Estas razones te harán cambiar el entrenamiento de gimnasio por ejercicios al aire libre

Es el momento, gracias a la llegada del buen tiempo, de disfrutar de todos los beneficios que tiene entrenar al aire libre.

Por Cristina Soria

Ha llegado el buen tiempo y los rayos del sol nos invitan a disfrutar lo más posible del aire libre. No utilices este impulso estacional solo para disfrutar de ir a sentarte en todas las terrazas de tu ciudad, y ponte en forma entrenando, al menos por un tiempo, fuera de las cerradas salas del gimnasio. Además, no hay nada más motivador y eficaz a la hora de hacer ejercicio que las variaciones de todo tipo. Y un cambio de escenario puede ser todo un acierto porque, entre otras cosas, apetece  mucho.

Si estás acostumbrada a las clases dirigidas o a recorrerte todas las máquinas del gimnasio es posible que no sepas por dónde empezar a hacer ejercicio. Pero tranquila, las opciones son muchas y muy variadas, y seguro que encuentras la que mejor se adapte a ti. Seguramente el running ya se te ha pasado por la cabeza, pero no es la única posibilidad: puedes patinar, hacer yoga, montar en bicicleta, ejercicios de calistenia, caminar a buen ritmo, nadar en piscinas abiertas cuando apriete el calor… 

Además, el ejercicio al aire libre puede activar y elevar tu metabolismo, con lo que podrías seguir quemando calorías durante más tiempo (incluso mientras duermes). No hay excusas, solo necesitas las ganas de estar en forma y de disfrutar del buen tiempo.

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Puedes estimular la síntesis de vitamina D

Es cierto que podemos obtener la vitamina D a través de la alimentación. Los huevos o los pescados grasos, como el salmón y la caballa, son una fuente excelente de esta vitamina para nuestro organismo. Pero lo cierto es que para sintetizarla correctamente necesitamos exponernos a la luz solar, algo que a veces no termina de resultarnos del todo sencillo.

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La falta de vitamina D puede propiciar el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, así que hacer deporte durante las horas de luz nos ayuda a cuidar de nuestra salud. Por no hablar de que el mero hecho de practicar deporte ya nos ayuda a tener un corazón más sano y fuerte.

Es accesible y económico

Las elevadas tarifas de algunos centros deportivos no son la excusa para comenzar a hacer deporte. A partir de ahora tu ciudad es tu gimnasio, y puedes elegir las zonas que más te gusten y variarlas a tu antojo sin ningún compromiso de permanencia.

Además, tú marcas los horarios. Y aunque es cierto que las rutinas estables ayudan a fomentar la adhesión al deporte, la flexibilidad también es un factor importante a tener en cuenta. Así no podrás perderte una clase por no haber llegado a la hora, porque tú decides cuándo empieza y cuándo acaba tu entrenamiento.

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Aumenta tu bienestar psicológico

Aunque en un principio te dé reparo practicar deporte en la calle, ante la supuesta mirada de los otros viandantes, lo cierto es que pasarás más desapercibida que en el gimnasio, porque el espacio se amplía considerablemente y puedes sentirte más libre y confiada.

Con solo 20 minutos de ejercicio puedes notar cómo descienden tus niveles de estrés y ansiedad, además de mejorar de manera visible tu humor. La liberación de endorfinas te hará sentir mejor, más feliz y, de paso, te garantizará un mejor descanso.

Es cierto que esto se consigue gracias a la realización de actividad física, ya sea en el interior de un gimnasio o en un parque al aire libre, pero con esta última opción te beneficias del llamado “efecto biofilia”. Este efecto se produce cuando entramos en contacto con la naturaleza, aunque sea de forma mínima, y sentimos una conexión emocional y física con el entorno que nos rodea que es muy beneficiosa para nuestra salud, tanto física como mental.

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