Únete al movimiento 'Zero Waste'

Esta nueva tendencia de consumo te hace más responsable y crítica con todo lo que entra en tu casa. Te otorga el poder de decisión para contaminar menos y cuidar el medio ambiente.

Por Cristina Soria

Por encima del cambio climático o de los alimentos transgénicos, el plástico está contaminando el planeta a marchas agigantadas, pues varios estudios han revelado que el agua potable que se consume en el planeta ya tiene microfibras plásticas. Son partículas nanométricas, pero tu cuerpo las ingiere cada vez que bebes un vaso de agua. Y es que cada gramo de plástico que se produce no desaparecerá del planeta jamás, sino que solo se puede llegar a descomponer en partes menores, incluso microscópicas. Pero el problema sigue ahí.

¿No basta con reciclar?

Se estima que los desechos de plástico del planeta superan los 8.300 millones de toneladas. Y más del 90% de este material ni se ha reciclado ni se aprovechará para reciclarse posteriormente. 

Llegando a este punto de no retorno del planeta, surgió el movimiento 'Zero Waste' (cero desperdicios) que consiste en no desaprovechar nada de lo que entra en nuestra casa, y que marca que, si eres responsable de aquello que adquieres, lo eres también de los desechos que produces.

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Esta forma de entender la sostenibilidad de nuestro hogar pasa por no descargar la responsabilidad poniendo en el contenedor de reciclaje aquello de lo que nos deshacemos. Sino que fuerza a replantear qué es aquello que podemos hacer para que los materiales no biodegradables desaparezcan completamente de nuestra vida, para que con este gesto individual, podamos iniciar una cadena de responsabilidad al resto de la sociedad.

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No solo plásticos

El consumo responsable no solo termina con no aceptar envases de plástico para los alimentos, que sería la alternativa más evidente. Sino que también pretende ahondar en cuáles son los componentes químicos que utilizamos para la limpieza de la casa o de nuestro propio cuerpo. 

Si existen productos tóxicos de limpieza acaban saliendo fuera de nuestra casa por medio de desagüe, probablemente haya algo que podamos hacer para evitarlo: volver a composiciones más primarias como soluciones de agua, limon, bicarbonato y vinagre. Hasta hace no demasiado, las abuelas en los pueblos producían su propio jabón (tipo Largarto) con un proceso químico doméstico que convertía el aceite usado en jabón, se trata de un jabón ecológico, puro y responsable con el medio ambiente porque además de reciclar aceite, no aporta nuevos componentes químicos que puedan resultar tóxicos al incorporarse a la red de agua de la ciudad.

La mayor parte de los productos de higiene íntima para la mujer están fabricados con plásticos. Lo ideal sería utilizar algodón, pero eso encarecería aún más su precio. Además, dentro de las compresas y de los tampones hay unos elementos químicos que neutralizan el olor y hacen un efecto secante, que también pueden producir irritaciones en el organismo y que posteriormente no pueden ser reciclados con facilidad. Sin embargo: la copa menstrual tiene un precio muy bajo y no produce ningún residuo, además de que resulta totalmente inocuo para la salud porque puede estar fabricada en látex o silicona.

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Consumir de forma responsable tiene un doble beneficio

Cuando eres consciente de aquello que compras, realizas un esfuerzo extra para conocer la composición de cada producto, pero también comienzas a adquirir el verdadero poder del consumidor: saber qué te están vendiendo. Muchas de las marcas comerciales anuncian que sus productos son respetuosos con el medio ambiente, pero luego sus envases no lo son y ni siquiera muchos alimentos cumplen esa promesa, ofreciendo gato por libre cuando lees la etiqueta. 

Uno de los beneficios colaterales que ofrece el 'Zero Waste' es convertirte en un consumidor más crítico, y a la larga: menos consumista. Porque esta es la forma de valorar de forma pormenorizada si todo lo que entra en tu casa tiene sentido, si es que puedes vivir sin ciertos productos, o si directamente no estás dispuesta a consumirlos porque son mucho más perjudiciales para la salud y el planeta de lo que imaginaste.

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