Toma nota de estos problemas
Para ello, en primer lugar, hay que conocer qué alteraciones son las más frecuentes para saber reconocerlas:
-Manchas blancas. También se llama leuconiquia y puede deberse a múltiples factores. Los expertos detallan que cuando son pequeñas, suelen ser totalmente inocuas y es posible que hayan aparecido por un traumatismo o por la falta de algún nutriente, como el zinc. De hecho, un pequeño golpe puede producir una mancha blanca que, por lo general, se cura sola y desaparece cuando la uña ha vuelto a crecer completa (entre seis u ocho meses, o hasta doce en el caso de los pies). También pueden deberse a la psoriasis. Cerca de la mitad de las personas que sufre esta enfermedad crónica que afecta a la piel, tiene también psoriasis ungueal, es decir, en las uñas.
-Uñas curvadas, con forma de cuchara. La coiloniquia, o uñas en cuchara, ocurre cuando los bordes de la se curvan hacia arriba, hasta el punto de que queda el centro más hundido, semejante a la forma de una cuchara. Hay varios factores que pueden causar esta alteración, entre ellos el déficit de hierro o la anemia. Pero hay que estar vigilante, pues también puede ser un síntoma de algunas enfermedades renales, hepáticas o relacionadas con la tiroides. Una de ellas es la hemocromatosis, una dolencia por la que el cuerpo absorbe demasiado hierro de los alimentos.
-Líneas de Beau. En este caso se trata de surcos o hendiduras que cruzan la uña de lado a lado. Se producen porque, por algún motivo, se ha interrumpido el crecimiento de la uña (por ejemplo, un golpe fuerte en el dedo). Además, pueden aparecer en los casos de diabetes, especialmente cuando la enfermedad no está bien controlada.
-Uñas de Terry. En este caso nos encontramos con que la uña se vuelve de un color blanco opaco, salvo por una pequeña línea en tonalidad rosada o marrón en la punta. Aparecen en casos de diabetes mal controladas o por enfermedades del hígado o los riñones.
-Uñas amarillas. Un problema más habitual que los anteriores, que se debe a múltiples motivos, como el uso excesivo de cosméticos o esmaltes, aunque también pueden esconder algún problema de salud, como las infecciones de hongos, que pueden causar cambios en el color, la textura y la forma. Y las enfermedades pulmonares también pueden tener este síntoma.
-Acropaquía. Ocurre cuando las puntas de los dedos se ensanchan y las uñas se curvan alrededor, haciendo una forma semicircular. Estamos, en este caso, ante un símbolo de enfermedades del hígado o los riñones, aunque también aparecen en personas con sida.
-Uñas punteadas. Aparecen surcos, similares a pequeñas marcas de un punzón. De nuevo son frecuentes en las personas con psoriasis, a quienes les aparecen pequeños hoyos o, incluso, se les separa parte de la uña del dedo.
-Hemorragias lineales subungueales. En este caso, nos encontramos con pequeñas hemorragias en forma de líneas rojas y delgadas que se extienden en la dirección en la que crece la uña. Son causadas por algunas infecciones relacionadas con el corazón, como la endocarditis o la vasculitis.
-Dedos hipocráticos. Se trata de una alteración que, entre otras cosas, hace que la uña se curve hacia abajo. Se relaciona con dolencias que afectan a la cantidad de oxígeno en la sangre, por ejemplo, el cáncer de pulmón.
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