Bienestar

Descubre el ‘clean sleeping’ o cómo conseguir que dormir te deje como nueva

Dormir bien es salud, sin embargo, parece que cada vez le robamos más tiempo a nuestro sueño, como si se tratara de un hábito superfluo. Y no lo es.

Por Cristina Soria

Hablamos mucho de llevar una alimentación saludable, y a nadie se le escapa que somos lo que comemos y que nos veremos más o menos saludable en función de los nutrientes que incorporemos a nuestra dieta. Sin embargo, ¿por qué no guardamos el mismo cuidado con nuestro sueño, ya que también es de vital importancia? 

El ser humano necesita pocas cosas para sobrevivir: ser feliz y sentir la plenitud de sus facultades. La comida es una de ellas, pero el sueño es igual de importante. Mientras dormimos se produce el mantenimiento de nuestros procesos orgánicos, nuestro cerebro detiene las funciones conscientes y enumera los acontecimientos vividos a lo largo del día: se establece una “limpieza” de nuestras funciones cognitivas que producirán una mejor concentración en el día siguiente, además de ayudarnos a ser más productivos, sentirnos más positivos y menos estresados.

Son innumerables los estudios que han trabajado para determinar en qué grado una falta de sueño o de calidad de este nos puede llegar a afectar negativamente, haciendo cambiar nuestro caracter y provocando mayor irascibilidad, torpeza y ansiedad.

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Todo tiene que ver con la calidad del descanso y, cuando no descansamos lo suficiente, acabamos arrastrando un estado similar al de la intoxicación etílica, espaciada en el tiempo y con despuntes, que produce que en ocasiones no seamos capaces de razonar ni con cuestiones básicas o que en otras nuestro estado anímico y físico nos impida seguir el ritmo aun en las acciones menos complejas.

Estos estudios han determinado que una mala calidad del sueño, tanto por tratarse de un número de horas inferiores a las indicadas (8 en el caso de los adultos) o por su calidad (sin interrupciones y manteniendo una postura adecuada, pueden abocarnos a padecer trastornos del metabolismo, diabetes o enfermedades cardiovasculares.

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Sé consciente de cómo es tu sueño, y mejóralo

El sueño no es un beneficio que se pueda acumular. De la misma manera que no debemos sobreponernos de una semana en ayuno comiendo todo lo que no hemos ingerido durante ese tiempo, tampoco basta con dormir mucho durante el fin de semana para compensar todo lo que no hemos podido descansar en los días de diario.

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El sueño es un proceso cíclico que necesita ser realizado, y con calidad, todas las noches sin excepción y, como en todos los procesos básicos y críticos de nuestro organismo, de nada sirven las soluciones aceleradas y milagrosas, pues lo que siempre pide tu cuerpo son hábitos saludables, rutinas de calidad y cuidados constantes.

No dejes al azar tu sueño y cuida los detalles. Ten en cuenta que por la noche la iluminación de tu casa te está preparando para el sueño. Si tu problema es la calidad del sueño, y no tanto no disponer del tiempo suficiente para dormir, cuida que las luces nocturnas de tu casa no sean frías, es decir, que no sean de luz blanca, y favorece todas aquellas bombillas de tonos anaranjados que preparará tu percepción sensorial para el sueño. 

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Además, busca que la excitación vaya a menos según se va acercando la hora del sueño. No veas series o películas que te inquieten, y busca mayormente actividades que no te deslumbren y que te inviten al sueño. Es decir, en lo posible prueba a leer en vez de ver la televisión.

Ingiere alimentos como mucho 2 horas antes de irte a dormir para favorecer una digestión completa antes de adquirir una posición horizontal, lo que podría provocarte peores sueños, menos descanso y problemas digestivos.

Acostumbra a tu cuerpo a irse a dormir siempre a la misma hora. En este sentido, de nuevo encontramos paralelismos muy claros con la alimentación: si tu cuerpo se habitúa a comer y a dormir a las mismas horas, estarás fomentando hábitos claros que autoregularán un mejor aprovechamiento de estas acciones. Si crees que esto no es importante piensa en lo común que es que tu mente se despierte 2 minutos antes de sonar tu despertador, porque todos tenemos un reloj interno, pues de la misma manera si todos los días te vas a dormir a la misma hora tu cuerpo estará preparado, con la pantuflas y el pijama “interior” puestos.

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