Alternativas a la botella de plástico que también puedes llevar a todas partes

En Europa se consumen al año 46.600 millones de botellas de plástico desechables, según un estudio de Seas at Risk. Esto implica un grave problema ecológico y de gestión de residuos, pues el 51% de estas botellas acaban en el mar.

Por Cristina Soria

Aunque creemos que reciclando las botellas de plástico puede solucionarse el problema medioambiental, no es del todo cierto: este tipo de plástico solo sirve para convertirse en plásticos no alimentarios, que pueden tener usos industriales y que cuando son desechados no entran en la cadena del reciclaje, por lo que acaban abandonados en los vertederos.

Además, un riesgo para nuestra salud.

Según un estudio realizado por la Universidad de Nueva York, en 9 países con distinto nivel de industrialización, el 93% del agua embotellada que se consume en estos países, y que procede de manantiales, contiene partículas de plástico. Según la investigación, estas impurezas no forman parte de las fuentes de las que se extrae el agua, no es un plástico filtrado en el manantial, sino que la contaminación se produce en el proceso de embotellado y está directamente relacionado con el envase de plástico. 

Y pese a que España no formó parte de ese estudio, los especialistas en medio ambiente y sostenibilidad desaprueban el uso de botellas desechables para el consumo de agua. Y apuntan que es especialmente desaconsejable rellenar las botellas de plástico usadas, porque estas no se diseñaron con este propósito y una vez abierta y deteriorada se pueden liberar sustancias que incluso pueden llegar a ser nociva para nuestro organismo.

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Botellas de plástico libres de BPA

Tal vez has leído en algunas botellas “Libre de BPA”: se refieren al Bisfenol A, que es un aditivo presente en el plástico rígido con el que se fabrican las botellas. Se trata de un compuesto orgánico con cierta toxicidad, porque funciona como un disruptor endocrino, es decir: tiene la facultad de intervenir en nuestro metabolismo, desequilibrando el sistema hormonal y provocando malformaciones genéticas en los embriones de mujeres embarazadas, esterilidad en sus hijos y alteraciones en la dopamina: hiperactividad, agresividad, faltas de memoria y problemas cardiovasculares.

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Generalmente, las botellas rígidas reutilizables están libres de BPA, pero aun así, conviene limitar el uso del plástico: tanto si es agua que bebemos casualmente fuera de casa, como si disponemos de una botella para uso personal y pretendemos rellenarla con agua u otras bebidas.

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Acero y cristal, sí. Aluminio, con reservas

Los materiales más fiables para sustituir al plástico son el acero inoxidable y el cristal. Este último tiene menos facilidad para poder llevarlo en una mochila y usarlo en el gimnasio, por ejemplo. Por eso una botella de fino acero puede resultar la mejor opción, y además no añadirá ningún sabor y olor al agua, como sí ocurre a veces con el plástico, y conservará el frío y el calor de la bebida durante largo tiempo sin deteriorar la botella.

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El aluminio, sin embargo, no es una opción totalmente saludable. Según un estudio de la AESA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria), cuando un alimento está en contacto con el aluminio, sea papel o un recipiente, es susceptible de absorber cierta cantidad de este material, lo cual es especialmente probable en alimentos ácidos. Ocurrirá en mayor o menor medida debido a la temperatura y el tiempo que el alimento o la bebida pase en contacto con el aluminio. Sin embargo, las botellas y otros recipientes de aluminio que se comercializan para su uso alimentario llevan un recubrimiento que lo aíslan, por lo que salvo deficiencia o rotura no resultan nocivas para la salud.

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