'Síndrome de Peter Pan' o todo lo que conlleva no querer crecer

Qué es, cómo reconocer a una persona con este trastorno y cómo ayudarla a superar sus problemas de conducta social y personal

Por Gtresonline

Hay personas que, por determinadas razones, se quedan estancadas en una etapa de su vida y les es imposible continuar hacia delante. Hablamos de aquellas personas con determinada edad que siguen comportándose de forma irresponsable e inmadura, que no asumen responsabilidades y que parecen seguir viviendo una adolescencia-juventud eterna, a pesar de haber cruzado en muchos casos la barrera de los 40. Es lo que se conoce como 'Síndrome de Peter Pan', un fenómeno establecido por el psicólogo Dan Kiley que, aunque en sí mismo no se encuentra catalogado como enfermedad mental, es un concepto bastante extendido a nivel social. Según el Dr. Kiley, se tratan de "pacientes que no asumen la responsabilidad de la vida adulta, son incapaces de independizarse de la vida familiar paterna, no consolidan relaciones afectivas maduras y no son capaces de encontrar o mantener un trabajo estable". Para Robin Rica, Psicólogo y Director de Instituto Centta, esto no es más que una bonita metáfora que "ayuda a ilustrar una manera inmadura e irresponsable de comportarse y relacionarse".

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"Usualmente se asocia a personas mayores de 30 o 40 años que muestran esas conductas inmaduras en sus relaciones, tanto consigo mismas como con los demás. La llamada 'crisis de los 40' suele ser el ejemplo estereotípico de intento de vuelta a Nunca Jamás", explica a Gtres el psicólogo del centro madrileño. Para Rica, las personas que sufren este trastorno presentan "desajustes conductuales, pero sobre todo emocionales y relacionales entre la edad de la persona y lo esperado en su entorno sociocultural" y es sobre todo es "a nivel emocional y relacional" donde se aprecian las "principales dificultades". "Son personas que no pueden establecer un vínculo y un compromiso duradero y que su vida gira en torno a la búsqueda de sensaciones agradables y la desconexión de cualquier emoción negativa. No toleran la frustración y huyen si algo les agobia o no va como ellos quieren. Es una manera de vivir desde el narcisismo y el hedonismo más puro, y han de ser las otras personas las que entiendan que no han de agobiarles ni pedirles demasiadas responsabilidades", añade.

Hombres vs. mujeres

Habitualmente son los hombres los que suelen presentar más este tipo de trastornos, aunque también hay mujeres que presentan la misma patología: "En estos casos hablamos de un perfil de personalidad Límite -reconocido y catalogado como trastorno- y no de Síndrome de Peter Pan. En lo referente a la salud mental, sigue habiendo una tendencia mayoritaria a patologizar ciertas conductas en la mujer y ser más permisivo con conductas similares en el hombre". Rica critica este uso extendido de los estereotipos de género y asegura que "la idea de que 'él no ha madurado porque no ha dado con la mujer adecuada' perpetúa que las parejas femeninas de estas personas ejerzan un rol de cuidado que permite al varón continuar comportándose de ese modo sin tomar responsabilidad".

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Tratamiento

"Si alguien se encarga sistemáticamente de aquellas cuestiones que corresponden al Peter Pan, nunca permitiremos que tome responsabilidad y 'crezca'", explica mientras añade que esa ayuda solo refuerza la mala conducta. "Para ayudar en estos casos muchas veces hay que dejar de encargarse de cosas, más que hacer otras nuevas. En la vida adulta existen consecuencias por las acciones".

"Por cada Peter Pan hay una Wendy que está a su lado en mayor o menor medida, y aunque sea menos conocido socialmente -e igualmente inexistente a nivel psicopatológico- también se habla de 'Síndrome de Wendy'. Son las dos caras de la misma moneda y cada uno complementa al otro, de modo que Wendy toma la responsabilidad de todo aquello que Peter no hace. En definitiva, son metáforas que ayudan a ilustrar estilos relacionales o de personalidad disfuncionales", explica.

En este sentido, el trabajo terapéutico ha de estar centrado en "dotar a la persona de las herramientas emocionales adecuadas para poder vincularse sanamente a un proyecto de vida adulto". Aceptar las normas y los límites, tomar responsabilidad de las propias acciones, son algunas de las pautas básicas que debe aprender una persona con este tipo de 'trastorno' aunque para el psicólogo, es precisamente esa actitud infantil la que dificulta que estas personas acudan a consulta y mantengan un vínculo terapéutico y un compromiso sostenido con la terapia, ya que suelen externalizar la culpa en el otro.