Recibe el otoño reciclando todo lo que te sobra

Si las vacaciones de verano no te han dado de sí, piensa en si deberías darte un ultimátum y abordar esa limpieza general que llevas tanto tiempo posponiendo: es el momento de reciclar y de ganar espacio en casa

Por Cristina Soria

Con el fin del verano se dan unas circunstancias excepcionales para hacer limpieza general en casa. Durante todo el año hemos hecho acopio de cosas que creíamos que nos vendrían bien, pero que solo ocupan espacio. Algunas podrían ser útiles, pero nuestro ritmo de vida no las asimila, y otras simplemente tuvieron un valor emocional en el momento en el que las trajimos a casa, pero bien mirado no es preciso que nos acompañen de por vida.

No podemos ser conscientes de lo poco útiles que resultan algunas cosas que amontonamos en casa hasta que pasa un tiempo prudencial, tenemos un instante de calma para pararnos a apreciarlo y podemos mirar nuestro entorno con un poco de frialdad y pragmatismo. Por eso el comienzo de un nuevo curso es el momento idóneo para desechar todo lo que nos sobra. Y recuerda: muchas de estas cosas pueden reciclarse.

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Recicla para que todos ganen

Pero no solo pienses en darle una nueva vida a todo lo que tiras en los contenedores de reciclaje de residuos. Probablemente resulte más interesante donarlos. Libros, ropa, pequeños electrodomésticos, muebles pequeños, herramientas, DVDs, juguetes viejos, etcétera… Para cada cosa hay un colectivo, una asociación o un coleccionista que podrá darle valor y una segunda vida.

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No todo puede ir a los contenedores de reciclaje, y si lo tiras junto a la basura normal estás alimentando el vertedero y probablemente tarde siglos en biodegradarse. Sin embargo, si lo donas o vendes, estás facilitando que siga su curso. Puedes ayudar a otras personas que lo necesiten, o, incluso, venderlo y sacar un pequeño beneficio que reinvertir en tu casa.

Curso nuevo, nuevas energías

El verano parecía el momento idóneo para hacerlo, pero tan pronto llegó dejamos aplazada esta gran limpieza a “mañana”, y así hasta hoy. Porque en estos meses tampoco hemos dejado de tener una rutina ajetreada. Y los cambios de ritmo en la familia hacen estragos. Tus hijos sin clase desordenan aún más y cuesta encontrar un tiempo de auténtica pausa para reorganizar trastos.

Por eso, no es raro que llegue septiembre y estos deberes sigan sin hacer. La pregunta es ¿vamos a esperar al año siguiente? Te recomendamos que te des un ultimátum. Haz este otoño lo que no lograste hacer en verano. Acota el tiempo en que lo vas a hacer. Has visto que los meses de verano no hacen más que esparcir la decisión; así que fíjate un fin de semana (el próximo, por ejemplo) y no cejes en el intento.

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Plantea para este nuevo curso vivir en una casa más organizada con lo que realmente necesitas. Deshazte de todo lo superfluo y hazle el test de los "tres años". Si hay algo que no has utilizado, que no has buscado y que ni siquiera has visto (aunque probablemente lo tenías delante de tus ojos) durante estos tres años, es que realmente no lo necesitas. Puede enviarlas a un trastero, un altillo o darle una segunda vida en otro hogar.

Vivir con menos, para vivir mejor

Cuando logres deshacerte de todo aquello que desde hace tres años no utilizas, empezarás a darte cuenta de cuántos objetos has acumulado sin sentido y cuál es su tipología. Y entonces puedes bajar esa duración y abrir el saco para más cosas, ya sin límite temporal, porque probablemente dentro de dos años seguirán sin haberse usado: ahorra ese tiempo y gana espacio ya.

El pragmatismo será tu mejor aliado en esta tarea. Piensa que los recuerdos sentimentales que puedes acumular deberían de caber en un par de cajas de zapatos. Las emociones que nos recuerdan algunos objetos están en nuestra mente y vivirán ahí eternamente. Sin embargo los objetos ocupan espacio, cogen polvo y, probablemente, cuando pienses en ellos no los encontrarás. Ser emocional, sentimental y nostálgico es fabuloso, pero haz el cálculo en coste por metros cuadrados, piensa en ganar espacio y en disfrutarlo.

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