Cuidados del bebé en el hospital.©AdobeStock

Bebés

Un bebé, ¿necesita algún cuidado en especial antes de salir del hospital?

A la hora de preparar la bolsa para ir al hospital, en el caso del recién nacido, estamos siempre perdidos. No sabemos qué cuidados le harán en el hospital y de cuales tendremos que encargarnos nosotros.

Independientemente del tipo de nacimiento que haya tenido un bebé, ya sea un parto vaginal o por cesárea, “los cuidados de un bebé van a ser siempre los mismos”, nos confirma Ana Patricia Naveira (@lic.patricia.naveira), matrona y asesora de lactancia, cuando le preguntamos qué debemos saber antes de enfrentarnos a los primeros cuidados de nuestro futuro bebé.

La premisa de la que debemos partir, nos dice, hay que evitar, en la medida de lo posible, “todas las intervenciones que puedan alterar la atención y el bienestar del bebé”. Por ejemplo, utilizar accesorios de gran tamaño en la ropa, hacer un uso excesivo de jabones, cremas o perfumes los primeros días o elementos muy ruidosos. Pero, además, ¿qué otras cosas debemos tener en cuenta para acudir al hospital preparados y tranquilos?

El cuidado más importante, la tranquilidad

Aunque nos pueda resultar complicado, nos dice la matrona, “es importante que los padres eviten recibir demasiadas visitas en el hospital, puesto que el recién nacido no cuenta con suficientes defensas y, además, es un tiempo muy importante para que la madre pueda estar tranquila para su recuperación y aprender una buena técnica de lactancia”. Este estado de ánimo, además, se lo transmitirá al bebé.

Tratar de mantener un ambiente lo más relajado posible se convierte en el primer cuidado que un padre puede darle a su recién nacido en el hospital, proporcionándole el mejor “espacio de transición del nacimiento al puerperio, en el que la familia debe conocerse”.

El baño del bebé no es fundamental

Hace unos cuantos años, nos explica, “se sugería realizar un baño diario de nuestro bebé”. De hecho, muchas veces eran las matronas quienes lo realizaban en estos primeros días, pero también había ocasiones en las que se daban unas cuantas indicaciones a los padres y se les dejaba a ellos ponerse a la tarea. Geles, cremas y perfumes estaban a la orden del día. Sin embargo, nos dice, “hoy sabemos que la grasa que recubre al bebé, llamado unto cebáceo o vérnix caseoso, tiene un efecto protector e hidratante para su piel”. Por ello, el baño no necesita realizarse ni el primer día, ni todos los días, sino que se puede hacer en días alternos o cada vez que el bebé lo necesite “de acuerdo al clima o las veces que se ensucie”.

Para ello, en el hospital, te proporcionarán todo lo necesario para ello y, en el caso de que no sea así, cuanto menos, mejor. Un poco de jabón, una esponja vegetal o unas toallas para el baño y un poco de agua.

¿Necesitará mucho abrigo?

Este es uno de los más frecuentes entre los padres, nos dice la matrona. “Los padres tienden a sobre-abrigar a sus bebés, algo que les puede causar incomodidad, sudor e, incluso, deshidratación si la época del año lo propicia”. Por eso, para ella, la regla básica es “agregar una capa más a la que utilizaría un adulto en ese momento”. Por tanto, si en verano las temperaturas son muy altas, como nos está pasando este verano en España, seguramente iríamos en bañador o biquini por la calle, por lo que tu bebé tan solo necesitará, por ejemplo, un body de algodón.

Además, conviene recordar que tanto las manos como los pies de un bebé tienden a estar más fríos que el resto del cuerpo, por lo que, dependiendo de la temperatura, no será necesario utilizar gorros o manoplas todo el tiempo. “Quizás los necesite una vez salga del hospital”, nos dice la matrona.

Por otro lado, es importante que “la primera ropa que utilice el bebé en el hospital sea de algodón y previamente lavada con un jabón neutro específico”. No se recomienda el uso de suavizantes o perfumes, porque podrían causar reacciones alérgicas e interferir con la adaptación a su nuevo ambiente.

Un cuidado imprescindible, el ombligo

Además de la comodidad (primordial), higiene y abrigo del bebé, el tercer cuidado del que debemos encargarnos los padres, aunque los primeros días tengamos la supervisión del personal sanitario del hospital, es el cuidado del ombligo. Otra de las preocupaciones más frecuentes entre los padres.

En primer lugar, hay que saber “que el tocar su cordón umbilical no les genera dolor ni incomodidad, pues no posee nervios, por lo que su limpieza se puede hacer con tranquilidad”. El cordón debe estar siempre limpio y, si es necesario, “varias veces al día, sobre todo, si durante el cambio de pañal observamos que se ha mojado con orina o heces del bebé”. Su revisión es importante.

La limpieza, generalmente, se hace con alcohol rectificado al 70% o bien con agua estéril y se envuelve en una gasa también estéril y seca. Y se limpia “de forma completa desde la base en el abdomen hasta el muñón que suele tener una pinza de cierre”, nos explica. Si hay pinza, sin duda, también debe limpiarse. Por último, hay pediatras que nos indicarán que lo dejemos por fuera del pañal, sin nada más alrededor.

Las señales de alerta, tanto los primeros días en el hospital como en casa, son:

  • Olor fétido.
  • Enrojecimiento de la zona, sobre todo, alrededor del ombligo.
  • Salida de secreciones o pus del cordón.
  • Temperatura aumentada en esta zona.

En este caso, hay que consultar rápidamente con el pediatra.

El último paso antes de salir: resolver todas las dudas

Antes de salir del hospital, es importante que los padres se informen correctamente de los siguientes puntos, pues serán, nos dice la experta, los que más dudas les generen. Y es que, el momento del hospital, es un momento estupendo para observar y preguntar:

  • Informarse sobre la alimentación del bebé, sobre todo, en el caso de la lactancia materna: frecuencia de alimentación, succión adecuada, técnicas de agarre al pecho, etc.
  • Aprovechar el momento del hospital para aprender cómo es la higiene general de un bebé y qué signos de alarma visibles deben alertarnos de que algo no va bien: coloración amarilla, vómitos, fiebre o qué síntomas hay para la deshidratación.
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