no tenga tan claro es que existen diferentes tipos de leucemia y que ha habido, en los últimos años, grandes avances en su tratamiento que permiten un mayor porcentaje de curación. Por ejemplo, la que suele afectar a los niños es curable en un 80%. Sin embargo, otro tipo de leucemias, sobre todo, aquellas que se producen en personas de avanzada edad, son incurables. El Dr. Daniel García Belmonte, hematólogo del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela nos explica todos los detalles relacionados con este tipo de cáncer. 

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¿Qué es la leucemia?

Le leucemia es un cáncer hematológico en el que se produce una proliferación anormal de las células encargadas de la fabricación de las diferentes componentes de la sangre (hematíes, leucocitos y plaquetas), que al incrementarse producen un desplazamiento de las células normales de la médula ósea, que es el lugar donde se encuentran asentadas estas células, pudiendo producir anemia, trombopenia (plaquetas bajas) y/o leucopenia (leucocitos bajos).

¿Cuáles son las causas?

Las leucemias se deben a mutaciones que se producen en las células inicialmente normales de la médula ósea, apareciendo de forma espontánea al dividirse y proliferar para fabricar los componentes de la sangre, en donde el sistema inmune no es capaz de detectarlas y eliminarlas, y que al irse acumulando a lo largo del tiempo terminan por transformarse en una leucemia.

¿Cuáles son los síntomas?

Como cualquier cáncer pueden producir una sintomatología general del tipo de cansancio, pérdida de peso, pérdida de apetito, sudoración y en algunos casos fiebre.

Como síntomas más específicos debido a que afectan a la fabricación de los elementos de la sangre pueden provocar anemia, que produce cansancio, trombopenia, que puede provocar hemorragias o leucopenia, que facilita la aparición de infecciones.

Otros signos frecuentes de esta enfermedad es la aparición de tumoraciones en cuello, axilas o ingles por inflamación de los ganglios que se encuentran en esas zonas y que forman parte del sistema inmunohematológico.

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¿Qué factores de riesgo hay?

A diferencia de otros tipos de cánceres, en la mayoría de los casos no depende de factores externos como pueden ser el tabaco, alcohol, dieta o virus.

Igualmente, tampoco es determinante, en la mayoría de los casos, el haber tenido un pariente cercano con leucemia, para tener un mayor riesgo de padecerla en el futuro.

Sí que pueden ser factores desencadenantes importantes para presentar una leucemia el haber estado expuesto a radiaciones ionizantes ó a quimioterapia, ya que éstas facilitan la aparición de las mutaciones que pueden dar lugar a ésta.

¿Cuántos tipos de leucemia hay?

Principalmente, se podrían clasificar como agudas o cónicas.

Las leucemias agudas se clasifican como linfoblásticas, que representan el 80-90% de las leucemias en niños, y mieloblásticas, en donde es al contrario, representando el 80% de las leucemias agudas del adulto.

Dentro de cada una de ellas, mieloblásticas y linfoblásticas, existe a su vez otras subclasificaciones muy relacionadas con la presencia de determinadas mutaciones genéticas o alteraciones de los cromosomas.

Con relación a las leucemias crónicas, la más frecuente de todas es la leucemia linfoide crónica, que es la leucemia más frecuente en adultos.

Otro tipo de leucemia crónica relativamente frecuente, y con unas características muy peculiares en cuanto a su desarrollo y tratamiento, es la leucemia mieloide crónica.

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¿Cuál es el tratamiento según el tipo?

Hasta hace unos años el tratamiento de todas ellas era con quimioterapia, algo que ha ido cambiando últimamente, especialmente en alguna de ellas.

El tratamiento de las leucemias agudas se sigue basando en la quimioterapia, pero en los últimos años, gracias al conocimiento de la biología de la enfermedad, se han ido añadiendo tratamientos que actúan sobre determinadas mutaciones presentes en estas células. Dentro de estos tratamientos de quimioterapia se incluye el trasplante de médula ósea, ya sea del propio paciente (autólogo), o de una donante compatible (alogénico), y que es el que puede llevar a la curación final del paciente.

Estos tratamientos de quimioterapia se encuentran limitados por la edad y estado general del paciente que padece la enfermedad, ya que los efectos secundarios pueden tener consecuencias fatales, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de poder realizar un trasplante de médula ósea.

Respecto a la leucemia linfática crónica, en los últimos años ha habido un cambio muy importante en el tratamiento, de modo que la quimioterapia ha sido desplazada por tratamientos orales que actúan inhibiendo vías metabólicas específicas de estas células y que las conducen a su muerte.

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Pronóstico y porcentaje de curación en la leucemia

En este aspecto hay que hacer una distinción entre leucemias agudas y crónicas, ya que las agudas precisan tratamiento siempre y las crónicas no.

Dentro de las leucemias agudas muchas de ellas son incurables, especialmente en pacientes mayores, ya que no se les puede administrar el tratamiento de quimioterapia necesario por los importantes efectos secundarios que tendrían.

Además de la edad, es muy importante, particularmente en las leucemias agudas, las características de la propia enfermedad, sobre todo en lo relacionado con la presencia de determinadas mutaciones genéticas que afectan mucho a las posibilidades de curación.

En cuanto a la leucemia linfática crónica, que es la leucemia más frecuente en adultos, en muchas ocasiones no va a necesitar tratarse nunca en la vida del paciente, ya que solo debe hacerse cuando el paciente tiene síntomas.

Con relación a los niños, la leucemia más frecuente es la leucemia aguda linfoblástica, la cual se cura en más del 80% de los casos con quimioterapia, y sin precisar trasplante de médula ósea en la mayoría de ellos.