El fenómeno turco

'Tierra amarga' llega a su fin: las claves del éxito de una serie que ha revolucionado las tardes

Se estrenó en julio de 2021 y ahora despide su conmovedora historia tras cuatro temporadas cargadas de pasión, venganza, traiciones y amor

Por B. Moreno

Tierra amarga, una de las series turcas más veteranas de nuestras pantallas, dice adiós. Un vacío que será difícil de llenar para los miles de espectadores que han seguido con inquietud y curiosidad las aventuras, amores y tragedias que han sufrido los personajes desde que llegaran a nuestras pantallas el 4 de julio de 2021. Cuatro temporadas después, la audiencia ha seguido fiel a esta ficción que se ha convertido por su conmovedora historia en una de las más vistas. Pero, ¿cuál ha sido su secreto para triunfar y llegar a lo más alto?

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No hay más que sentarse frente al televisor y ver unos segundos de la serie para cerciorarnos de que estamos ante la mayor superproducción turca de la última década. Este drama, ambientado en la Turquía de los años 70, ha necesitado a más de 500 personas durante varios años para llevar a la pantalla de la manera más realista posible esta historia de amor truncado, que ha conseguido destronar a los programas más vistos de la tarde.

Una de las claves de su éxito es la elección de sus actores, no en vano, el casting de la serie se extendió durante un año ya que buscaban a intérpretes que fueran capaces de dotar a los personajes de la mayor credibilidad posible. Se trata de una historia repleta de adversidades a las que sus protagonistas deben hacer frente, despertando así la empatía de los espectadores.

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Todo comenzaba con el triángulo amoroso formado por Züleyha (Hilal Altınbilek), Yilmaz (Uğur Güneş) y Demir (Murat Ünalmis). El público enseguida se ponía del lado de los jóvenes amantes que habían huido de Estambul a Adana para escapar de un asesinato y luchar contra viento y marea por su relación. La audiencia ardía en deseos de ver cómo la bella costurera y su gran amor superaban todos los problemas y lograban estar juntos, enganchándose a un sentimiento universal: el de la esperanza.

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Pero la historia entre Züleyha y Yilmaz no solo no tuvo un final feliz sino que acabó en tragedia con la muerte de él en un accidente. Un duro golpe para los espectadores que se unieron a la protagonista y superaron poco a poco este triste adiós gracias al giro de guion y a la evolución del personaje de Demir que, de ser un villano, se convertía en un héroe. El señor de Çukurova lograba conquistar el corazón de su amada, enamorando también a la audiencia que, cuando ya pensaba que nada malo podía ocurrir a los protagonistas, volvían a sufrir otro gran revés con su asesinato.

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La trama volvía a engancharlos para contemplar, capítulo a capítulo, como Züleyha volvía a sacar fuerzas de donde no las tenía para salir adelante con su hijo. Con el tiempo, la vida volvería a sonreír a la joven con la llegada de Hakan ( İbrahim Çelikkol), un nuevo galán que le devolvía la ilusión.

Los espectadores esperaban, ahora sí, no perderse ni un segundo del final feliz que la protagonista merecía, pero el destino tenía otros planes para la joven y de nuevo la muerte se ceñía sobre ella: su tercer amor daba la vida por salvar la suya. Haciendo que la historia se volviera cada vez más épica y que la audiencia siguiera pegada a la pantalla.

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Otro de los factores que ha sabido conseguir esta producción es que todos los personajes sean importantes pero ninguno indispensable, logrando armar una trama con peso para que, lejos de echar de menos a los que se habían ido, los que se quedaban fueran cobrando cada vez más importancia y despertando el interés, el cariño y la curiosidad de un público que no quería perderse su evolución.

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La serie cuenta además con un ingrediente que le ha hecho triunfar no solo en Turquía, sino también en nuestro país y en los 30 en los que ha sido emitida, y es que, durante toda la desgarradora historia, siempre hay cabida para sentimientos tan universales como la esperanza, la lucha y la superación, algo que nos atrapa porque nos reconocemos en ellos. Este drama nos muestra una gran historia de amor en la que, desde el primer momento, los televidentes esperan que todo se solucione y ocurra lo que debería haber sucedido desde un principio, con ellos como cómplices y espectadores desde su casa.

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Otro punto a favor de Tierra amarga ha sido el realismo de las localizaciones y del vestuario de época. Son los años 70 en Turquía, un momento de grandes dificultades políticas y económicas que ha sido plasmado a la perfección, tanto en el estilismo como en cada fotograma, y que ha hecho que el público viaje cada tarde en el tiempo sin necesidad de moverse del sofá. La ficción ha sido rodada en distintos lugares de Adana, quinta ciudad más poblada de Turquía, con espectaculares paisajes naturales que han hecho las delicias de sus seguidores.

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Lejos de quedarse estancada, la historia ha ido evolucionando con la introducción de nuevos personajes que le han dado aire y la hicieron aún más interesante manteniendo a los fans constantemente en vilo. En sus diferentes temporadas, la ficción ha ido diciendo adiós e incorporando a diferentes rostros como el de Furkan Palali, que entró en la tercera interpretando a Friket, un hombre que revolucionó la serie con su llegada, o Hakan, que entra en escena para vengarse por la muerte de su hermano y hacer pagar a Demir y se acaba convirtiendo en el nuevo amor de Züleyha cuando esta ya había dejado de creer.

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En estas cuatro temporadas y 124 episodios hemos sido testigos de los amores más intensos y de los odios más exacerbados. Un sinfín de situaciones nos han emocionado, entristecido, alegrado, enfadado y sorprendido. Y, sobre todo, hemos comprendido que en Çukurova nada puede darse por sentado porque, de un momento a otro, todo puede cambiar. Por eso estamos deseando ver qué final nos espera en Tierra amarga, una serie que ha llegado a lo más alto y que nos ha hecho creer en que, pese a las adversidades, siempre hay que seguir luchando porque todo es posible.