¿Qué son las micropartículas de plástico y cómo afectan al medio ambiente?

La mayoría de ellas terminan vertidas en los océanos causando un gran impacto ecológico

Por Gtresonline

Conocidas como microperlas, microplásticos o micropartículas son un elemento presente en numerosos productos de limpieza personal y del hogar. Su inclusión como componente suele responder al anuncio de una eliminación de la suciedad mucho más profunda, aunque las consecuencias medioambientales de su presencia hacen que cualquier ventaja que puedan suponer deje de estar justificada.

¿Cuál es el problema?

El problema de estos plásticos es que miden menos de 5 milímetros (en muchas ocasiones menos de 1), lo que hace imposible que ningún filtro las pare en su camino hacia el mar. Además, en la mayoría de los casos están hechas de polietileno, polipropileno o poliestireno, plásticos muy baratos que por su naturaleza pueden absorber y concentrar productos químicos contaminantes como los pesticidas. El hecho de que prácticamente todos los productos en los que se utilizan estas partículas terminen siendo desechados por el desagüe, ha convertido su existencia en un problema global que flota impune sobre todos los océanos del planeta. 
Un tubo de exfoliante de 150 ml puede contener entre 130 mil y 2 millones de partículas plásticas, lo que supone que cada vez que lo usemos liberaremos miles de ellas, contaminando sin ni siquiera darnos cuenta. Además de la imposibilidad de interrumpir su trayectoria hacia el océano, está el hecho de que una vez allí tardarán cientos de años en desaparecer, liberando los componentes químicos y tóxicos del plástico durante todo ese tiempo y siendo así una fuente de contaminación activa a lo largo de décadas. Un estudio publicado por la empresa de soluciones científicas 5 Gyres Institute alertó hace ya más de 4 años que cerca de 5 trillones de estas partículas -con un peso de cerca de 270 mil toneladas- podrían estar surcando los mares ya por aquel entonces.

 

¿Afecta a los seres humanos?

Más allá de lo perjudicial que es para el ecosistema marino que una cantidad tan ingente de plástico invada su hábitat (modificando los biorritmos propios de cada ambiente), está el gran problema que genera el hecho de que los animales ingieran o respiren estas minúsculas bolas. Además del prejuicio para la fauna del mar, hay que tener en cuenta que los peces que las personas consumimos son susceptibles de haber comido estas microperlas por lo que, en el momento de convertirse en nuestro alimento, se transforman en un potencial peligro también para los seres humanos

¿Qué medidas se han tomado?

El impacto medioambiental de estas partículas está más que probado y, como un apéndice aparte de la guerra global que se ha desatado contra la producción y el consumo masivo de plástico, ya hay países que han tomado medidas concretas sobre este tipo de componente. Estados Unidos fue la primera nación en prohibir el uso de las perlas plásticas en cualquier producto en el año 2015. En 2017, tras detectarse un enorme número de ellas flotando sobre las aguas del Río Támesis, Reino Unido se sumó al veto, siendo el primero de los territorios del continente europeo en enfrentarse a este problema.